El periodista de La Nación Diego Cabot, autor de la investigación sobre “Los cuadernos de las coimas”, se presentó el miércoles 5 de septiembre en un aula de la Universidad Católica Argentina (UCA), para conversar con estudiantes de periodismo. Junto a su colaboradora Candela Ini, contó cómo fue el proceso de investigación que llevó a cabo, desde la recepción de los cuadernos hasta la primera nota que conmocionó al país, a principios de agosto pasado.

“Fue un poco una casualidad o una causalidad”, dijo Cabot al comienzo de su relato. En septiembre del año pasado, un vecino le pidió que firmase un ejemplar de su libro “Hablen con Julio”, escrito por Cabot junto a Francisco Olivera. Este vecino, Jorge Bacigalupo, fue la llave que luego le abrió el camino a hacerse con los cuadernos y confiarle información sobre el entorno de Jorge Baratta, mano derecha del ex ministro de Planificación del kirchnerismo, Julio De Vido.

Meses más tarde, en enero de este año, Cabot recordó que Bacigalupo le había ofrecido una caja con pertenencias de Oscar Centeno, el ex chofer de Baratta. “La fui a buscar para tener algo sobre que escribir”, reveló el periodista. Para su sorpresa, dentro de la caja encontró unos Cds, fotos, documentos, facturas y los cuadernos. No se despegó del material durante meses, inclusive los llevó consigo de vacaciones.

“Nada de todo lo que decían los cuadernos me era extraño, pero si la sistematización y el relato presencial”, dijo el periodista que había relatado en el libro gran parte del entramado de corrupción que rodeaba al ex ministro, hoy detenido.

Tras conseguir el respaldo del secretario general de Redacción y el subdirector del diario La Nación, José del Rio y Fernán Saguier respectivamente; convocó a Candela Ini y Santiago Nasra, dos alumnos de la maestría en Periodismo de la Universidad Di Tella y La Nación, y juntos se pusieron a trabajar en el análisis puntilloso del material.

“Armamamos una planilla de Excel con horarios, sumas de dinero, personajes, origen y destino de los viajes”, agregó Ini.

Sin embargo, en ningún momento trabajaron con la idea de publicarlo en el diario, sino que estaban concentrados en administrar y comprobar toda la información que pudiesen.

Con cautela, los periodistas fueron armando una base de datos hasta que, en marzo de este año, se vieron forzados a cambiar la estrategia. Baratta había sido liberado de la cárcel y Bacigalupo pidió que los cuadernos volvieran a su domicilio por temor a que el remisero Centeno quisiera recuperarlos. “En ese momento empecé a moldear la decisión de judicializarlos. Centeno había vuelto a trabajar para Baratta y asumimos que no nos iba a confirmar nada”, expresó Cabot.

Es por eso que devolvieron los ocho cuadernos, pero no sin antes fotografiar y fotocopiar página por página. Luego, fueron a la justicia: “Entregamos todo lo que teníamos. Yo no tenía ninguna confianza en los tribunales, pero era la única forma de avanzar”, manifestó Cabot, quien debió declarar durante seis horas en Comodoro Py. De todas formas, su declaración necesitaba del sustento de Bacigalupo.

Cabot contactó a su fuente el lunes 30 de julio para explicarle todo lo sucedido y, el martes 31, Bacigalupo se reunió con el fiscal Stornelli para declarar. “Ese mismo día también declaró Candela y habían detenido a Centeno”, precisó. Además, se realizaron 37 allanamientos.

“Esa noche en el diario le contamos todo a 15 personas: quienes iban a entregarse o ser detenidos y comenzamos a redactar”, declaró el periodista. Sin embargo, al día siguiente, apenas se animaron a publicar en el diario una “nota escueta y chiquita en tapa” sobre la detención de Centeno. Recién en la madrugada del primero de agosto, Cabot e Ini subieron toda su información a la página web de La Nación. “Hoy no podemos por nada del mundo asegurar como va a terminar esto”, concluyó Cabot.