En la Trust Conference de 2024, en Londres, varios oradores expresaron su malestar por el hecho de que las compañías de Inteligencia Artificial (IA) están eliminando su propiedad intelectual sin ninguna compensación, permiso o crédito.
“No queremos crear una situación en la que todo el riesgo [periodístico] recaiga sobre los productores de contenidos y todas las ganancias recaigan sobre las grandes tecnológicas”, dijo Roman Anin, fundador del medio independiente ruso iStories. La panelista Jane Barrett, directora de estrategia de IA de Reuters, señaló que las leyes existentes podrían ayudar a resolver este problema. “A lo que apunto es a que ya tenemos leyes que giran en torno a los derechos de autor y la propiedad intelectual”, dijo. “Implementémoslas correctamente, antes de meternos en el asunto de las regulaciones”.
Con varias organizaciones de medios de comunicación involucradas en batallas legales contra empresas de IA o cerrando acuerdos con ellas, ¿pueden las leyes de derechos de autor existentes proteger la propiedad intelectual de las empresas de noticias? ¿Qué claridad aportan las leyes actuales? Para responder a estas preguntas y a otras más, hablé con dos expertos en derecho de autor: Alina Trapova, profesora de leyes de propiedad intelectual en el University College de Londres y especialista en el contexto de la UE y el Reino Unido, y Christian Mammen, un abogado de propiedad intelectual que está situado en los Estados Unidos.
Varios interrogantes legales
Los medios de comunicación han presentado varias demandas acusando a las empresas de inteligencia artificial de infringir sus derechos de autor para entrenar a sus propios modelos. ¿Es tan claro el argumento?
“No hemos tenido ninguna sentencia judicial que diga que están violando la ley”, dice Alina Trapova. “La sensación general en todas estas discusiones es que hay una violación de los derechos de autor. Pero realmente hay que volver a revisar cómo funciona cada sistema individual, ver qué tipo de copias son retenidas, durante cuánto tiempo, qué es lo que verdaderamente hay en estos modelos de IA y en la data de entrenamiento que utilizn. Así que es un poco un ejercicio legal de derecho de autor”.
En la misma dirección, y al momento de escribir este artículo, Mammen afirma que aún no hay una respuesta legal directa a la pregunta de si estas empresas están violando las leyes de derecho de autor o no. Para él, hay dos cuestiones principales que deben ser tomadas en cuenta bajo la legislación estadounidense.
La primera gira en torno al concepto básico de qué constituye copiarse. En el mundo analógico, es muy claro qué representa una infracción a los derechos de autor: por ejemplo, copiar un artículo de noticias para publicarlo en tu sitio web o utilizar fotografías que no hayan sido tomadas por usted. Sin embargo, en el ámbito digital y con la IA, existen diferentes tipos de datos y representaciones de material protegido por derechos de autor. Uno de los argumentos, por ejemplo, es que la forma en que los modelos de IA incorporan, estructuran y codifican los materiales de entrenamiento es diferente a mantener copias digitales de ellos. La cuestión, entonces, vuelve a ser si eso constituye una copia o no.
La segunda pregunta está relacionada con el hecho de que Estados Unidos tiene una doctrina legal que permite el uso de material protegido por derechos de autor: el uso justo. Hay cuatro criterios establecidos para el uso justo en los estatutos. Pero la doctrina esencialmente permite el uso de obras protegidas por derechos de autor sin el permiso del propietario para fines tales como la crítica, el comentario, la información periodística, la enseñanza, la investigación o el estudio. Si la respuesta a la pregunta sobre si lo que están haciendo estas empresas constituye copiarse, es sí, entonces la segunda pregunta es si eso es un uso justo. Es probable que las empresas de tecnología argumenten que se han adherido a la doctrina del uso justo para entrenar a sus modelos sobre la base de la investigación. Sin embargo, varios expertos han cuestionado si estas entidades todavía se dedican a la «investigación,» teniendo en consideración los productos que están construyendo.
“Es posible que estas dos cuestiones varíen de un titular de derechos de autor a otro, a medida que avancemos”, afirma Mammen. “Esas son realmente las dos grandes cuestiones sobre las que estamos esperando que se pronuncien algunos tribunales y creo que es muy posible que obtengamos respuestas diferentes de las diferentes cortes. Luego, estos casos tendrán que llegar a los tribunales de apelación antes de que se resuelvan estas cuestiones”.
Mammen me dice que estos casos podrían llegar a la Corte Suprema, pero la probablidad es baja, ya que la Corte sólo acepta unos pocos casos cada año. Los jueces de la Corte Suprema suelen aceptar escuchar un caso por una de dos razones: o bien involucra una cuestión constitucional importante, o bien diferentes tribunales de apelaciones en todo el país han tomado decisiones contradictorias sobre la misma cuestión legal.
