En el marco de la entrega de distinciones de la Academia Nacional de Periodismo (ANP), se rindió un sentido homenaje a Jorge Lanata, uno de los periodistas más influyentes de la Argentina. Antes de la ceremonia, se proyectó un video que repasó momentos clave de su carrera: desde sus inicios en los años 80 con una máquina de escribir, hasta sus recordadas apariciones televisivas en Día D y Periodismo Para Todos, y la fundación de los diarios Página/12 y Crítica de la Argentina.
La pantalla mostró una de sus entrevistas más conmovedoras, a una niña tucumana que lloraba de hambre, e imágenes con algunas de sus frases que definieron su paso por el oficio: “Por el miedo a fracasar, no triunfas. Yo fracasé varias veces y no pasa nada”, y “Los periodistas tenemos buenas preguntas. Las respuestas las dan los políticos o los obispos”.
Al encenderse las luces, Bárbara y Lola Lanata, sus hijas, subieron al escenario para recibir el diploma de académico honorario otorgado a su padre por la ANP. “Estamos muy orgullosas de recibir este diploma en su nombre”, dijo Bárbara. Lola completó: “Estar acá es una forma de seguir acompañándolo”.

El reconocimiento selló un tributo a quien dejó una marca indeleble en el periodismo argentino. Aunque ausente, Lanata sigue viviendo en cada nota periodística que incomoda al poder y apuesta por la verdad.
La ceremonia continuó con el emotivo acto y la Academia Nacional de Periodismo entregó su más alta distinción, la Pluma de Honor, a dos figuras clave del periodismo argentino: Leila Guerriero y Jorge Fernández Díaz. Ambos fueron reconocidos no sólo por su trayectoria profesional sino también por su defensa de un periodismo libre, riguroso y literario.
Leila Guerriero: contra la tiranía del clic
Al recibir su premio, Guerriero recordó a figuras tutelares del periodismo argentino y latinoamericano como Rodolfo Walsh, María Moreno y Martín Caparrós. Reivindicó la crónica como género mayor y la escritura pausada como forma de contracultura: “Intenté contar historias sin reduccionismo… No se trata de llegar primero ni más rápido, sino de llegar mejor”.

Su discurso, sobrio y firme, trazó una línea de coherencia entre el pasado y el presente del oficio. Celebró también las coincidencias afectivas del evento: su vínculo con Jorge Lanata, quien le dio su primer trabajo, y con Fernández Díaz, que la apoyó cuando dejó La Nación. “Este reconocimiento está enlazado con el hombre que vio en mí a una periodista antes de que yo me diera cuenta que lo era”, expresó Guerriero.
Jorge Fernández Díaz: “Somos muy peligrosos”
Por su parte, Jorge Fernández Díaz —reciente ganador del Premio Nadal en España— brindó un discurso que combinó anécdotas personales, crítica política y defensa de la prensa independiente. “El periodismo era la literatura por otros medios”, afirmó, evocando aquellas redacciones bohemias donde se formó junto a Lanata y tantos otros.

Denunció con dureza los mecanismos actuales de estigmatización contra la prensa, desde las redes sociales hasta la manipulación algorítmica: “Hoy es acosado por ingenieros del odio… pronto usarán la inteligencia artificial para desacreditar a los periodistas”, advirtió. Para Fernández Díaz, lo que está en juego no es una disputa sectorial, sino la esencia de la democracia: “Nos atacan porque los periodistas somos los únicos que podemos rasgar el velo del engaño”.
Su intervención culminó con una potente cita de Arturo Pérez-Reverte, recordando que el poder debe temerle a una prensa libre: “Cuando lleves un bloc y un bolígrafo en la mano, quien debe tenerte miedo es el alcalde. A vos”.
Ambos discursos fueron precedidos por palabras de apertura donde se denunció una estrategia deliberada de hostigamiento hacia el periodismo no alineado. “Acusar y difamar al periodismo significa otro desprecio a las instituciones de la democracia”, dijo Joaquin Morales Solá, Presidente de la ANP, quien abrió el acto en la Biblioteca Nacional.
En su mensaje, Morales Solá alertó contra un peligro más sutil que la censura: la autocensura inducida por el temor a la estigmatización pública. “No nos olvidemos de la humildad. Porque el protagonismo y la soberbia son asesinos del periodismo”, advirtió Morales Solá.
Por último, se refirió a los galardonados, al señalar que Guerriero y Fernández Díaz representan dos formas de resistencia: la de la escritura paciente que busca la verdad entre matices, y la del análisis lúcido que confronta el relato oficial. “Ambas se sostienen sobre una misma convicción: el periodismo es indispensable para la salud democrática”, finalizó.