La noche del viernes 28 se llevó a cabo en Mendoza la comida de clausura de la 56ª Asamblea de la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (Adepa). El nuevo presidente de la entidad, Martín Etchevers, se dirigió a los directivos y representantes de medios de todo el país e invitados especiales para marcar los principales ejes que tendrá su gestión. “No tengan dudas de que Adepa seguirá asumiendo cada momento histórico que le toque vivir. Así como elevó su voz cuando se buscaba anular la intermediación del periodismo y transformar a los medios en enemigos del pueblo, hoy seguiremos poniendo sobre la mesa el valor estratégico de esta actividad para los grandes intereses nacionales, en un contexto de crisis económica”, señaló.
“Seguiremos levantando fuerte nuestra voz para preservar y fortalecer a esas miles de voces que expresan el valor de la democracia y del progreso en cada una de las localidades de nuestro extenso país, que reflejan a los 44 millones de argentinos en cada lugar donde viven, donde luchan y donde construyen el futuro”, enfatizó Etchevers.
El nuevo presidente de Adepa para el período 2018-2019, electo en Mendoza al finalizar la Asamblea agregó: “Y seguiremos alzando la voz también en un escenario global dominado por grandes plataformas tecnológicas y donde muchos pretenden reemplazar el trabajo del periodismo por propaganda maquillada de comunicación directa y de participación ciudadana. O en el mejor de los casos, por un caos informativo donde se confunden datos con opiniones, hechos con ficciones, noticias reales con fake news”.
Ante autoridades nacionales como el ministro de Medios Públicos Hernán Lombardi, el gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo, los ministros provinciales Martín Kerchner y Gianni Venier, y los intendentes Tadeo García Salazar, de Godoy Cruz, y Marcelino Iglesias, de Guaymallén, Etchevers expresó: “Eso queremos seguir haciendo en Adepa. Abordar el presente y el futuro sin miedos, con creatividad y con pasión. Con audacia y con responsabilidad. Tenemos una historia muy rica, que nos empuja y nos desafía. Tenemos nombres que forjaron nuestros principios y nuestra identidad en momentos muy cruciales para el país y para la libertad de prensa”.
“En Adepa nos preocupa -y mucho- la salud de la industria y la sustentabilidad de nuestras empresas periodísticas. Nos preocupa en función de que como medios podamos cumplir más acabadamente, más libremente, más autónomamente, ese objetivo de decir lo que pensamos, de criticar lo que nos parece criticable, de saludar lo que nos parece saludable, de investigar y auditar al poder, de contribuir al debate, de representar las preocupaciones de nuestras audiencias, de aportar una visión de la realidad a la agenda pública”, dijo Etchevers.
Al finalizar su discurso el presidente de Adepa entregó un reconocimiento a Luis García, CEO del diario Los Andes, por el 135 aniversario de la fundación del diario. García señaló que los “debates e intercambios que se dieron durante la asamblea de Adepa seguramente redundaran en propuestas y acciones para la adaptación y la evolución de Los Andes”. “Estamos muy felices haber sido anfitriones de la Asamblea, y también estamos muy felices de nuestros 135 años de vigencia”, señaló el directivo de Los Andes.
Alfredo Cornejo: “El periodismo profesional es cada vez más importante en la escalada de los formatos digitales”
A su turno, el gobernador de Mendoza Alfredo Cornejo ponderó la presencia de Adepa en la provincia. “Es de gran estímulo y trascendencia para nuestra ciudadanía, y particularmente para el gobierno que encabezo, que una de las organizaciones de la sociedad civil más importantes dedicada a la promoción de la libertad de expresión y la libertad de prensa, esté reunida acá, en Mendoza”.
Cornejo subrayó, además, el tono federal que aporta ADEPA, debido a la amplia representación geográfica de sus integrantes, “que junto con la calidad de las exposiciones que ofrecen, vigorizan la importancia de estos encuentros”. “Y, por supuesto, es un gusto también que la reunión sea en esta casa largamente centenaria, tan vinculada a la vida mendocina, como es Los Andes”, agregó.
