En los últimos años, al menos 300 periodistas han huido de Nicaragua, Ecuador y Guatemala y se han exiliado, de acuerdo con varias organizaciones abocadas a la libertad de prensa. Las cifras de Venezuela no están disponibles, pero ese país ha experimentado un éxodo masivo de millones, incluidos periodistas.
Esta tendencia se replica en todo el mundo, según la Relatora Especial sobre la promoción y protección del derecho a la libertad de opinión y de expresión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Irene Khan. En su reciente informe ‘Periodistas en exilio’, Khan da cuenta de las diferentes amenazas físicas, digitales y jurídicas que enfrentan los periodistas, así como la respuesta que dan los Estados receptores, y organizaciones de la sociedad civil.
Y aunque el exilio de periodistas no es un fenómeno nuevo, según el informe de Khan, sí preocupa el impulso que ha cobrado en los últimos años, “debido a la intensa presión que sufren los medios de comunicación de interés público en muchos países”.
“La prensa libre, independiente, diversa y pluralista desempeña un papel vital de apoyo a la democracia, informando al público y exigiendo que quienes tienen poder rindan cuentas. Los medios de comunicación que conforman esa prensa están ausentes o seriamente limitados en más de un tercio de los países del mundo, donde viven más de dos terceras partes de la población mundial”, señala el informe al hacer énfasis en el crecimiento de regímenes autoritarios en el mundo.
Aunque los conflictos armados han sido la causa principal del exilio de periodistas, en la actualidad el “factor predominante” es la represión política. De acuerdo con el informe, muchos periodistas huyen debido al miedo de ser detenidos y encarcelados ante falsas acusaciones y ante el deseo de poder seguir con sus investigaciones. Y no solamente huyen periodistas, en algunos casos, medios completos salen de un país en busca de protección.
Desde 2018, al menos 260 periodistas nicaragüenses han salido al exilio, de acuerdo con los datos del Observatorio de Periodistas y Comunicaciones Independientes de Nicaragua (PCIN). Desde 2023, la organización Fundamedios de Ecuador ha contabilizado el exilio de 16 periodistas. La Asociación de Periodistas de Guatemala (APG) contabiliza que actualmente hay 25 periodistas exiliados. En Venezuela, aunque no hay registros específicos de periodistas, organizaciones como el Instituto Prensa y Sociedad (IPYS) de Venezuela trabajan por encontrar esos datos, especialmente porque, según cifras de ACNUR, al menos 7,7 millones de personas venezolanas han huido del país.
El aumento de periodistas forzados al exilio en el mundo es percibido por diferentes organizaciones. El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) también hizo un llamado para la atención de esta situación debido a las “cifras récord” de periodistas en exilio. En el marco del Día Mundial del Refugiado, que tuvo lugar el 20 de junio, el CPJ reconoció el trabajo y las dificultades que ellos deben enfrentar y aseguró que “los periodistas exiliados o que pronto lo serán son ahora más de la mitad de las personas a las que el CPJ ayuda”.
El CPJ aseguró que entre enero y junio de 2024, dio apoyo financiero a 158 periodistas, el 64% de ellos (cerca de 101), habían huido o estaban en proceso de huir de países como Nicaragua, Myanmar y Sudán.
“En general, el apoyo al exilio del CPJ a los miembros de la prensa creció un 227% entre 2020 y 2023”, señaló la organización.
Amenazas, falta de protección y precariedad económica
Luz Mely Reyes, cofundadora del medio venezolano Efecto Cocuyo, actualmente es una becaria ICFJ que trabaja en el tema de los periodistas exiliados y se enfoca en la creación de recursos, conexiones y oportunidades para periodistas en esta condición en el continente americano.
Sin embargo, su interés por el tema viene de años atrás. Como dijo a LatAm Journalism Review (LJR), gran parte de ese interés tiene que ver con que, a pesar de la diáspora venezolana, no es fácil encontrar registros de periodistas exiliados.
En esta búsqueda de información se fue encontrando con la situación que viven periodistas de diferentes países de América Latina, y a través de entrevistas personales y conversaciones grupales ha obtenido datos cualitativos sobre los periodistas en exilio.
“Lo que hemos visto es que como no hay una tipificación [del exilio], ni hay medidas especiales de protección, el periodista cuando es expulsado de su país y de su sitio de trabajo queda prácticamente desasistido”, dijo Reyes.