Quizás la batalla legal más destacada entre una empresa de inteligencia artificial y una empresa de medios es la de The New York Times contra OpenAI y Microsoft. En la demanda, el Times afirma que OpenAI está infringiendo sus derechos de autor al introducir los artículos del periódico en sus modelos de entrenamiento (entrada) y al compartir porciones de sus artículos textualmente o partes clave de su contenido en ChatGPT (salida). OpenAI ha afirmado que al Times le llevó “decenas de miles de intentos generar los resultados, altamente anómalos”.
Cabe señalar que, tanto bajo la legislación de los EE. UU. como bajo la de la UE, copiar contenido textualmente no es un requisito para considerar que se infringen los derechos de autor. Parafrasear también podría constituir una infracción de los derechos de autor si existe una similitud sustancial. Para que aplique la figura de uso justo, debe haber una transformación sustancial de la obra original, de modo que la nueva obra sea una creación original.
La demanda del Times fue presentada en diciembre de 2023. Más de un año después, el caso se encuentra actualmente en fase de investigación, lo que significa que ambas partes están entregando documentos solicitados que podrían ser utilizados como evidencia en el caso. En noviembre de 2024, los abogados del Times acusaron a OpenAI de borrar datos preparados por el equipo del diario al examinar los datos de entrenamiento de la empresa de inteligencia artificial.
«No podemos permitir un mundo en el que desaparezca el derecho de una organización de noticias a recibir un pago por un trabajo que cuesta dinero, tiempo y cuidado en ser creado y que a menudo conlleva riesgos», dijo el editor del Times , AG Sulzberger, en una entrevista con nosotros el año pasado, refiriéndose a su pensamiento sobre la IA generativa.
¿Son los acuerdos de licencia una solución a la incertidumbre jurídica?
Mientras que algunos editores han decidido llevar a las empresas de inteligencia artificial a los tribunales, unos pocos grandes grupos de medios han cerrado acuerdos de licencias con empresas tales como Perplexity u OpenAI. Estas empresas pagan por utilizar el contenido de los editores para entrenar sus propios modelos o crear sus propios resultados.
Sin embargo, como los acuerdos son confidenciales, no hay expectativas de que la industria converja en acuerdos de licencia comunes. Depende de cada organización de noticias negociar con cada empresa de inteligencia artificial. Además, las empresas que han cerrado estos acuerdos son grandes grupos de medios. Los editores independientes y más pequeños tienen menos poder de influencia y, hasta ahora, no han recibido ofrecimientos de acuerdos.
Los expertos concluyen que pasarán años hasta que las numerosas demandas judiciales traigan claridad sobre las normas legales que rigen los derechos de autor en la era de la IA. Por eso, una de las razones por las que se cierran acuerdos es que crean cierta claridad en este ámbito y, al mismo tiempo, permiten ahorrar miles de dólares en honorarios legales. Se trata de una táctica habitual en Silicon Valley: traspasar los límites de un área determinada para alcanzar una masa crítica y preocuparse más tarde por las consecuencias y la legalidad.
Las grandes empresas tecnológicas aspiran a generar disrupción sabiendo que los molinos de la justicia funcionan tan lentamente que, cuando la gobernanza las alcance, podrán demostrar que ya están bien establecidas y han creado oportunidades económicas. Además, pueden utilizar su poder de lobby legal para diluir cualquier intento de regulación. Dos ejemplos destacados de esto son AirBnB y Uber.
Pero, ¿son los acuerdos de licencia una buena solución a la incertidumbre jurídica actual? No todos los medios de comunicación pueden permitirse recurrir a los tribunales, pero Mammen cree que los litigios aportarán algo de claridad a importantes cuestiones jurídicas sobre los derechos de autor. Tener respuestas a esas preguntas permitirá a las partes tomar decisiones más informadas sobre cuál es el mercado, cuál es el valor y cuáles son los puntos de influencia, y estas respuestas les ayudarán a entrar en acuerdos privados que les beneficien.
“Los resultados de estas demandas brindarán claridad sobre la ley y lo que la ley exige, y de esa forma ayudarán a las personas a decidir si deben llegar o no a un acuerdo con las plataformas de IA; si deben firmar acuerdos de licencia internos y en qué términos; y qué tipo de influencia pueden tener en función de estos otros casos que no son específicamente vinculantes para ellos”, dice Mammen.
Para Trapova, experta en el contexto del Reino Unido y la UE, tener acuerdos de licencia puede dar cierta certeza en medio de una situación de incertidumbre jurídica.
