El pasado 3 de julio, Daniel Dessein, presidente de la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (Adepa), participó en la 53ª sesión del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, que se llevó a cabo en Ginebra, Suiza. De esta manera, Adepa retomó su participación en actividades de la ONU, luego de que la entidad más representativa de los medios argentinos tuviera el estatus de Observador permanente de la Asamblea General de ese organismo multilateral a fines de la década del 80´ y comienzos de los 90´.
En esta ocasión, el representante de Adepa disertó en un panel dedicado a evaluar el papel de la alfabetización digital, mediática e informacional en la promoción y el disfrute del derecho a la libertad de opinión y de expresión, ante los delegados diplomáticos de 47 países, la Unión Europea y miembros de ONG internacionales. La sesión fue conducida por el presidente del CDH, Václav Bálek.
El asesor principal de la ONG internacional Access Now, Aymen Zaghdoudi, fue el otro orador que viajó especialmente a Ginebra, en su caso desde Túnez, para brindar ejemplos de alfabetización mediática en Medio Oriente y África.
25 delegados de los países presentes hicieron preguntas a los panelistas y ofrecieron sus puntos de vista. Coincidieron, en su mayoría, en la relevancia estratégica de los medios periodísticos para el desarrollo democrático y en el valor de la promoción de capacidades en la ciudadanía para consumir información e intervenir en la discusión pública con sentido crítico y un conocimiento adecuado de la lógica mediática y las distorsiones del ecosistema digital.
También se resaltó la necesidad de redoblar el compromiso de los estados en la promoción de programas de alfabetización mediática como vehículo para el ejercicio efectivo y el desarrollo de una amplia gama de derechos humanos, entre ellos el de recibir y difundir información.
A continuación, la exposición completa de Dessein:
Los medios periodísticos pueden jugar un rol determinante en la efectividad de los programas de alfabetización mediática y digital. La dinámica de los medios muestra a sus audiencias los resultados del proceso de recolección, chequeo, jerarquización, contextualización e interpretación de información de interés público. En sociedades polarizadas, fragmentadas y desinformadas la oferta periodística cotidiana de una serie de hechos sobre los que las sociedades deben debatir es una fórmula particularmente valiosa para consolidar la convivencia a partir del intercambio de ideas que permitan analizar la diversidad de posiciones sobre temáticas comunes y avanzar en la resolución de conflictos y la elaboración de consensos. El ecosistema digital está polucionado con noticias falsas, discursos de odio y visiones sesgadas. El periodismo es un antídoto para descontaminarlo y devolverle vigor a la conversación pública. No hay ciudadanía ni una democracia plena sin un conocimiento adecuado de las cuestiones institucionales fundamentales ni una participación informada y libre en la vida pública por parte de los miembros de una comunidad.
Desde asociaciones como la que presido, que nuclea a cerca de 200 medios de comunicación de mi país, hemos impulsado en los últimos años proyectos y actividades relacionados a la alfabetización mediática. Guías para periodistas, charlas en escuelas y otro tipo de instituciones, debates y concursos. Programas que introducen los contenidos periodísticos en el aula sirvieron para que la comunidad escolar reflexione sobre la mejor forma de acceder a fuentes confiables, consumir información con sentido crítico, distinga la opinión de la información y conozca las formas en que esta se procesa en los medios. No es fácil sostener estos esfuerzos. La energía de los medios está condicionada por el vértigo propio de su trabajo y por la fragilidad de su sustentabilidad.
Uno de nuestros concursos abarcó a 4.000 colegios de todo el país y estuvo dirigido a alumnos de 10 años. Durante un mes trabajaron con material periodístico y elaboraron, con la guía de sus maestros apoyados por especialistas, una serie de entrevistas dirigidas a figuras públicas del ámbito de la cultura, el espectáculo, la ciencia, el deporte y la política que los propios alumnos eligieron. Un jurado evaluó la calidad de las preguntas, la selección y el análisis de la información para formularlas, el estudio y la implementación de los procedimientos periodísticos. Los ganadores entrevistaron a las figuras seleccionadas (en un caso fue una estrella del fútbol; en otro, un actor reconocido) y sus entrevistas tuvieron amplia repercusión en los medios. De ese modo, los alumnos se vincularon con los protocolos de reunión de información, contrastación de fuentes y elaboración propia de preguntas que agreguen nuevos datos a la información ya conocida. La propuesta generó altos niveles de participación y mucha visibilidad a la iniciativa.
