“Menchi, dibujos que aprendimos a leer”. Con ese título la Academia Nacional de Periodismo homenajeó y recordó a Hermenegildo Sábat, a dos meses de su fallecimiento. El gran dibujante fue presidente de la entidad hasta su muerte el 2 de octubre pasado.
El homenaje, que se hizo en la Biblioteca Nacional con la sala Jorge Luis Borges repleta, tuvo como primer orador a Lauro Laiño -actual titular de la Academia- quien retrató la personalidad del notable ilustrador: “Siempre tenía una sonrisa ante toda adversidad. Era un espíritu superior”, contó.
Estuvieron presentes familiares del artista, compañeros de trabajo y del oficio. Entre ellos Ricardo Kirschbaum, editor general de Clarín; Ezequiel Martinez, director de Cultura de la Biblioteca Nacional; la ensayista Beatriz Sarlo; el periodista José Ignacio López; Robert Cox, ex director de The Buenos Aires Herald; Jorge Fontevecchia, fundador del Grupo Perfil; y Martín Etchevers, presidente de Adepa.
Sábat se desempeñó durante más de cuarenta años en Clarín y por eso el columnista político, Eduardo Van der Kooy, también le dedicó unas palabras: “Podría recordar infinidad de situaciones y anécdotas con él. Trabajamos juntos más de dos décadas donde expresaba con profundidad en sus dibujos lo que yo tardaba mucho más en escribir”.
El dibujante Fernando Sendra fue otros de los que lo recordó: leyó un texto que escribió especialmente para la ocasión: “Imagino a un político viendo los dibujos que Sábat hizo sobre él o ella, sin que pueda reaccionar, desarmando todo tipo de respuestas”, expresó.
Uno de los hijos de Hermenegildo, Alfredo Sábat -también dibujante- charló con Clarín antes de que comenzara el acto y describió a su papá: «No habrá nadie con la técnica que tenía mi viejo. Nunca vi a a alguien manipulando la acuarela como lo hacía él y que dibujara sin antes hacer bocetos. Me enseñó todo lo que sé hacer, yo me sentaba a su lado y lo miraba, con eso alcanzaba», dijo, quien desempolvó y trasladó algunas de las obras de su papá para decorar la sala de la Biblioteca.
Recordó que su padre estaba siempre dispuesto para trabajar y mencionó la escena que se encontró cuando ingresó al atelier donde daba clases de dibujo, luego de su muerte: «Estaba su delantal doblado sobre el respaldo de la silla, listo para volver a usarse». No fue lo único que preparó para el día siguiente. En su último día en Clarín, sobre el escritorio dejó una hoja en blanco, a la espera de recibir sus trazos mágicos, esos que no necesitaban de palabras.
En el homenaje, en el que el periodista Fernando Bravo fue el moderador, hubo espacio para la proyección de un audiovisual en donde se mostraron extractos de entrevistas televisivas que brindó en estos últimos años y donde repasaba sus comienzos en el dibujo y algunas de las historias que marcaron al país. Porque Menchi- como lo llamaban cariñosamente sus amigos- a través de sus dibujos retrató la historia Argentina.
También hubo lugar para un breve momento musical a cargo del grupo vocal «Opus Cuatro”, una orquesta de voces que le puso ritmo a la tarde con dos canciones y que dio cuenta de otra de las grandes pasiones de Menchi: la música.
Hermenegildo Sábat nació en 1933 en Montevideo, Uruguay. Publicó sus primeros dibujos a los quince años en el diario Acción de Montevideo. Trabajó como fotógrafo, impresor ófset, redactor, periodista. Llegó a Buenos Aires en 1965, después de abandonar su cargo de secretario de redacción del diario El País de Montevideo. En 1988 ganó el Premio María Moors Cabot, que otorga la Universidad de Columbia, por los dibujos realizados durante la dictadura militar. Y en 2005, el premio de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano de manos de su presidente, Gabriel García Márquez. En esa oportunidad, premiaron “su conducta intachable frente al poder” y su “carrera brillante” en Uruguay y Argentina.
Fuente: Clarín.