El 17 de diciembre de 1995 se lanzaba en la entonces primitiva Internet el primer diario digital entre los medios de circulación nacional: LA NACION On Line. Unos meses antes, habían inaugurado sus cabeceras web el financiero El Cronista y el local Los Andes (Mendoza). Además, ese mismo año Interlink Headline News se presentó como el primer newsletter de noticias. Un dato que ilustra la dimensión de ese universo conectado: Internet tenía apenas 32 millones de usuarios versus los 4500 millones de la actualidad.
El desembarco de LA NACION fue a través de una página programada en HTML (el lenguaje digital madre) y encabezada por el logo del diario, con un pequeño botón publicitario acaparado por la petrolera estatal, un canal de sugerencias vía correo electrónico y el resumen de noticias bajo el título «Temas de hoy». Era visitada por un poco más de 1500 usuarios diarios y el staff estaba integrado por apenas tres personas.
«Allí donde una computadora tenga acceso a Internet, donde cualquier ser humano, sin distinción de raza, edad o ubicación geográfica, lo requiera, LA NACIONOn Line dejará con el mismo carácter y principios que la animan desde 1870 su voz independiente y su reconocida credibilidad en el aporte diario de la noticia», decía la nota de tapa publicada al día siguiente del lanzamiento.
De esa situación fundacional a la actualidad, pasó de todo. Otros medios de circulación nacional y local se zambulleron en la piscina digital. Así, empezaron a dar forma a una nueva especialidad en la profesión periodística, hasta llegar a este presente de redacciones comprometidas con el cambio digital y la producción de contenido en diferentes velocidades.
En la última edición del Congreso de la Asociación Mundial de Editores de Noticias (WAN-IFRA), Rosental Calmon Alves -periodista brasileño, director del Centro Knight para el Periodismo en las Américas y docente- sostuvo que «en la era digital, el ciclo de experimentación es a menudo rápido, barato y una forma de aprendizaje, en el que cada falla puede ayudar a allanar el camino para el éxito futuro: fortalece, estimula y conduce a un nuevo intento». Esa misma idea fue la piedra basal para el nacimiento de un medio como lanacion.com.
Hace 25 años, los medios tradicionales abrían sus cabeceras digitales sin tener muy clara la razón. Había consenso en que era necesario estar, porque lo que se venía (Internet) era más que una nueva plataforma para informar y entretener. Había que estar para aprovechar la oportunidad de trascender las fronteras nacionales y hacerse plenamente globales, cuando la palabra «globalización» era título de libros de marketing y negocios.
Hoy no existe una fórmula mágica que asegure el éxito, pero cobran una fuerza cada vez mayor los modelos de suscripción (un vínculo cada vez más sólido y ajustado a los intereses de los lectores a través de un contenido exclusivo y diferencial), las narrativas multimedia (es decir, esa capacidad que tiene el medio digital para combinar elementos visuales, sonoros, textuales y fotográficos) y la instantaneidad (con las alertas y el último momento allí donde ocurre la noticia de interés). Además, la participación de los usuarios dejó de ser una mera declaración de principios para convertirse en una práctica cotidiana a través de las redes sociales, donde las marcas informativas siguen ensayando fórmulas para activar conversaciones y llegar a nuevos públicos con contenidos que sorprendan y activen la interacción.
La edad de piedra
En el comienzo de esta historia (es decir, entre 1995 y 1997), los diarios digitales eran apenas una réplica limitada del medio impreso. Los planteles periodísticos, pequeños en recursos, ofrecían un salpicón de noticias que quedaban obsoletas rápidamente porque llegaban a los lectores casi 24 horas después.
