Reseña Histórica

Las dificultades que debían afrontar los medios de prensa en la década de 1950, tales como la cuota de papel -en ese entonces importado- que el gobierno asignaba o negaba discrecionalmente; los ríspidos enfrentamientos con las autoridades gubernamentales, relacionados con el encarcelamiento de periodistas y las suspensiones de las ediciones; los cierres temporarios o definitivos, dieron origen a la iniciativa de fundar una entidad que concentrara a los medios periodísticos y organizara su defensa en una tarea común.

La misma se pasó a considerar durante una reunión realizada en Buenos Aires el 8 de julio de 1962, entre los directivos de los principales diarios del país.

La circunstancia propicia surgió en octubre de ese año, en Santiago de Chile, al llevarse a cabo la XVIII Asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).

Los representantes de los medios de prensa argentinos allí reunidos, protocolizaron su acuerdo en un acta fechada el 24 de octubre de 1962, en la que «convienen en constituir, una vez de regreso en el país, una entidad que se propondrá los objetivos siguientes:

1) afirmar la tradición espiritual del periodismo argentino y velar por el fiel cumplimiento de las normas éticas de la actividad periodística;

2) defender la libertad de expresión en general y la libertad de prensa en particular, con el concepto de que sin ellas no es posible la auténtica democracia a que aspiran;

3) colaborar en el desarrollo técnico y cultural de la prensa argentina; y

4) estrechar vínculos entre los hombres de prensa de toda la República, desarrollando las actividades complementarias implícitas en estos postulados».

Las firmas que rubricaron el acta correspondieron a destacados hombres del periodismo argentino: Juan S. Valmaggia, Alberto Gainza Paz, Ricardo Peralta Ramos, Luis Clur, Roberto Romero, Francisco Rizzuto, Humberto Pérez, José F. L. Castiglione, Jorge Eguía, Ramón Rosa Olmos, Diego Zamit, Riobó Caputto, Pedro Sánchez, Juan Nieto, Antonio Maciel, Jorge Remonda Ruibal y Virgilio Albanese.

El proyecto de creación de una entidad de prensa aunó voluntades de diarios capitalinos y del interior. Fue entonces cuando se comisionó a Pancho Rizzuto para que invitara a todos los diarios del país a una asamblea general constitutiva.

De regreso a Buenos Aires, Rizzuto se puso en contacto con los representantes de los periódicos del interior y reunió a directivos de los diarios capitalinos con los firmantes del acta fundacional. Carlos Ovidio Lagos, Carlos Liebermann, Jorge y Néstor Linari, Pedro Ventura, Julio Crotto Posse, Santiago Galíndez, Diana Julio de Massot, Enrique Noriega y otros respondieron al llamado. Allí se resolvió convocar a asamblea general para el 14 de diciembre de 1962.

El encuentro, que tuvo lugar en la sede del Círculo de la Prensa, contó con la presencia de 38 directivos de diarios, y allí quedó formalmente constituida la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (Adepa).

Los asistentes designaron a los integrantes del primer Consejo Ejecutivo, que presidió Alberto Gainza Paz, del diario La Prensa. Fue secundado por Carlos Ovidio Lagos, de La Capital, de Rosario, como vicepresidente 1º; Juan Santos Valmaggia, de La Nación, vicepresidente 2º, y Francisco Rizzuto (h.), de Véritas, como secretario general. Enrique R. Noriega, de El Día, de La Plata, fue elegido tesorero; Riobó Caputto, de El Litoral, de Santa Fe, protesorero, y como secretario de actas, Agustín Alsina, de Clarín. El primer titular de la Comisión de Libertad de Prensa fue Carlos Ovidio Lagos, quien ocupó el cargo durante más de 20 años. Este Consejo se reunió por primera vez el 9 de enero de 1963 en el salón de conferencias del diario La Prensa.

Así comenzó a actuar Adepa, sus objetivos se cumplieron inmediatamente. Si algún diario -fuera socio o no- afrontó dificultades, rápidamente se reunieron las autoridades de la entidad provenientes de todo el país, para reclamar ante los funcionarios y acompañar al colega en desgracia.

Un recordado caso fue el de Candelario Rodríguez, más conocido por el seudónimo de «Pistún», fotógrafo y dibujante del diario La Unión, de Catamarca, a quien el gobernador provincial había cobrado particular inquina, debido a las caricaturas y comentarios satíricos que le dirigía. El periodista fue detenido en la plaza principal de la capital catamarqueña, mientras desempeñaba su labor periodística, y fue dado por desaparecido. Las autoridades provinciales, como las nacionales, las policiales y militares alegaron desconocer su paradero.

ADEPA logró que la desaparición de «Pistún» se publicara en forma destacada y reiterada en todos los diarios del país, lo que produjo la «legalización» de su detención y posterior liberación.

Más grave aún fue la situación que atravesó el diario El Independiente, de La Rioja, que fue ocupado militarmente en 1977, detenidos los principales directivos e intervenido judicialmente con el pretexto de una supuesta connivencia con la subversión. Detrás de esas acciones, que lograron que la intervención se prolongara por más de dos años, se descubrió una maniobra del gobernador militar. Adepa realizó innúmeras gestiones y protestas, tanto en el país como en el ámbito internacional, especialmente a través de Carlos O. Lagos y Luis F. Etchevehere, a efectos de superar este atropello. Finalmente, en 1979, el diario se restituyó a la cooperativa propietaria.

Adepa adquirió así el rigor de un tribunal. Su primera declaración sobre libertad de prensa, formulada por Valmaggia, fue relatada en una asamblea de la SIP realizada en Miami. Con satisfacción para el periodismo nacional, se afirmó: «Hay libertad de prensa en la Argentina».

Valmaggia y Carlos Ovidio Lagos se constituyeron en los forjadores de los objetivos sobre los cuales giraron las sucesivas reformas propuestas para establecer el estatuto institucional definitivo -hasta ese momento se utilizaba uno similar al de la SIP-. Lagos fue el redactor del proyecto -elaborado por él y Valmaggia- en el que se destacó que la tradición espiritual de la prensa argentina debía definirse sustentada en la defensa de la libertad y de las instituciones democráticas representativas.

Tal como fue concebido, se aprobó por aclamación el estatuto que hoy rige a Adepa, con algunas ligeras variantes de forma, introducidas en 1978.