En su discurso, el gobernador reflexionó sobre el rol de los medios en la era de la desinformación: “En este mapa, muchas veces impreciso, de multidireccionalidad, la diferencia más aguda entre la comunicación espontánea, anónima y la de los medios profesionales es, ni más ni menos, la verificación efectiva de los hechos. Sin vueltas. Quiero decir que el gran valor del periodismo debe ser hoy más que nunca “respetar la dignidad de los hechos”, como definiera con brillantez imprescriptible, Hannah Arendt”.
“La posverdad y sus mitos lacerantes para el conjunto de la sociedad, no puede constituirse en el dominador prevalente del debate público mientras haya medios serios, diversos y un periodismo profesional, capaz de explicar y respaldar sus porqués. Esa es la tarea en la que, desde mi punto de vista, le toca enfocarse en materia de contenidos a la dirigencia periodística frente al desarrollo incierto de las redes sociales”, enfatizó Cornejo. “Creo que el periodismo profesional es cada vez más importante en la escalada de los formatos digitales. No tengo dudas de que debe constituir el primer escudo de la verdad cívica. Sencillamente porque es el periodismo profesional la fuente que debe incorporar al dominio colectivo los elementos conceptuales que para el pensamiento simplificado y fragmentado de las redes no parece relevante, quizá porque ayuda a sostener el sesgo confirmatorio del emisor o porque carecen de impacto o por la misma pereza validatoria, pero que son fundamentales para la comprensión de los hechos”, dijo el gobernador mendocino.
Discurso completo del Dr. Martín Etchevers, presidente de Adepa
– Es un orgullo muy especial y un reto no menor para mí encarar esta responsabilidad en un momento de tantos desafíos para los medios profesionales. Y hacerlo en Mendoza, tierra de instituciones, mucho más.
– Aunque me siento uno más del equipo y como tal voy a seguir trabajando, quiero agradecer especialmente a todos los colegas por haberme confiado esta función circunstancial. Más que colegas, amigos cosechados a lo largo de tantos años compartiendo esta casa, que tiene tanta significación para cada uno de nosotros. Aunque parezca extraño decirlo de una institución, Adepa es, de algún modo, entrañable para quienes la vivimos en primera persona. Hay, hasta diría, un aire familiar en las relaciones que aquí se forjan, en los momentos que aquí se comparten.
– Creo que hay algunas pistas para entender por qué. Una tiene que ver sin duda con la misión fundacional de Adepa, con los valores que pregona desde su propio Estatuto. Porque más allá de la defensa de una industria, de una tecnología o de un modelo empresarial, Adepa nace con un objetivo pre-existente a todas ellas: la defensa de la libertad de prensa, de la libertad de expresión. Una libertad que encarna principios como la convivencia y el diálogo, el rechazo a los modelos autoritarios, la participación y el debate ciudadanos. Por eso la defensa de esta libertad siempre es más que la defensa de un derecho individual, y se confunde con la defensa misma de la democracia republicana.
– Claro que en Adepa nos preocupa -y mucho- la salud de la industria y la sustentabilidad de nuestras empresas periodísticas. Nos preocupa en función de que como medios podamos cumplir más acabadamente, más libremente, más autónomamente, ese objetivo de decir lo que pensamos, de criticar lo que nos parece criticable, de saludar lo que nos parece saludable, de investigar y auditar al poder, de contribuir al debate, de representar las preocupaciones de nuestras audiencias, de aportar una visión de la realidad a la agenda pública.
