Por Diego Dillenberger
The Post llega en el momento justo. El film sobre las revelaciones del Washington Post sobre documentos secretos del gobierno estadounidense en la guerra de Vietnam le devuelve algo del prestigio que los medios tradicionales parecían estar perdiendo a manos de la redes sociales…. O, mejor dicho, a manos de los consultores y asesores de comunicación que desde hace años postulan que fenecieron a manos de las redes sociales.
The Post llega justo después de lo que podríamos llamar “El año de las fake news”, o, más precisamente, el año en el que el mundo descubrió que “granjas” de trolls rusos, con ayuda involuntaria de redes sociales como Facebook, lograron torcer la elección presidencial de Estados Unidos para que gane Donald Trump, consiguieron el triunfo inesperado del Brexit en Gran Bretaña y fomentaron decididamente la aventura separatista catalana, entre otros desbarajustes mundiales.
Pero el film de Steven Spielberg cae en momentos en que numerosos estudios de opinión pública llegan a la conclusión de que el año de las fake news no pasó inadvertido para la gente en todo el mundo: hay un notable reverdecer de la credibilidad en el periodismo en todo el mundo.
El tema no es menor: estrategias de comunicación de algunas empresas y gobiernos, como el de Cambiemos, se basan en buena medida en el paradigma de que los medios ya no importan, no son creíbles, y que a la gente no le atrae lo que informan, porque hoy se enteran a través de las redes sociales.
Veamos: una de las encuestas más esperadas del año es el tradicional Barómetro de Confianza de la agencia de relaciones públicas Edelman, en el Foro Económico de Davos. La credibilidad en el periodismo creció 5 puntos a nivel global, mientras que la de las plataformas sociales cayó 2 puntos. En 21 de los 28 países estudiados, la gente en esta encuesta a opinión pública general y líderes de opinión cree más en el periodismo que en las redes sociales (59 a 51 por ciento). En el caso de Argentina la brecha es similar: 62 por ciento cree más en el periodismo, y 54, en las redes en Internet.
Tres cuartos de los argentinos dicen estar preocupados ante campañas de desinformación o noticias falas que puedan usarse como arma. Aunque el campeón del año es –previsiblemente- Estados Unidos, donde cayó 11 puntos la confianza en las redes sociales, y una proporción similar a la de Argentina teme que las fake news sean usadas como arma: sufrieron sus efectos en carne propia.
La encuesta también trata de responder a uno de los principios esenciales de los promotores de la visión de los medios que sucumben ante las redes sociales: que a la gente no le interesa lo que publican los periodistas. El 50 por ciento se manifestó consumidor regular de noticias a nivel mundial, y exactamente la mitad de ellos se autodescribieron como “amplificadores” en las redes sociales de lo que ven y leen en los medios. El otro 50 por ciento de la población mundial es descripto como “desenganchado” de las noticias, porque las consumen menos de una vez por semana.
Habría que preguntarse si este es un fenómeno nuevo o si, en realidad, siempre fue así: los medios, las noticias, los análisis informativos siempre interesaron a una parte de la población. Jamás los diarios, ni en su apogeo, interesaron al 100 por ciento de la población en ningún lugar del mundo.
La reciente decisión de Mark Zuckerberg de cambiar el algoritmo de Facebook para que las noticias ya no sean lo más relevante que vean sus usuarios tiene más que ver con la esencia misma del negocio de la red social más poderosa del mundo: que de ahora en más hasta los medios deban pagar, si quieren que la gigantesca audiencia de Facebook los tome en cuenta.
De todos modos, cada país es un mundo: en Argentina, cuando se pregunta por “los medios”, ganan el gobierno y las empresas en confianza y, más que nada, las ONG. Cuando se pregunta por periodismo o medios, para la gente no es indistinto: los medios tienen una crecibilidad más baja que los periodistas que los hacen.
El Pew Research Center, una prestigiosa ONG estadounidense dedicada a analizar la opinión pública a nivel mundial, lanzó en enero una encuesta en 38 países sobre el grado de satisfacción de la población con el rol que cumplen sus medios de comunicación. La Argentina solo está mejor que Grecia, Italia, España y Corea del Sur en la visión de cómo los medios cubren asuntos políticos. Pero la percepción de los argentinos sobre los medios mejora mucho cuando se les pregunta si cubren adecuadamente los temas más relevantes en sus países: junto con toda la región, el 77 por ciento dice que hacen un buen trabajo. Eso contradice a los consultores que dicen que los medios se mueren, porque se ocupan de temas que no les interesa a nadie fuera de ellos mismos.
El caso alemán es el más extremo. En ese país todas las encuestas dan una fortísima recuperación de la confianza en los medios tradicionales. Dos tercios de los alemanes, según una encuesta que se reitera año a año de la Universidad Johannes Gutenberg, de Maguncia, creen en los medios tradicionales. Al mismo tiempo se derrumbó la confianza en las redes sociales, y hoy apenas el 10 por ciento de los alemanes cree sin reparos en las plataformas sociales de Internet: un derrumbe de 14 puntos contra el año anterior.
Según los investigadores de Maguncia en esa encuesta que se repite desde hace diez años, el debate sobre los ataques de fake news, muy fuerte en Alemania, llevó al derrumbe de la credibilidad de Facebook y otras redes. Un dato interesante: los más críticos hacia los medios tradicionales en Alemania resultaron los entrevistados con menor nivel de instrucción.
Solo el 24 por ciento de los alemanes cree que los medios no abordan temas que para ese segmento son relevantes, y 36 por ciento dice que percibe distinto lo que informan los medios sobre algunos temas relevantes de su entorno cotidiano. Los más insatisfechos con los medios y que menos se sienten identificados con ellos fueron los votantes del ultraderechista AfD y personas con poca vocación democrática.
La radio y TV pública alemana, un sistema de derecho público –no gubernamental- goza de una credibilidad alta en la tres cuarta parte de la población. La prensa escrita, de dos tercios.
Además, los alemanes, en coincidencia con la encuesta de Edelman, creen en un 74 por ciento que las fake news son un peligro para la sociedad y el 69 por ciento está a favor de leyes para combatirlas.
* Director Periodístico de Revista Imagen.