El problema existencial de los derechos de autor, dice, es que surgen automáticamente cuando se crea la obra. El inconveniente es que, a diferencia de las patentes o las marcas, no se obtiene un certificado que acredite que una obra es tuya. Es un sistema al que todo el mundo puede acceder, pero no hay certezas, por lo que muchas veces la gente recurre a acuerdos y contratos para evitar ser llevada a los tribunales.
“[El periodismo] es una industria creativa que prospera gracias a la reputación y también tiene un modelo de negocio muy complejo”, explica Trapova. “Así que, independientemente de que los derechos de autor estén claros o no, y en muchos casos no existe un marco legal claro, la gente prefiere tener un documento firmado y una licencia establecida para decir ‘Sí, me han permitido entrenar (a la IA) o no me han permitido entrenarla para tal o cual propósito’. La certeza viene con ese acuerdo, porque las leyes no son claras”.
¿Cómo están las cosas a través de las fronteras?
La llegada de Internet y la revolución digital complicaron aún más la aplicabilidad de la ley de derechos de autor, mucho antes del surgimiento de la inteligencia artificial. ¿Qué sucede cuando una empresa con sede en Estados Unidos utiliza contenido de un medio de comunicación de Alemania, por ejemplo? Desde el punto de vista legal, ¿a qué jurisdicción debería confiarse la aplicación de la ley?
“He sostenido en algunas publicaciones que las leyes de propiedad intelectual son justificadas tradicionalmente como una cuestión de política industrial, que protegen la competitividad económica y las formas de obtener valor de ella dentro de la economía nacional, o como una manera de proteger y fomentar el florecimiento humano”, dice Mammen. “Si se plantea que es una cuestión de política económica nacional, y algunos países quieren ser más amigables con ella, no está claro que un solo país, por sí mismo, pueda cambiar el mercado en un sentido o el otro, dependiendo de dónde se encuentre el contenido, dónde se encuentre la plataforma y dónde se distribuyan los resultados”.
Si bien aún no hemos visto estas complicaciones en la industria de las noticias, se pueden establecer paralelismos con otras industrias.
Por ejemplo, en 2023, Getty Images, una empresa con sede en EE. UU., demandó a Stability AI en el Reino Unido, donde tiene su sede la empresa de inteligencia artificial, por extraer sin permiso millones de imágenes del proveedor de fotografías de archivo para entrenar su modelo y generar imágenes que se asemejan a la marca registrada de Getty.
Uno de los argumentos clave de Stability AI fue que el entrenamiento y desarrollo de su sistema de generación de imágenes no se llevó a cabo en el Reino Unido, sino en Estados Unidos. Desde entonces, Getty Images ha presentado una demanda adicional en Estados Unidos, pero cabe señalar que, históricamente, iniciar un litigio en Estados Unidos es más costoso que hacerlo en el Reino Unido o la UE.
Trapova señala que esta es una cuestión que la UE ya tuvo en cuenta cuando aprobó la Ley de IA en 2024. La Ley de IA de la UE es la primera ley del mundo que busca regular la inteligencia artificial. Si bien tiene muchos aspectos diferentes no relacionados con la propiedad intelectual, se toca el derecho de autor. La disposición dice esencialmente que no importa dónde se esté entrenando un sistema o dónde esté ubicada la empresa. Si la tecnología se implementa y se utiliza en la UE, la empresa debe cumplir con las leyes de derechos de autor de la UE.
“Creo que es inteligente, pero no estoy muy segura de que funcione muy bien en la práctica. Está redactado de forma complicada y se trata de una disposición pequeña”, afirma Trapova. “Pero la UE ha aprendido de sus errores pasados en la legislación digital y ha elaborado un código de prácticas relacionado con la Ley de IA. Hay un primer borrador, escrito por expertos independientes. Ahora está abierto a comentarios para que la gente pueda modificarlo, y ese código de prácticas proporcionará algunos detalles sobre cómo se desarrollará este aspecto”.
Pero, ¿qué pasa si el resultado de una demanda en un país es contradictorio con el resultado de una demanda en otro?
En general, cada país tiene sus propias leyes de derechos de autor que solo funcionan dentro de sus fronteras. Por ejemplo, si registrás un derecho de autor en Estados Unidos, solo protegerá tu obra en ese país, no en otros países. Esto significa que algo podría estar protegido por derechos de autor en un país pero no en otro. O una acción podría violar la ley de derechos de autor en un país pero ser perfectamente legal en otro país. Si dos demandas en dos países diferentes son contradictorias entre sí, simplemente significa que la ley seguirá funcionando como lo hace habitualmente.