En el rubro de las charlas que impulsamos y organizamos entre periodistas y editores con estudiantes, jueces, académicos, políticos y representantes de la sociedad civil buscamos que los oradores, además de compartir estrategias para identificar fuentes de calidad y detectar fraudes informativos, compartieran detalles de la cocina periodística. Contando cómo se filtra la información, separando lo verdadero de lo falso, lo accesorio de lo principal, con extremo cuidado en la diseminación de contenidos por los daños que esto puede generar, a la velocidad que exige la demanda informativa de las audiencias. Es una experiencia similar, con distinto grado de responsabilidad, a la que enfrentan los usuarios de internet al seleccionar los contenidos que consumen, al compartirlo en sus redes y al subir a ella sus propias expresiones. Además de compartir estas experiencias en este tipo de espacios, impulsamos a periodistas y editores a mostrar el detrás de escena de su trabajo en los propios medios, como una manera didáctica de reflejar los procedimientos en los que se apoya su oficio. La transparencia del trabajo periodístico ofrece material pedagógico para la alfabetización mediática.
Nuestra organización promueve iniciativas de combate contra la desinformación y monta sobre ellas charlas ligadas a la alfabetización mediática. La más reciente es la de Content Authenticity, iniciativa secundada por medios, ONG y empresas tecnológicas que ataca la difusión de fotografías y videos falsos en la red. De este modo se adhirieron 200 medios argentinos a una red de más de 1.200, entre los que se encuentran marcas líderes como The New York Times y tecnológicas como Twitter. La iniciativa propone que cada imagen esté acompañada por credenciales inviolables que informan cuándo, dónde y por quién fue tomada y qué cambios fueron realizados al archivo antes de su publicación. El sistema, que está en pleno desarrollo y pronto estará disponible para el público, sirvió como base para debates abiertos en los que se muestran las distorsiones que sufren algunas imágenes y los mecanismos con que contamos para identificar las manipulaciones.
Uno de los mayores desafíos que afrontan nuestras sociedades es el que presenta la Inteligencia Artificial. Esto es motivo de múltiples discusiones públicas en nuestra asociación, muchas de ellas enfocadas a los efectos que puede tener en la desinformación.
Las plataformas tecnológicas tienen una responsabilidad extraordinariamente relevante en la materia. Desde nuestra industria se presentaron proyectos a las plataformas para desarrollar contenidos de alfabetización mediática en estudiantes universitarios con un subsidio de suscripciones digitales. De ese modo, las grandes empresas tecnológicas contribuyen a la sustentabilidad de los medios y estos contribuyen a la alfabetización de las audiencias.
Las campañas publicitarias son un recurso clave para impulsar la alfabetización mediática, poniendo el acento en la relevancia de adquirir habilidades para la intervención en internet y también sobre los grandes problemas que enfrentamos. Es necesario fortalecer la toma de conciencia de la polución del ecosistema digital, en línea con lo que se hace con la crisis medioambiental.
Uno de los factores que afecta el compromiso de los medios con programas de alfabetización mediática en América latina es el uso que se hace de esta última en algunos gobiernos con sesgos intolerantes. Estos programas, en algunos casos, sirven de excusa a organismos estatales para promover visiones antiperiodísticas, sugiriendo que son los medios los que desinforman a la sociedad.
Todo esfuerzo que se haga en estas cuestiones debe contemplar el marco general. La agresiva migración de ingresos publicitarios –que constituyen el principal combustible de la industria periodística- ha desfinanciado la capacidad de generación de periodismo de calidad por parte de los medios e, indirectamente, la capacidad de realizar una contribución significativa en la alfabetización mediática. Hace 15 años, las plataformas obtenían menos de un 5% de la torta publicitaria global. Hoy, más de la mitad, con un crecimiento que acelera la pérdida de sustentabilidad de las empresas periodísticas. Los principales actores de internet, por su modelo de negocios, generan un terreno fértil para la proliferación de la desinformación y la fragmentación en nuestras sociedades. El periodismo riguroso y de calidad es la herramienta con que contamos para descontaminar internet. Es una vacuna, que previene la diseminación de patologías. Y también una terapia para combatir sus efectos.