La tipificación a la que se refiere Reyes tiene que ver con la definición exacta sobre quién es considerado un periodista en exilio y qué tipo de protección legal podría recibir. Por ese motivo, y con base en la información recolectada, uno de los aspectos en los que se debe trabajar es en el desarrollo en una especie de mecanismo de protección regional debido a las amenazas que siguen enfrentando, dijo Reyes.
En efecto, el informe de Khan detalla cómo a nivel mundial los periodistas en exilio siguen expuestos a lo que catalogan como “represión transnacional”. Según el informe, esta represión puede verse reflejada en violencia física (como amenazas, secuestros e incluso asesinatos), amenazas digitales, amenazas jurídicas y represión indirecta.
De acuerdo con Víctor Manuel Pérez, de la comisión ejecutiva de PCIN, este tipo de violencia es vista por periodistas nicaragüenses exiliados en Costa Rica. Según dice, el crimen organizado los tiene en la mira.
“Sabemos que el régimen de Daniel Ortega por la cercanía que tenemos con Nicaragua tiene tentáculos en este país y sabemos que somos víctimas de persecución de vigilancia o en algunos casos de amenazas”, le dijo Pérez a LJR.
A pesar de esta situación, Pérez asegura que el nuevo gobierno de Costa Rica ha sido bastante “hermético”, contrario al gobierno anterior, para hablar con organizaciones de la sociedad civil. “Con este gobierno se cerraron las posibilidades de poder conversar o de pasarles información de algunos casos que hemos documentado”, aseguró.
Las amenazas digitales también han sido particularmente efectivas debido a que es precisamente a través de redes sociales y otras plataformas desde donde los periodistas en el exilio continúan con su trabajo. Esta “dependencia” en las herramientas digitales hace a estos periodistas “especialmente vulnerables a los ciberataques de los Gobiernos de sus países de origen o de sus representantes y, en ocasiones, de las autoridades de los países en que se han exiliado”, señala el informe de la ONU.
Según Pérez, al menos 35 plataformas digitales dirigidas desde el exilio han nacido desde 2018, las cuales “han asumido el rol de seguir defendiendo la libertad de prensa aún con las dificultades que representa estar fuera de Nicaragua”, aseguró.
“Puedo decir que la mayoría de las y los que hemos salido del exilio, hemos continuado ejerciendo la profesión”, dijo Pérez con base en la cartografía de medios en y fuera de Nicaragua hecho por PCIN en marzo de 2023. Según esta cartografía, el 36% de periodistas nicaragüenses han dejado de ejercerla profesión.
Y es precisamente por el rol que también juegan los periodistas en el exilio que defensores de la prensa piden a los Estados receptores el establecimiento de protocolos que faciliten la legalización de la situación de quienes huyen de sus países.
“Si no hubiera medios de comunicación en el exilio, habría agujeros negros informativos y zonas de silencio sobre cuestiones que preocupan a comunidades a escala nacional y mundial”, señala el informe de Khan al destacar que son precisamente estos medios las únicas fuentes de información independiente.
Reyes también destaca este argumento explicando que estos profesionales son expulsados de “países autoritarios que buscan justamente el desmontaje, como ha sido en Venezuela, del sistema de medios independientes o el sistema de medios libres y eso afecta directamente a la democracia”.
No se trata de ofrecer privilegios, pero sí de facilitar procesos.
“Los periodistas no están por encima de la ley, pero en virtud de su función y del interés público de la labor de revelación de información tienen derecho a una protección jurídica específica, ya sea en su país de origen o en el exilio”, dice el informe. “La comunidad internacional tiene que invertir mucho más en la protección y el apoyo a los periodistas y al periodismo en el exilio”.
Pérez por ejemplo destaca cómo de las más de 300 personas que fueron desterradas de Nicaragua a principios de 2023 iban al menos 22 personas de prensa.
“La mitad de estos periodistas se encuentran en situación de apátridas por no haber podido acceder a alguna nacionalidad de las que fueron [ofrecidas]”, aseguró.
A esto se suma la imposibilidad de legalizar la situación en el país receptor toda vez que muchas veces los periodistas huyen apenas con “una simple mochila” y posiblemente “sin alguna documentación que sustente el que somos perseguidos”, agregó Pérez.
Esta falta de estabilidad legal profundiza el problema de la precariedad económica en la que coinciden quienes intentan seguir ejerciendo el periodismo mientras están en el exilio. Sin la documentación requerida, no es posible conseguir trabajo formal.
“El periodista queda sin posibilidad de ejercer su carrera ni en el país que lo acoge y tampoco puede hacerlo para el país del cual ha sido expulsado”, aseguró Reyes.