– Adepa también es entrañable porque su propio origen, y su propia organización, han hecho de ella una entidad profundamente horizontal y democrática. En Adepa vale lo mismo un diario centenario que un sitio que nació al calor de la revolución digital. Un matutino porteño con decenas de miles de ejemplares que el diario de una pequeña localidad del interior profundo. Esa diversidad, que incluye además una profunda diversidad ideológica, de estilos, de tradiciones, han cimentado la fortaleza de esa entidad. Una fortaleza nacida de los principios, no del tamaño ni de las marquesinas. Por eso pudo atravesar momentos muy difíciles a lo largo de su historia. Algunos no muy lejanos en el tiempo. Cuando hubo intentos muy concretos para desmembrarla, para vaciarla, para estigmatizarla. Cuando hubo prácticamente conductas extorsivas para intentar quitarle representatividad. Intentos frustrados básicamente por una razón: las convicciones de sus socios y el liderazgo de sus dirigentes, que asumieron con valentía los costos de defender la misión de la prensa y del periodismo.
– Y por eso no tengo dudas de que Adepa va a poder seguir sorteando obstáculos y enfrentando tormentas en el futuro. Porque lo que nos une siempre ha sido más fuerte que lo que nos separa. Porque podremos tener estilos, opiniones y posturas muy distintas. Pero los que estamos aquí creemos en hay un valor superior: la libertad de expresarlas.
– Adepa es entrañable también porque nunca se quedó en el pasado. Tiene algo, sin duda, de ese “conservadurismo progresista” que según Carlos La Rosa, el gran columnista de Los Andes, define la cultura política mendocina. Ese espíritu atraviesa nuestra entidad. Defendemos principios inalterables pero estamos muy atentos a los cambios de la profesión, de los hábitos cultuales, de la tecnología, del consumo. Porque sabemos que lo importante no es cómo lleguemos a las audiencias sino que podamos hacerlo con los valores en los que creemos: profesionalismo, calidad, responsabilidad. Como dijimos este año, nos definimos como editores responsables, más allá de la plataforma en la que lleguemos a la gente. Lejos de un gesto de soberbia, esto quiere decir que asumimos que somos falibles, que nos equivocamos. Pero también que damos la cara y que asumimos esos errores. Que nos hacemos cargo de ellos, frente a nuestras audiencias y también en todos los ámbitos que correspondan.
– Adepa es entrañable, finalmente, porque siempre fue una institución que estuvo por encima de las personas. También en eso creo que tenemos un parentesco con Mendoza, esa provincia en cierto modo rara avis de la Argentina, que a lo largo de su historia logró preservarse en gran medida de los caudillismos que debilitaron el progreso social en tantas geografías argentinas, que privilegió el valor de las construcciones colectivas y de largo plazo por sobre las dirigencias y los abordajes coyunturales.
– Ser parte de una institución como esta me enorgullece y me compromete. Más aún porque expresa la síntesis de una historia tan rica como la de la prensa argentina: una prensa vibrante, calificada, hija de la propia patria independentista, expresión de un país ilustrado, de una sociedad con movilidad social y una clase media potente, con una educación de referencia en América Latina.
– No tengan dudas de que Adepa seguirá asumiendo cada momento histórico que le toque vivir. Así como elevó su voz cuando se buscaba anular la intermediación del periodismo y transformar a los medios en enemigos del pueblo, hoy seguiremos poniendo sobre la mesa el valor estratégico de esta actividad para los grandes intereses nacionales, en un contexto de crisis económica. Seguiremos levantando fuerte nuestra voz para preservar y fortalecer a esas miles de voces que expresan el valor de la democracia y del progreso en cada una de las localidades de nuestro extenso país. Que reflejan a los 44 millones de argentinos en cada lugar donde viven, donde luchan y donde construyen el futuro.
– Y seguiremos alzando la voz también en un escenario global dominado por grandes plataformas tecnológicas y donde muchos pretenden reemplazar el trabajo del periodismo por propaganda maquillada de comunicación directa y de participación ciudadana. O en el mejor de los casos, por un caos informativo donde se confunden datos con opiniones, hechos con ficciones, noticias reales con fake news.
