El violento desalojo de las instalaciones del diario Tiempo Argentino y AM 1190 Radio América por parte de una patota en la que se encontraba Mariano Martínez Rojas, quien se atribuye haber comprado esos medios, genera legítima preocupación y compromete la libertad de expresión.

Desde la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (Adepa) condenamos el ataque producido en la madrugada de hoy en la ciudad de Buenos Aires y transmitimos nuestra solidaridad con el personal afectado.

Asimismo, reclamamos de las autoridades el pronto esclarecimiento de lo ocurrido, en especial de la presunta inacción policial mientras se desarrollaban los hechos, así como de la responsabilidad que pudiera corresponder a los anteriores propietarios de ambos medios de comunicación, Sergio Szpolski y Matías Garfunkel, y a quienes hoy figuren como los actuales titulares.

Dicho grupo empresario fue el principal beneficiario de los fondos asignados de manera dispendiosa por el anterior gobierno nacional para sostener un aparato paraestatal de propaganda. Pese a ello, no sólo incumplió las normas fiscales, laborales y previsionales durante esos años sino que, apenas conocida la derrota del kirchnerismo en las recientes elecciones, se apresuró a anunciar la venta del diario, la emisora y otros medios, en una maniobra poco transparente.

Desde entonces, el personal de Tiempo Argentino y Radio América intenta garantizar su continuidad laboral y preservar las instalaciones y equipos, lo que ahora se ve comprometido por este absurdo intento de copamiento por quien dice ser propietario de ambos medios pero no ha podido hasta ahora demostrarlo.

Prueba de ello es que la fiscal Verónica Andrade, titular de la Fiscalía Penal, Contravencional y de Faltas N° 6 de la ciudad de Buenos Aires, imputó por los delitos de usurpación y daños a Martínez Rojas y a quienes ingresaron con él a las instalaciones.

La Justicia debe investigar sin dilaciones el repudiable ataque y las circunstancias que rodean a la supuesta transferencia de Tiempo Argentino y Radio América, que hasta ahora ha derivado en una delicada situación para 200 empleados que ven peligrar su fuente de trabajo.