“Efectivamente la sostenibilidad es uno de los retos fundamentales”, dijo a LJR José J. Nieves, periodista cubano exiliado y quien actualmente es también un ICFJ Knight Fellow. Durante su año en ICFJ, trabajará en un manual para que los medios en el exilio logren su sostenibilidad.
“Es el reto en el que me enfoco, es mi gran preocupación. Lo que me mantiene despierto de noche es ‘cómo hago para que mi organización sea sostenible’”, aseguró.
Con base en sus investigaciones es que hay muchos esfuerzos, “nadie se queda de brazos cruzados”. Aunque la “principal fuente de ingresos de medios en el exilio” llega a manera de subvenciones, esto no es suficiente.
Entre los diferentes esfuerzos y modelos de negocios, Nieves ha identificado tiendas donde se hace venta de productos con marca del medio, otros ofrecen consultorías en comunicación, marketing e incluso en análisis políticos. Emprendedores en periodismo proyectan escuelas, cursos y eventos en línea, además de desarrollar tecnología.
Escuelas y cursos online, eventos, así como el desarrollo de tecnología son usados por los periodistas.
“La experticia que tenemos en nuestras redacciones se convierte en formas de generar ingresos”, dijo Nieves.
Nieves no obstante resalta que hace falta más apoyo, especialmente porque la sostenibilidad “no es exclusivamente ingresos económicos”.
Usando una definición de Lion Publishers destacó la sostenibilidad como la intersección entre salud financiera, resiliencia operacional e impacto periodístico.
Más apoyo de Estados y más atención al problema
Para Nieves, el apoyo de los Estados tiene un rol importante para llegar a esa sostenibilidad, especialmente en los países democráticos. Por ejemplo, él destaca la necesidad de agilizar procesos para legalizar la situación de periodistas y establecer mecanismos que permitan usar las vías diplomáticas en casos por ejemplo de salidas de emergencia.
Reyes y Pérez consideran como avance que la problemática esté en la agenda internacional.
Reyes destaca especialmente no solamente el reciente informe de Khan para el periodo de sesiones de la ONU, sino la consulta hecha por la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) sobre el tema.
Para la periodista es vital tener los datos sobre la situación a menos en el continente.
“Nosotros vemos esto en los países autoritarios. ‘Ah bueno, está pasando en países autoritarios’, y qué tal en países que no lo son, que encajan en países con democracias débiles, pero democráticos. Caso Guatemala, ahora El Salvador, caso Honduras, el mismo México. Es un tema bastante complejo”, aseguró Reyes.
Durante la recolección de información, Reyes ha encontrado que la violencia política es sin duda uno de los factores de desplazamiento. Sin embargo, la violencia del crimen organizado también es un factor importante en América Latina que no suele verse tan claramente comparado con países como Ucrania, Afganistán o Siria.
El caso de Ecuador, por ejemplo, es el que más se destaca en años recientes. O el de México, con cifras de periodistas desplazados internamente por cuenta de este problema, agrega Reyes.
El informe de la ONU termina con conclusiones y recomendaciones, especialmente dirigidas a países receptores, que recogen entre otras soluciones el problema de legalizar y seguridad para quienes huyen. También hay recomendaciones para la sociedad civil que permitan más espacios de oportunidades y ayudas a quienes trabajan desde el exilio, e incluso a las plataformas digitales para evitar que gobiernos autoritarios puedan seguir teniendo poder sobre quienes han huido de sus países.
Reyes destaca dos temas que usualmente no tienen la atención cuando se habla del exilio de periodistas: el impacto en su salud mental y la brecha idiomática. La salud mental, según Reyes, sigue siendo un tema tabú y se deja de lado el tratamiento en periodistas. Por otra parte, su trabajo con periodistas latinoamericanos en Estados Unidos le han mostrado los obstáculos adicionales para aquellas personas que no hablan el idioma del país receptor.
“Es importante que se haya hecho este informe de la ONU porque pone el tema en el tapete, permite que en las distintas regiones el tema empiece a ser discutido […] e identificar las áreas donde los aportes y ayudas puedan ser más eficaces para los periodistas que están siendo expulsados”, dijo Reyes. “Este es el último escalón o como una escalera. Es una imagen dura, pero es como cuando te lanzan de un barranco, tú vas aguantando y aguantando, y el último golpe que te dan es sacarte de tu país, que es un proceso extremadamente doloroso”.