(Por Ladina HeimgartnerPresidenta de Wan-Ifra)

En lo que va de 2025, 15 periodistas han sido asesinados. 530 están presos. En 2024, más de 100 fueron asesinados. La mayoría de estos crímenes quedan impunes. Esta impunidad es una doble tragedia, la muerte de un periodista y en cierta medida también el desmantelamiento de la justicia. Nos enfrentamos a amenazas crecientes en múltiples frentes: represión política y censura, presión económica, dependencia de las plataformas, falta de conciencia política y regulación razonable, algoritmos que determinan lo que se ve. A esto se suma el acoso digital, la erosión de la diversidad de los medios, una creciente incertidumbre económica. Estos desafíos son reales y están aumentando, pero también subrayan algo vital. Nuestro trabajo importa más que nunca porque en medio del ruido, la distorsión y la manipulación, sigue habiendo hambre global de verdad y orientación.

No podemos automatizar completamente la confianza. La IA está transformando la forma en que trabajamos, pero la confianza no se genera con algoritmos. Se construye con criterio humano, ética y transparencia.

Disruptores

Los verdaderos disruptores siguen siendo los periodistas en un mundo de polarización y manipulación. Decir la verdad con valentía es el acto más poderoso. La credibilidad es nuestra moneda más fuerte.

Los medios de comunicación no necesitan favores. Es necesaria la equidad para proteger la libertad de prensa. Debemos proteger las bases económicas del periodismo. Esto significa competencia justa con las plataformas, inversión en innovación y reconocimiento de que el periodismo es tanto un bien público como un negocio viable.

Los populismos modernos son inteligentes. No siempre cierran redacciones. Minan al periodismo desde adentro. Despacio, metódicamente, detrás de la fachada de la democracia. Boicotean, hacen listas negras, cortan el acceso a la información pública. Castigan con multas ilegales. Asfixian a los medios con acoso administrativo, escasez financiera y desgaste legal. Y todos conocemos la regla: sin independencia financiera no hay independencia editorial.

*Fragmento del discurso de apertura del Congreso anual de Wan-ifra 2025.

Fuente: La Gaceta