Por Daniel Dessein

El 71° congreso de Wan-Ifra, el evento más relevante del año de la asociación más representativa de la prensa a nivel global, concluyó ayer en Glasgow con una escena que refleja la estrategia predominante de la industria periodística frente a las plataformas tecnológicas. En el auditorio principal del SEC (Scottish Event Campus), Madhav Chinnappa -ejecutivo de Google encargado de la relación con los medios- planteaba caminos de cooperación ante unos 500 ejecutivos de diarios de los cinco continentes. Simultáneamente y a 20 metros, en una sala en la que se reunía la junta directiva de Wan-Ifra, el español Fernando de Yarza era elegido presidente de la institución. De Yarza es el presidente de News Media Europe, organización que jugó un rol decisivo en el lobby que impulsó la sanción de la directiva del Parlamento europeo sobre derechos de autor, un hito para la prensa que encendió las alarmas de los gigantes de Silicon Valley (entre las manos levantadas en aprobación del nuevo conductor de Wan-Ifra se encontraban las de los representantes de la ANJ brasileña y Adepa, quienes concertaron una próxima reunión en Sao Paulo para analizar de cerca la regulación europea junto a otras asociaciones latinoamericanas).

Esta estrategia dual de la industria informativa frente a Google y Facebook -dialogar y cooperar en ciertos terrenos y enfrentarse en otros- fue planteada en distintos pasajes de un congreso que tuvo como tema central al futuro del sector. La conclusión compartida por varios de los ponentes es que un porvenir auspicioso para el periodismo derivará de la posibilidad de generar una sustentabilidad que, en la transición hacia lo digital, requiere una adecuada retribución por el uso que hacen las empresas tecnológicas de los contenidos generados por los medios.

A partir de los datos recolectados por asociaciones de medios de todo el mundo, el reporte de tendencias de Wan-Ifra proyecta para 2019 una caída de los ingresos publicitarios de los diarios de un 6%, lo que implica una desaceleración respecto de las cifras del último lustro (que marcaban un descenso promedio del 10% anual). Los ingresos de circulación en papel aparecen estabilizados, los de publicidad digital creciendo un 5% de un año a otro y las suscripciones un 14 (pero los ingresos digitales totales no superarían todavía el 13% de los ingresos totales).

Suscripciones volvió a ser, al igual que en la edición 2018 del congreso, lo más destacado en lo que hace a alternativas de monetización. Mark Thompson, CEO del New York Times, la voz más autorizada en la materia, afirmó que la clave sigue siendo hacer el mejor periodismo posible para lograr que los lectores se enamoren de nuestras marcas. Entre las lecciones aprendidas por la industria en los últimos años, señaló que hoy sabemos que tenemos que hacer que los usuarios consuman nuestros contenidos dentro de nuestro ecosistema. Con respecto a la cultura del cambio, dijo: «Quizás somos el medio más rápido pero, para los estándares digitales, somos muy lentos y demasiado cautelosos».

La libertad de prensa, como todos los años, fue uno de los ejes del encuentro. La Pluma de oro, el mayor galardón de Wan-Ifra, recayó en Jamal Kashoggi, el columnista del Washington Post asesinado en octubre pasado en la embajada saudita de Estambul. De las nueve resoluciones relacionadas a los casos más graves de los últimos doce meses, cuatro correspondieron a países latinoamericanos (México y Brasil, por ataques del narcotráfico; Venezuela y Nicaragua, por los atropellos de los regímenes de Maduro y Ortega).

El auge del populismo fue una cuestión recurrente e inevitable en un país que atraviesa una incertidumbre con pocos antecedentes, a partir de la renuncia de la primera ministra Theresa May, los tropiezos en el proceso del Brexit y las recientes elecciones al Parlamento europeo. María Ressa, la periodista más acosada por el régimen filipino, era consultada por colegas como Marta Ramos, de la OEM de México, Sergio Dávila -director de Folha de Sao Paulo-, Ritu Kapur -The Quint, India- y periodistas de Rusia, Italia y Singapur. Las sombras de la demagogia y el autoritarismo se extienden raudamente en todos los continentes de la mano de campañas de desinformación, de una tecnología que posibilita niveles orwellianos de control y manipulación, del debilitamiento de los pilares económicos que sostienen a los medios y de un discurso gubernamental común contra el periodismo. «La oscuridad avanza -advierte María Ressa- y nuestro trabajo, como siempre, es encender la luz».