La Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (Adepa) condena el ataque sufrido en las instalaciones de la imprenta Kollor Press, ubicada en Avellaneda, Pcia. de Buenos Aires, donde un grupo de entre 20 y 30 personas, que se identificaron como ex empleados de Artes Gráficas Rioplatenses (AGR), ingresaron ayer por la madrugada a la fuerza utilizando cuchillos y pistolas, para luego romper todas las máquinas rotativas, de acuerdo a la denuncia realizada por uno de los dueños, César Solari. Los atacantes también quemaron gran parte del material gráfico que estaba listo para ser entregado.
Según relató Solari, el grupo de atacantes amenazó a los operarios de la fábrica para que “no imprimieran más materiales encargados por el Grupo Clarín”, en alusión a presuntos trabajos que Kollor Press tomó a su cargo y que antes se imprimían en AGR, la imprenta que el Grupo Clarín cerró en enero.
Solari lo negó en una entrevista radial: “Tenemos los mismos clientes que el año pasado, no hemos tomado ningún nuevo trabajo en el último tiempo”, dijo.
Según informó su dueño, Kollor Press trabaja para 50 empresas con distintos tipos de impresiones. En su mayoría son revistas y catálogos de empresas. Allí mismo, hasta el año pasado, se imprimió el periódico Página/12.
Los destrozos comenzaron cerca de las 6 de la mañana, cuando los atacantes llegaron al lugar con las caras destapadas, arrojando piedras, con cuchillos en mano, e incluso portando armas de fuego, según indica la denuncia. Rompieron una de las puertas ubicadas sobre la calle Uruguay, e ingresaron.
Estuvieron en el predio cerca de una hora, se identificaron como ex empleados de AGR, e incluso pegaron afiches en las paredes exteriores con consignas sobre los despidos tras el cierre del taller.
Además de condenar enérgicamente el ataque violento a Kollor Press, Adepa reclama a las autoridades competentes el esclarecimiento del hecho y la sanción a los responsables. Y hace un llamado a la reflexión respecto a este tipo de prácticas violentas que configuran ataques a la libertad de expresión, al atentar contra un establecimiento que participa del proceso de difusión de las ideas.