El martes 6 de septiembre, a los 91 años, murió la periodista y conductora de radio y televisión Magdalena Ruiz Guiñazú. A través de su cuenta en Twitter, Adepa lamentó profundamente el fallecimiento y expresó su acompañamiento en el dolor a familiares, colegas y amigos.
Magdalena, además de ser una periodista excepcional, tuvo un enorme compromiso con la vida, con la democracia, con la República. Carácter indomable e inigualable compromiso con los valores fundamentales de la libertad y la dignidad humanas.
En 2018, Magdalena fue reconocida por Adepa con su Gran Premio de Honor, por su trayectoria profesional y sus valiosos aportes a la libertad de expresión. En la misma ceremonia fue reconocida su colega Norma Morandini. Cuando recibió el Gran Premio de Honor de Adepa, Magdalena dijo: “Tenemos varias grietas en la sociedad que ojalá podamos suturar. De todos modos, creo que si nos remontamos a los comienzos de la democracia, hay algo que no va a repetirse nunca y que se relaciona con el título del informe de la CONADEP: Nunca Más. Sabemos que no vamos a permitir que se repitan situaciones como las que vivimos.
Ruiz Guiñazú fue integrante de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, entidad encargada de recibir y recopilar las denuncias de desaparición de personas entre 1976 y 1983.
En el acto en el cual se le entregó el Gran Premio de Honor de Adepa, Magdalena contó sus comienzos en la actividad periodística, y remarcó lo difícil que fue para ella en un universo profesional dominado por los hombres. Sus padres no le permitían dedicarse al periodismo, y mucho menos cuando se enteraron que quería dedicarse a los casos policiales. “Finalmente pude hacerlo en una revista de la Acción Católica, a los 17 años. Ahí me autorizaron mis padres”, rememoró. “Mis primeras tareas fueron atender el teléfono, limpiar la oficina y elegir las fotos de la sección Moda”, acotó.
“No es fácil para las mujeres llegar a tener roles de conducción, lo veo más como un tema de circunstancias de la vida, si se tienen o no posibilidades para tener tiempo para llevar adelante una carrera”, reflexionó Magdalena en la conversación con Carlos Jornet, director periodístico de La Voz.
Magdalena también recordó con tristeza los hechos en los cuales se pusieron fotos con su rostro y de otros colegas, para que los escupan, incluyendo chicos, o cuando a instancias de las Madres de Plaza de Mayo, se le hizo un “juicio popular” en Plaza de Mayo en 2010. “Por suerte hay un archivo de 1984 en el cual Hebe de Bonafini me agradece públicamente por haber sido una de las pocas periodistas que habló de las Madres en plena dictadura, cuando hacían la ronda en la pirámide”, respondió.
Periodista gráfica, de radio y de televisión, Magdalena condujo por 20 años el programa Magdalena Tempranísimo en Radio Mitre. Fue premiada en 11 oportunidades con el premio Martin Fierro y en 1994 recibió el Martín Fierro de Oro por su trayectoria.
Recibió en cuatro oportunidades el Premio Broadcasting y en 1996 el de Platino. La República de Francia le otorgó la Legión de Honor en el grado de oficial. Italia le concedió la Orden del Mérito en ese mismo grado.
La International Women Media Foundation le otorgó en 2003 el gran premio a la trayectoria de vida. En 1996 fue cofundadora de la Asociación Periodistas por el Periodismo Independiente.
Es autora de una novela, Huésped de un verano (Planeta, 1994), y de los libros de no ficción Había una vez… la vida (Planeta, 1995), ¡Qué mundo nos ha tocado!, con el Padre Rafael Braun (Ateneo, 2001) e Historias de hombres, mujeres y jazmines (Planeta, 2002).