Asesinatos de periodistas; impunidad para los autores materiales e intelectuales; ataques y persecuciones físicas, legales y administrativas; descalificaciones; presiones económicas; instalación de noticias falsas en redes sociales. Estas siguen siendo las principales amenazas contra la prensa en el continente, según se escuchó ayer en un encuentro de editores de las Américas.

Pero si no hay novedades en las formas de censura directa o indirecta, sí las hay en los escenarios donde estas se registran.

Los asistentes a la reunión de medio año de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) condenaron con energía la “espiral autoritaria” que se vive en Venezuela, donde los medios independientes fueron una de las primeras víctimas. Miguel Henrique Otero, director de El Nacional, de Caracas, habló de una “narcodictadura enquistada en el poder”.

En el encuentro, se advirtió que en sólo seis meses fueron asesinados 13 periodistas: cinco en México, tres en Perú, dos en Guatemala, otros tantos en República Dominicana y uno en Honduras.

Pero por primera vez en mucho tiempo, fue el informe de la situación en Estados Unidos uno de los que más atención atrajo. La vicepresidenta de la entidad en ese país, Katie Townsend, dijo que si bien son comunes las tensiones entre la prensa y la Casa Blanca, la retórica del gobierno de Donald Trump “no tiene precedentes y amenaza con socavar la capacidad de los medios de informar al público”. Advirtió que la prensa debe lidiar con la aparición de “noticias falsas” y que el presidente cooptó ese término para desacreditar los informes veraces que estima desfavorables.

Un panel llegó a comparar estas actitudes de Trump contra los medios con situaciones vividas en regímenes populistas de la región.

Al hablar durante el almuerzo, el relator sobre libertad de expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Edison Lanza, lamentó la permisividad de los gobiernos que facilita la impunidad y anticipó que la CIDH está enviando a la Corte Interamericana seis casos emblemáticos de asesinatos o ataques a periodistas, para intentar sentar jurisprudencia que fuerce a proteger la labor del periodismo contra ataques gubernamentales o del crimen organizado. Entre esos casos están el de Vladimir Herzog, asesinado durante la última dictadura brasileña, y el de Jineth Bedoya, quien fue secuestrada, torturada y violada hace 17 años cuando investigaba violaciones de derechos humanos en una cárcel colombiana.

Lanza condenó el “quiebre institucional” en Venezuela y remarcó que “se encendieron todas las alarmas en la región”. Y agregó: “La única defensa contra el autoritarismo y los regímenes mesiánicos y profetas del odio es mantener una vigilia eterna por la libertad. Es propiciar más y mejor periodismo”.

Informe argentino

El informe sobre Argentina, presentado por Daniel Dessein (La Gaceta, Tucumán), sostiene que los 65 ataques directos a la prensa denunciados en 2016 representan menos de la mitad del promedio anual que se registraba durante la gestión de Cristina Fernández. En su mayoría, fueron cometidos por funcionarios provinciales, policías y militantes políticos.

El reporte destaca la reciente reglamentación de la Ley de Acceso a la Información Pública y la apertura del presidente Mauricio Macri y su equipo para responder a los requerimientos de periodistas.

Por Carlos Jornet, desde Antigua Guatemala. Publicado en La Voz del Interior.