Roberto Solans, entonces jefe de Infografía y parte del equipo fundador (leer «Por qué nosotros, el 17-D«), recuerda aquel momento clave en la historia digital de LA NACION. «Fue allá lejos, en otro siglo, aquella histórica medianoche del sábado 16 al domingo 17 de diciembre de 1995, cuando, con un hilo de hielo bajando por la columna, apretamos [enter] y cruzamos los dedos. Al diminuto grupo de zapadores todoterreno nos embargó esa satisfacción del deber cumplido. Pero no podíamos respirar tranquilos hasta no ver desplegarse en Internet la edición que acabábamos de despachar al servidor comprimida en un paquete de archivos». Solans describe el reto que representó el lanzamiento para ese pequeño grupo de periodistas e ingenieros: corría la voz de que nuestra competencia había contratado a 25 expertos españoles para sacar al diario en la recién llegada Internet el 1° de marzo de 1996, a un costo de 250.000 dólares. ?¿Se animan a hacer lo mismo para esa fecha?’, nos preguntaron. ?Sí’, respondimos al unísono, honrando aquel consejo de algún sabio veterano: ‘Aquí nunca digas que no’. Y salimos corriendo a averiguar qué era Internet».
Por esos años, también nacieron algunos de los gigantes digitales que, tiempo después, lograrían sobrevivir a la pinchadura de la llamada «burbuja de Internet» (léase Amazon, Yahoo! e E-Bay).
En particular, los diarios tenían escaso contenido y las rutinas periodísticas eran similares a lo que se trabajaba en ese entonces en los medios tradicionales con relación a la elección de los temas y el tipo de cobertura que se realizaba. El concepto de noticia de último momento (breaking news) no era la prioridad y el traspaso literal del diario impreso a la plataforma digital era la norma.
Ricardo Brom, hoy ingeniero del equipo de LN Data y pieza clave del desarrollo tecnológico del primer sitio de noticias, describe esas intensas jornadas de trabajo con los periodistas, previas al lanzamiento. «Le fuimos dando forma al proyecto durante varios meses con Roberto (Solans) mientras cenábamos en el viejo comedor de la sede de Bouchard. Comenzamos en febrero de 1995 con Roberto y Carlos Estévez. Hicimos tres intentos con el ingeniero José Ferrari para ver si podíamos publicar una edición online, pero como significaba disponer de algunos recursos y ?distraerse’ de las tareas habituales, fue desestimado. Un cuarto intento, en junio de 1995, arrojó el mismo resultado. Hasta que surgió la idea de reemplazar la muy cara edición internacional de LN (4000 ejemplares semanales enviados por correo postal a suscriptores de todo el mundo) por una edición diaria vía fax». Y completa: «Ese producto, sin publicidad, se mantenía solo como un servicio a lectores fieles, pero llegaba 15 días más tarde y era la única forma de saber lo que pasaba en la Argentina».
Y el quinto experimento gritó eureka: «Las mismas personas de la edición internacional, que seleccionaban noticias de la semana, podían trabajar para seleccionar notas del día que pudieran interesar no solo a los suscriptores, sino a empresarios, funcionarios, embajadas, deportistas, turistas, etc., de viaje por el mundo».
Desde aquel 17-D, la innovación fue continua. Recuerda Momi Peralta Ramos, una de las pioneras en el desarrollo de la plataforma digital de LA NACION y actual líder del equipo de LN Data, que después del lanzamiento se avanzó en la búsqueda de otro diseño y el agregado de un buscador por texto libre, clasificados, avisos fúnebres, un área de atención al cliente y la venta de publicidad online: «Aprendimos sobre las primeras métricas digitales y estándares que en ese momento estaban en definición en todo el mundo, y sobre el posicionamiento en buscadores (Yahoo!, Altavista, Excite, Web Crawler y Lycos) que funcionaban como directorios antes del nacimiento de Google».
En el mismo sentido, Ariel Tiferes (exeditor de lanacion.com y canchallena.com), Sandra Venditti (exeditora jefa de actualización de noticias), Momi Peralta Ramos (actual líder del equipo de LN Data) y Ana D’Onofrio (exProsecretaria General de Redacción) rememoraban en un video por los 15 años del sitio las rutinas de trabajo de diferentes etapas de la historia del puntocom de LA NACION.
La edad de plata
LA NACION siguió firme en su experimento digital, con la idea de renovar su producto de contenidos con nuevas secciones y narrativas. La recordada «pecera» de la Redacción de Bouchard era la mejor incubadora del nuevo proyecto que iba creciendo poco a poco en recursos y tecnología.
