Luego de soportar con entereza una cruel enfermedad que lo sorprendió aún muy joven, falleció en nuestra ciudad Federico Caputto, a la edad de 51 años. Para todos, “Fefe”, era un hombre de los medios. Desde muy joven se desempeñó en LT9 Radio Brigadier López como directivo, y luego, en el diario El Litoral de Santa Fe, integró durante años el órgano colegiado de la Gerencia General, tarea en la que dio muestras de una entrega inteligente y total. Hijo de Riobó Caputto (h) (quien también falleció a los 51 años, el 21 de mayo de 1997, cuando desempeñaba el mismo cargo) y de María Beatriz Echagüe, era el mayor de cinco hermanos.
Casado con María Fernanda Vigil y padre de Lucas, fue además de un empresario periodístico, un activo dirigente del deporte que lo apasionaba: el rugby. Fue un bastión del Santa Fe Rugby -y lo será para siempre, pues ya forma parte importante de la historia del club-, además de un destacado jugador, que durante varios años ejerció la capitanía del primer equipo. También representó a Santa Fe en el seleccionado provincial y se desempeñó como reconocido entrenador, que aunaba experiencia, saberes técnicos y un trato exigente pero afectuoso con sus dirigidos.
Reservado, austero, disciplinado y comprometido con su actividad, se lo vio siempre trabajando en la búsqueda de las soluciones para una actividad que sufrió los avatares de la economía en los últimos años. Estuvo en la conducción de El Litoral cuando se trazó el acuerdo con Clarín por la radicación de la planta de AGL en el Parque Industrial de Sauce Viejo; y cuando se decidió el cambio de edificio del diario desde la calle 25 de Mayo 3525 a su actual emplazamiento. Su actuación cobró volumen en el área gremial, representando a El Litoral en Adira y Adepa. Pero, además, atento a la dinámica de los tiempos, apoyó los cambios tecnológicos, la reducción de costos operativos y la difícil negociación de retiros voluntarios en tiempos críticos, entre otros temas trascendentes en la vida de la centenaria empresa.
Fue vital también su apoyo y presencia en la nueva conformación del directorio, donde no dudó en acompañar al actual director de El Litoral, Nahuel Caputto, cumpliendo funciones gerenciales y de recursos humanos.
Aun conociendo la gravedad de su enfermedad y su inminente desenlace, Federico Caputto trabajó sin quejas y sin permitir ningún trato preferencial, hasta horas antes de su fallecimiento.
Hoy queremos recordarlo con justas palabras e imágenes, lo que significó “Fefe” para el enorme grupo de personas que lo rodeaba:
Federico era un buen tipo. Con todo lo que eso significa. Su sentido de la responsabilidad generaba siempre mucho respeto y con el tiempo mucho cariño.
La puerta de su oficina siempre estaba entornada, dejando un espacio para ingresar a hablar con él, pero manteniendo su privacidad a resguardo. Siempre fue muy cuidadoso con sus cuestiones personales.
El rugby no sólo era un deporte en su vida. De él había aprendido el valor del esfuerzo, la disciplina, el saber sobreponerse a las derrotas. Su capacidad de liderazgo y su motivación estaban marcadas por el deporte que había practicado con pasión. Tal vez por eso era ordenado y puntual. Le gustaba llegar a las reuniones con los temas estudiados, pensadas y con propuestas bien planificadas.
Establecía y actuaba a través de tácticas y estrategias. Era muy racional pero también muy humano. No perdía de vista que sus decisiones tenían consecuencias en la vida de muchas personas con nombre y apellido. Era muy hábil en la resolución de conflictos y en el ejercicio de las negociaciones. Tal vez porque había aprendido en el deporte que no se trata sólo de ganar, sino de entregar lo mejor y de reconocer el valor del otro. Por eso era muy raro que se ofuscara ante los planteos de la contraparte; escuchaba, procesaba, proponía, buscaba siempre la alternativa de llegar a un buen acuerdo en situaciones difíciles para todos.
Inició muy joven una larga trayectoria en los medios de comunicación de la ciudad. Primero fue en LT9 y luego en El Litoral. El repentino fallecimiento de su padre, hizo que Federico tuviese que afrontar tempranamente responsabilidades en LT9. Siempre en el área administrativa, se desempeñó muchos años en esta radio de la ciudad.
Al directorio de El Litoral, ingresó como gerente en el año 2008. Por su capacidad de diálogo, liderazgo y pensamiento estratégico desde que asumió como gerente se ocupó del área de recursos humanos.
Federico no se enojaba. Su mesura, su templanza y su capacidad de negociación lo colocaron en un rol preponderante en el seno del directorio de la empresa. Fue fundamental en el cambio generacional y tecnológico de la empresa, así como su intermediación para la nueva constitución societaria de El Litoral.
Era muy reservado en sus cuestiones personales, sin embargo, todos conocíamos algo de su familia. Por Fernanda Vigil, su esposa, y Lucas, su único hijo, sentía un orgullo especial. Los amigos también eran un pilar importante en su vida. Las anécdotas de sus tiempos de jugador de rugby y de las humoradas que muchas veces se le ocurrían, eran cosas que alguna vez le escuchamos contar. Se sentía orgulloso de la inclusión que había conseguido en los equipos que dirigía en el Santa Fe Rugby Club.
En la familia grande también jugaba un rol preponderante. Siempre tenía presente a su madre, a sus hermanos, su hermana, sobrinos, tíos, primos y a sus parientes políticos. Era respetado y querido.
Somos muchos los que extrañaremos su templanza, su buen humor, su palabra justa, su capacidad de motivar, de generar cambios, de escuchar y de dar un consejo desinteresado.
Desde el conocimiento de su enfermedad se puso a ordenar sus papeles. En el último año, las veces que alguien charlaba con él, especialmente los gerentes de otras áreas, directores, secretarios, se lo veía ordenar y romper papeles. Minucioso con sus obligaciones, no quería trasladar sus problemas a sus pares y a su familia. Su propósito era dejar el diario en orden. Y cumplió.
Lo vamos a extrañar. Todos.
Fuente: El Litoral.