Entrevista a Arturo Guardiola, director periodístico del diario Los Andes.

 

¿Cuáles son las claves que tuvo el rediseño de la edición impresa de Los Andes?

En cinco meses de trabajo, incluida la época de vacaciones, con recursos humanos propios, le dimos un nuevo formato a la edición impresa de Los Andes que conserva la esencia histórica del diario y de su formato sábana, pero con una reducción del 15% de la superficie, con 4,3 centímetros de ancho de página que, de 34,3 pasó a tener 30 centímetros, manteniendo el largo actual de 55,9 centímetros. Esto nos llevó al mismo formato que tienen diarios como The New York Times y USA Today. De modo que la característica tradicional de nuestro medio no fue alterada.

El secretario general de redacción, Raúl Pedone y el jefe de arte y diseño, Héctor Di Carlo, se pusieron el equipo al hombro e involucraron a todas las áreas de la empresa en esta tarea. Digo todas las áreas, porque además de la Redacción, los cambios requirieron el aporte de Sistemas, Comercial, Marketing. En cuanto al contenido, se reformuló la distribución de secciones y suplementos semanales y se trabajó en una compactación de la información.

¿También hicieron una modificación significativa en el logotipo y en las tipografías de los títulos?

Sí, hicimos un cambio importante en el logo, para que acompañe desde lo visual el nuevo formato. Para ello, recuperamos un logo que Los Andes usó durante 60 años, y lo aggiornamos y modernizamos con sutiles retoques de sus letras. A nuestro modo de ver, este logo imprime más carácter.
Con respecto a los títulos y bajadas, cambiamos la tipografía, por una que es más amable al lector. Todos los cambios fueron hechos para lograr un producto más cómodo y amigable, para el lector abierto.

¿Cómo fueron recibidos los cambios por parte de los lectores?

En general el lector recibió muy bien el nuevo formato y las otras modificaciones. Tuvimos algunas quejas puntuales, menores, a las que les prestamos atención y vamos haciendo un seguimiento. No pareció conveniente hacer los estudios cualitativos para conocer la opinión de nuestros lectores luego de transcurrido un tiempo de circulación del diario con el nuevo formato para atender, en la medida de lo posible las observaciones recibidas. Hubo alguna luz amarilla con respecto a la compactación de algunos suplementos, de lunes a jueves. Especialmente porque Los Andes es un diario familiar y es habitual que los diferentes integrantes de la familia tomen una parte del diario en función de sus respectivos intereses.

¿Cómo fue el proceso de trabajo interno para generar los cambios?

La mayor compactación de contenidos requirió el compromiso de los jefes y editores de las distintas secciones para trabajar en la revisión y reformulación de cada sección y de la edición correspondiente a cada día de la semana. Claramente algunas secciones se vieron más comprometidas que otras. Pero como todo el diario se compactó, el cambio afectó en líneas generales a todas las secciones. Hubo cambios más evidentes en el suplemento “Estilo”, que se acopló al cuerpo principal del diario. Otras secciones también tuvieron una reducción de los espacios, y todo ello exigió un cambio de rutinas y tiempos, un cambio incluso cultural para editores y periodistas. Reforzamos la noción de que en la versión impresa hay que trabajar las noticias con menos extensión y al mismo tiempo mayor profundidad, anclados en la consigna de “proximidad” y “marca”. Una proximidad que no es solamente abordaje de temas locales sino también un acercamiento emocional, y un registro de lenguaje incluso más coloquial.

El rol de las versiones impresas de los diarios en medio del tsnumani digital

En ocasión de la presentación del nuevo diseño gráfico de Los Andes, Guardiola sostuvo en una columna que: “El debate en torno a la subsistencia de los diarios impresos y del periodismo como el oficio que hoy conocemos no está resuelto. Pero es indudable que el negocio de la prensa gráfica y el oficio del periodista enfrentan el mayor desafío de su historia.

Quienes desde hace tiempo vienen poniendo fechas a la desaparición de los diarios aún no acertaron.

Otros, más cautos, dicen que los grandes periódicos que se transformen subsistirán. En realidad, nadie puede predecir con certeza si la gente dejará de usar formatos impresos para acceder a la información confiable tratada de un modo diferente o si al renunciar al papel podrá disfrutar de la narración de una buena historia en un teléfono o en una pantalla.

La tecnología digital, con su inmediatez y riqueza de posibilidades, amenaza a los medios impresos que informan hoy sobre lo que ocurrió ayer. Sin embargo, tanto las plataformas digitales como las impresas ofrecen experiencias muy diferentes a lectores y audiencias, y por eso es probable que aquellos medios impresos que tengan la capacidad de cambiar y adaptarse a las nuevas demandas culturales logren ocupar su propio espacio en la “ecología de los medios”, como la llamó Marshall McLuhan allá por los años ’60. Mientras tanto, el lector quiere disfrutar y aprovechar las ventajas de todas las plataformas a través de las cuales se distribuye y circula la información”.