«Comencé a trabajar en LA NACION On Line en 1998. Éramos apenas ocho y todo se hacía de manera artesanal. Era prueba y error a cada segundo, todo se hacía directamente sobre las plantillas HTML, y si te equivocabas en algún comando, había que buscar línea por línea hasta detectar el error», recuerda Azul Cecinini, redactora digital de esos primeros años y hoy editora de Espectáculos: «Estábamos mirando al futuro, pero las herramientas todavía no nos acompañaban. Estaba todo por hacerse».
Lorena Artal, actual gerenta de Tecnología de LN y artífice, junto con su equipo de diseñadores y programadores, de las diferentes versiones del sitio (con un diseño y usabilidad muchas veces premiados a nivel regional y mundial), sintetiza lo que se vivió en ese entonces: «Pasión, ganas de aprender e innovación siempre fueron los factores que movilizaron los cambios estéticos y de navegación de nuestro producto. También agregaría que, a lo largo de la historia, los diferentes equipos siempre se desafiaron a sí mismos para crear la mejor experiencia para los usuarios».
A fines de 1999, la burbuja se desinfló y muchas puntocom simplemente se desvanecieron. Los sobrevivientes (proyectos con modelos de negocio sólidos, compañías ligadas a medios de comunicación matriz, portales con contenido de propiedad de las llamadas telcos y algunas empresas digitales orientadas a verticales) hicieron los deberes para acomodar sus modelos de sustentabilidad, después de un despilfarro de campañas de marketing (¿quién no recuerda las paredes de las principales ciudades del país tapizadas con afiches de promoción de alguna empresa puntocom que ofrecía las bondades del mail y el chat como herramientas de comunicación instantánea?).
En este camino, los diarios digitales empezaron a pensar cómo agrandar sus audiencias al ritmo de las nuevas tecnologías y la experiencia de uso del medio por parte de los lectores web. Así, se incrementaron los espacios de participación: encuestas, chats, foros. Y los primeros rediseños permitieron presentar de manera más prolija y jerarquizada la información. Asimismo, los grandes diarios se volcaron a experimentar con formatos nativos: infografías animadas, piezas multimedia relacionadas y la incorporación de buscadores internos para brindar al lector la posibilidad de encontrar con mayor facilidad el contenido deseado.
Un año antes, en 1998, había nacido una compañía que luego cotizaría su acción a 300 dólares y se convertiría en la gran amenaza para el modelo publicitario de los medios: Google. Y en 1999 se fundó el sitio de comercio electrónico Mercado Libre, convertido hoy en uno de los principales unicornios argentinos que cotizan en el Nasdaq.
La edad de oro
En los inicios de 2000, aproximadamente, gran parte de las compañías informativas de Internet se lanzaron a ofrecer un servicio 7×24 (24 horas del día, los siete días de la semana) para cubrir las limitaciones espaciales y temporales de su medio impreso. Así, apareció con fuerza la «noticia de último momento» (breaking news) y la plataforma encontró su ADN: la cobertura en tiempo real de la información. Por eso, los diarios incorporaron los resultados deportivos al instante, las transmisiones en vivo, los liveblogs y la migración de lo que pasó a lo que está pasando.
En el nuevo siglo, dos culturas periodísticas aprendieron a convivir en un mismo espacio físico, con rutinas productivas en muchos casos contrapuestas, pero con el mismo espíritu de experimentación que caracterizó los últimos años de historia del periodismo. Así lo recuerda Guillermo Riera, exGerente de Medios Digitales de LN: «Era una época en que los diarios empezaban a ser seriamente desafiados por lo digital. La necesidad de que no se nos escapara nada de lo nuevo era permanente. Fue así como en muy poco tiempo hicimos muchos cambios, algunos muy profundos y desafiantes, principalmente para el staff periodístico. Empezamos organizando la redacción online y dándole una estructura propia y abrimos por primera vez las notas a comentarios. Le pusimos marca propia, lanacion.com, a la página web que hasta entonces era LA NACION line, y con una reestructuración total, se transformó en un sitio de noticias 7×24″.