– Todo eso en un paradigma de polarización acentuada, donde terminamos recibiendo sólo lo que ratifica nuestras adhesiones ideológicas, donde los algoritmos refuerzan nuestras posiciones y nos dicen sólo lo que queremos escuchar. Lo que, claramente, no es bueno para un debate público democrático, constructivo y superador.
– Esa historia de Mendoza que nunca se enamoró de los iluminados, que prefirió construir desde la sobriedad de las instituciones, desde la laboriosidad de las vides y los minifundios, desde la adversidad del desierto y la búsqueda incesante del agua, también nos inspira para seguir trabajando hacia adelante. Con el “localismo universalista” de una provincia que tuvo que forjar su identidad a fuerza de levantarse de tragedias y reconstruirse. Pero que siempre miró al mundo y a la modernidad con anticipación y sin miedo.
– Eso queremos seguir haciendo en Adepa. Abordar el presente y el futuro sin miedos, con creatividad y con pasión. Con audacia y con responsabilidad. Tenemos una historia muy rica, que nos empuja y nos desafía. Tenemos nombres que forjaron nuestros principios y nuestra identidad en momentos muy cruciales para el país y para la libertad de prensa. Nombres de los que seguimos aprendiendo, día a día, como en aquel lejano 1994 cuando yo mismo tomaba contacto por primera vez con esta sigla, que con el tiempo se demostró más actual que muchas otras. Porque ya desde su nombre, Adepa incluye a todos los que hacemos periodismo. Sin decirlo, habló de la multiplataforma 60 años antes de que naciera, cuando acuñó su firma.
– En ese 1994 tuve el honor de recorrer la convención constituyente de la mano de mi maestro y amigo Guillermo Ignacio, que en esas noches heladas de Santa Fe y Paraná me enseñó mucho de la defensa de la libertad de prensa, pero también mucho del valor de las instituciones y de la política con mayúsculas. A él mi primer abrazo fraterno y mi enorme agradecimiento, que va de la mano de otro a alguien que ya no está, pero que le entregó a esta entidad su inteligencia, su esfuerzo y de alguna manera su estoicismo, Nino Herrero Mitjans. Ni qué decir de Goyo Badeni, a quien con mis 24 años sólo había leído en libros y me dio las herramientas académicas para pelear en esa Convención.
– Y a todos con los que compartí tantos años en la entidad y de los que me siento tributario: Luis Tarsitano, mi primer jefe en Clarín, un referente de esta industria aquí y más allá de nuestras fronteras. Gustavo Víttori y Lauro Laíño, los primeros presidentes a los que acompañé en el Consejo Ejecutivo, quienes con su templanza y su fidelidad a las bases llevaron el barco a buen puerto en años tormentosos. Carlos Jornet, que con su rigor profesional y su trabajo incansable le abrió nuevas perspectivas y temáticas a la entidad en un contexto hostil. Claudio Escribano, sin duda un referente ineludible del periodismo argentino y también del ADN de esta entidad, encarnando muchas veces con el propio Willie y con Miguel Gaita, otro histórico amigo, el sentido común y los principios fundacionales a los que siempre tenemos que volver. Y Daniel Dessein, mi querido presidente saliente, una demostración de que talento, capacidad y liderazgo no vienen con la edad. Fue el presidente más joven de de Adepa, tuvo su bautismo en los años más duros y al mismo tiempo supo actualizarla, abriéndola a nuevos horizontes y asumiendo los desafíos tecnológicos de esta era. Espero poder seguir su camino. Y a todos los demás amigos del Consejo Ejecutivo y al staff de la institución, gracias de todo corazón: no voy a poder nombrarlos a cada uno, pero cada uno sabe el agradecimiento, el respeto y el afecto que les tengo, en lo personal y en lo profesional. Algunos los conozco desde hace muchos años, otros son más nuevos. Pero cada uno tiene un enorme valor para Adepa y una especial significación para mí. Soy uno más de este equipo. Ojalá todos juntos podamos seguir dignamente la huella de quienes nos precedieron.
Muchas gracias y cuenten conmigo.