Cabe señalar que este panorama jurídico fragmentado podría afectar desproporcionadamente a las organizaciones de noticias de países con un poder jurídico más débil. Si bien las organizaciones de noticias de economías poderosas como Estados Unidos o el Reino Unido pueden proteger su propiedad intelectual de manera más eficaz, las de países en desarrollo a menudo carecen de los recursos legales y los mecanismos internacionales para defender su trabajo, lo que crea una desigualdad sistémica en la protección de la propiedad intelectual.
“Una divergencia en las leyes de diferentes países podría dar lugar a que algo sea protegible en un lugar pero no en otro, o a que algún tipo de acción se considere una infracción si se lleva a cabo en un lugar pero sea perfectamente legal si se lleva a cabo en otro lugar”, explica Mammen.
¿Cuándo tendremos claridad sobre estas cuestiones?
¿Cuándo podremos esperar que se regulen de forma concreta los derechos de autor en el ámbito de la IA? Los dos expertos con los que hablé dijeron que deberíamos ser pacientes. Puede que pasen años hasta que se resuelvan estas demandas por derechos de autor y aún más tiempo hasta que haya normas y procedimientos para toda la industria.
Además, a medida que estas tecnologías se desarrollen rápidamente, la industria también podría tener que hacer frente a nuevas cuestiones. Por ejemplo, Mammen señala que el contenido generado por IA no está sujeto a derechos de autor según la ley estadounidense, ya que especifica que los inventores deben ser humanos. Esto podría cambiar a medida que se cree más contenido con la ayuda de la IA.
Sin embargo, como la legislación sobre derechos de autor ya se ha adaptado a las nuevas tecnologías, hay cierta confianza en que podrá aprovechar la ola actual. “Hemos tenido que lidiar constantemente con las nuevas tecnologías”, dice Mammen. “En cierto sentido, es un territorio desconocido, pero hemos tenido que lidiar con el mismo tipo de preguntas en el pasado. Por ejemplo, en la primera era de la fotografía hubo casos sobre si una foto podía o no ser protegida por derechos de autor”.
¿Necesitamos una nueva legislación para abordar los reclamos de derechos de autor derivadas de la IA o nuestras leyes actuales serán capaces de darnos las respuestas que necesitamos? Mientras la industria espera a que se resuelvan estas demandas, Trapova sospecha que, al menos aquí en el Reino Unido, pronto habrá alguna legislación, ya que varios titulares de derechos de autor están expresando sus quejas.
Se necesitan algunos años para que una propuesta legislativa se convierta en ley, pero Trapova cree que una vez que las partes involucradas vean que los responsables políticos van en una determinada dirección, comenzarán a tener un poco más de confianza en que el marco legal está avanzando hacia alguna parte.
“Los responsables de las políticas gubernamentales están intentando encontrarle sentido a la situación antes de que aparezcan los casos”, afirma Trapova. “Se está realizando mucho trabajo y es una labor muy delicada porque tiene que dar cabida a los intereses de muchas partes y partes interesadas diferentes. Pero hay muchos debates que se están llevando a cabo aquí en el Reino Unido y a nivel de la UE. Los responsables de las políticas están intentando encontrar la mejor manera posible de abordar este problema y no esperar a que emerjan los casos”.
Por otra parte, Mammen cree que los procesos judiciales podrán dar a las partes implicadas las respuestas que buscan y que la implementación de una legislación completamente nueva debe ser tomada con cautela.
“El hecho de que tengamos tres docenas de demandas pendientes sobre estas cuestiones de copia y uso legítimo es un indicio de que tal vez la ley pueda proporcionar una respuesta satisfactoria a esas preguntas”, dice Mammen. “Tal vez no sea así y tengamos que estudiar alguna legislación adicional al respecto. Pero es una cuestión que debemos analizar con detenimiento en lugar de apresurarnos y decir que tenemos que reescribir todas estas leyes, porque eso puede a menudo conducir a consecuencias no deseadas”.
Mammen afirma que las consecuencias no deseadas de una ley mal redactada sobre la IA también podrían acabar restringiendo iniciativas creativas como las bandas de covers o los artistas de caricaturas. Históricamente, el estilo único de un artista no ha sido protegido legalmente por sí mismo, solo lo son sus obras reales.
“Existe cierto debate sobre si se debería restringir la capacidad de la IA para crear obras ‘al estilo’ de autores o artistas humanos consagrados. ¿Qué podría pasar si se protegiera el ‘estilo’ teniendo en cuenta la IA? ¿También podrían ser potencialmente responsables los seres humanos que escriben o se parecen o suenan demasiado como otra persona?”, elabora.
Fuente: https://reutersinstitute.politics.ox.ac.uk/ (traducción: ADEPA)