En 2017, el diccionario Collins eligió como palabra del año a la expresión “fake news” («noticias falsas»). En 2018, este término está pasando de moda. Periodistas y expertos en medios de comunicación argumentan que la expresión no solo se ha utilizado de manera tan amplia que ha perdido significado, sino que también puede tener efectos negativos en las instituciones democráticas y en la confianza hacia los medios.

La idea de que el término hace más mal que bien no es nueva. Ya en enero de 2017, Margaret Sullivan escribió una columna en The Washington Post instando al «retiro» del término por su falta de precisión, ya que describe varios tipos distintos de falsedades, desde errores hasta conspiraciones, y todo lo que hay en el medio.

«Esos problemas son reales», escribió. «Discutirlos es importante. Pero ponerlos a todos en una licuadora y abusar de un nombre ambiguo no nos hace avanzar».

En los EE.UU., el presidente Donald Trump ha promovido la expresión como una forma de demonizar y deslegitimar a los medios, en especial a los que lo critican. La semana pasada, después de que una serie de bombas caseras fuesen enviaran a críticos importantes del presidente, Trump tuiteó que la ira que llevó al ataque fue el resultado de «los medios de comunicación, a los que llamo “Fake News».

Pero Trump no está solo. Funcionarios políticos de todo el mundo también han adoptado el término para hablar en contra de aquellos con quienes no están de acuerdo.

«Fuera de América del Norte y Europa, el trabajo antidemocrático de las ‘noticias falsas’ es más explícito. En varios países, las ‘noticias falsas’ se han utilizado para justificar leyes a favor de la censura: tanto el ejército de Myanmar como el presidente de Filipinas lo han utilizado para desestimar las investigaciones que se oponen a sus discursos de preferencia», escribió Joshua Habgood-Coote en The Conversation.

Sin embargo, otros han usado la expresión simplemente como una forma de identificar errores o equivocaciones dentro de noticias legítimas, dice Glen Kessler, de Fact Checker del Post. El ciclo actual de las noticias es muy veloz e Internet hace que publicar y compartir información sea más rápido que nunca. No es de extrañar que se produzcan errores, pero usar el mismo término que se usa para socavar instituciones democráticas –como la prensa libre– es engañoso.

“Fake news» también se ha utilizado para describir el trabajo de los trolls rusos, de los adolescentes macedonios que crearon anuncios políticos virales en los Estados Unidos o simplemente de la CNN. En esencia, el término ha perdido cualquier especificidad o significado.

Más allá de eso, Emily Van Duyn y Jessica Collier, investigadoras de la Universidad de Texas en Austin, notaron que las personas expuestas a tweets que contenían la frase «noticias falsas» sentían una menor confianza hacia los medios en general, lo que muestra los efectos del uso excesivo y la imprecisión del término.

Si queremos abandonar el uso de la expresión «noticias falsas», ¿qué deberíamos usar en su lugar?

Claire Wardle, quien dirige las áreas de estrategia e investigación de First Draft, trabajó con la autora e investigadora Hossein Derakhshan para publicar un informe que reexamina el desorden de la información y establece un nuevo marco para conceptualizarlo. Allí describen tres tipos de información con diversos grados de falsedad:

Información errónea (en inglés mis-information) es cuando se comparte información falsa, pero sin intención de hacer daño.

Des-información es cuando se comparte información falsa a sabiendas de que va a causar daño.

Mala información (mal-information en inglés) es cuando se comparte información genuina para causar daño, a menudo llevando información privada a la esfera pública.

Otros periodistas y profesionales de los medios no han adoptado un enfoque tan claro, pero recomiendan otros términos más específicos para diferenciar falsedades.

Facebook, por ejemplo, ya no usa la expresión «fake news” sino “false news”. Otros recomiendan ir un paso más allá de simplemente reemplazar el término antiguo por uno nuevo.

«Si queremos evitar hablar en vano y legitimar la propaganda, simplemente debemos dejar de decir “noticias falsas». ¿Qué deberíamos usar en su lugar? Sospecho que podemos hacer bastante con términos comunes como «mentira», «disparate» y «poco fiable», escribió Habgood-Coote.

Las palabras que usamos para describir propaganda, desinformación y hechos falsos son importantes. Por este motivo, IJNet decidió no usar más el término «noticias falsas» para referir a ese tipo de contenido.

Para los lectores interesados en saber más sobre el tema, Wardle ha creado una lista de lecturas sobre la historia de la desinformación, su papel en las elecciones, su uso en la publicidad, las posibles soluciones y más.

Imagen con licencia CC en Unsplash vía rawpixel. Segunda imagen cortesía de First Draft.

 

Fuente: IJnet