Fue la época de auge de los newsletters (anterior al renacer de estos años), y los lectores pudieron participar de concursos y acceder a contenido exclusivo a través de la registración al medio.
Ana D’Onofrio, exProsecretaria general de Redacción de LA NACION, a cargo de la operación digital entre 2008 y 2013, recuerda con exactitud aquel momento en el que el digital salió de la «pecera» para ocupar un lugar central en la operación de noticias: «El día y la noche. De pronto todos nos conectamos a 220v. Así me sentí los primeros de los casi 2000 días que estuve al frente de lanacion.com. Pocas veces estuve tan plena y conectada en mi historia periodística. Con yerros y aciertos, hicimos una web de noticias atrevida, moderna y dinámica, aferrada al minuto a minuto y a la noticia caliente, con información de primera mano y opinión picante. Había equipo: Gastón Roitberg, Florencia Fernández Blanco, Facundo Chaves, Diego Japas, aportes imprescindibles. Teníamos libertad para hacer e hicimos. A prueba y error, dimos vuelta todo e inyectamos ADN periodístico 24 por 24 siete días a la semana. Fuimos observados, criticados y premiados, pero crecimos, generamos audiencia y marcamos el camino. Ya nada volvió a ser lo mismo».
En ese entonces, los planteles de la Redacción se hicieron más profesionales en materia digital gracias al entrenamiento multimedia e iniciaron la exploración de nuevos géneros, como los especiales interactivos y los fotorreportajes sin límites espaciales, temporales y geográficos. Además, nacieron las transmisiones audiovisuales en vivo y se incorporó masivamente la narrativa multimedia a partir de la mejor calidad de las conexiones a Internet y, sobre todo, por el uso masivo de los teléfonos móviles como dispositivos de consumo de información, comunicación e interacción.
«Nuestro factor diferencial siempre fueron los equipos, el esfuerzo y las ganas de aprender, innovar, sumar tecnologías, descubrir nuevos formatos y estar donde están nuestras audiencias», dice Momi Peralta Ramos.
En el horizonte
Periodismo móvil, podcast, inteligencia artificial, periodismo de datos, personalización y modelos de suscripción digital avanzan y se desarrollan a una velocidad nunca vista. El desafío y la ambición es reforzar el vínculo con los suscriptores y estar en contacto con la marca a través de sus múltiples pro-puestas editoriales.
Sintetiza Calmon Alves: «En este momento de transición, las empresas ganadoras son las que se convierten en laboratorios de medios, capaces de reimaginar todas sus actividades, basándose en la observación de nuevos hábitos de consumo». Y completa la idea: «Se necesita valor para cortar lo que ya no funciona en este nuevo ecosistema y probar productos y servicios que se adapten mejor a la nueva realidad. Pensar en grande, comenzar de menor a mayor y avanzar rápido. O fallar rápido. Porque innovar es experimentar y aprender».
A modo de cierre, algunos datos que seguramente marcarán los próximos pasos de los medios digitales, 25 años después de su nacimiento, siempre con LA NACION a la vanguardia de la innovación y la producción de contenidos de calidad:
- Se registra más optimismo sobre el futuro de la industria a partir del lanzamiento de los modelos de pago (paywall) y la experimentación con nuevas formas de financiamiento.
- Ya nadie niega la crisis de la industria, pero todos entienden la necesidad de cambio, transformación y aprendizaje, con el ensayo y error como método.
- Se vislumbran grandes oportunidades para el contenido original, la investigación periodística y el maridaje de la tecnología con el periodismo.
- Hay una revalorización del periodismo en su rol de guardián del poder de turno.
- Trabajar con datos y métricas relevantes permite conocer mejor a las personas que consumen periodismo.
- Es clave contar con redacciones entrenadas, diversas y plurales en su composición.
- El periodismo debe desarrollar su actividad pensando en la pantalla del móvil (o cualquier otra tecnología del futuro), el dispositivo portable de consumo de información por excelencia, casi una extensión del cuerpo en esta era.
Los diseños de lanacion.com a lo largo de la historia
1995 (el lanzamiento)
1996
1999
2001
2004
2005
2007
2008
2010
2015
2015
2019
Fuente: La Nación.