El vicepresidente de la Sociedad Interamericana de Prensa, y la periodista Mariel Fitz Patrick disertaron en el coloquio sobre los 40 años de democracia, organizado por Federalismo y Libertad.

El rol del periodismo durante las cuatro décadas de democracia ininterrumpida en el país, sus desafíos y riesgos actuales fueron las temáticas abordadas durante el panel “Libertad de prensa y democracia: un balance”. La actividad se desarrolló en el marco del coloquio “40 años de la democracia en Argentina, en clave Federal”, organizado por la Fundación Federalismo y Libertad.

Compartieron sus visiones la periodista Mariel Fitz Patrick (Infobae) y Daniel Dessein, vicepresidente regional de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), presidente de la comisión de Libertad de Prensa e Información de la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (Adepa) y presidente del directorio de LA GACETA.

Fitz Patrick reflexionó sobre la importancia de los periodistas en ayudar a la toma de conciencia de la gente sobre sus derechos, como el acceso a la salud, a la Justicia, a un ambiente sano, contra todo tipo de discriminación. Mencionó la obligación de la prensa de develar las malas prácticas; los negociados que favorecen a un sector, a un funcionario, a un particular; el desvío de fondos públicos, que muchas veces la gente no visibiliza. “Y ayudar a entender fenómenos complejos, dar contexto y, por supuesto, denunciar las violaciones a los derechos humanos y dar voz a las víctimas”, añadió.

Seguidamente, Fitz Patrick remarcó cuatro riesgos de la profesión que los periodistas tienen la obligación de evitar y de combatir. “La desinformación y la viralización de fake news tiene consecuencias graves para las instituciones democráticas. Y ahí el periodismo tiene un rol clave, porque el chequeo es la esencia de un periodista. Un particular puede retuitear una noticia que le importe, que le afecte, que le interese, que le impacte, que le convenga; un periodista no. Este debe chequear. Y además debemos visibilizar las fake news; o sea, informar cuando algo no es verdad. Los periodistas debemos aportar a esa verdad, que nunca es absoluta, ni impoluta, ni objetiva al 100%; pero igualmente debemos aportar a ella”, puntualizó.

Señaló que la polarización del discurso político y social provocó una erosión de la confianza en la tarea periodística. “Es una de las amenazas más graves para el periodismo, porque ya no importa el ‘qué’, si no ‘quién’ lo dice, y cuáles son sus supuestas intenciones ocultas. Es verdad que hay periodistas que se prestan a operaciones, que muchas veces los medios -y los periodistas- tienen otras intenciones, tienen intereses, básicamente económicos y de poder. Pero la mayoría de los periodistas no queremos ser vehículo de esos intereses, queremos hacer bien nuestra tarea”, afirmó.

En ese fin se enmarca el siguiente riesgo. “Los periodistas debemos evitar la tentación del sesgo del tratamiento informativo para conformar audiencias; evitar el periodismo de ratificación o populista en términos políticos -variante del periodismo militante-. Periodismo y militancia son cuestiones contrapuestas. Yo creo en un periodismo profesional, más allá de lo que uno pueda sentir una simpatía política o abrazar una causa”, dijo.

Finalmente, advirtió que el error de un periodista golpea a todos. “Debemos evitar la mala praxis periodística, que afecta a la credibilidad de todo el periodismo, de todos los periodistas. Cada vez que un periodista -más aun si es conocido- se manda una macana o comete un error en la información, todos sufrimos. Porque eso da argumentos para deslegitimar al periodismo en su conjunto, particularmente desde el poder”, advirtió.

Sobre el cierre de su disertación, Fitz Patrick encendió alertas sobre la actitud del presidente electo, Javier Milei, hacia la prensa. “Durante su campaña presidencial, hubo un cúmulo de actitudes de intolerancia a lo que es el disenso, la crítica, la pregunta; incluso con insultos, con amenazas y con acciones civiles contra los periodistas -el uso de demandas judiciales para callar voces críticas siempre es una luz roja-, y hablaba de ‘periodistas ensobrados’”, criticó.

La misma moneda

A su turno, Dessein suscribió lo dicho por la periodista. “Mariel hizo un fantástico y amplísimo repaso de las amenazas, de los riesgos, de los desafíos que tiene el periodismo, que son las amenazas, los riesgos y los desafíos que tiene la democracia. Porque son dos caras de una misma moneda. La libertad de prensa es el predicado de la democracia, pero también es un presupuesto. No hay democracia sin libertad de prensa, no hay libertad de prensa sin democracia. La salud de la libertad de prensa es uno de los mejores termómetros para medir la salud institucional de una sociedad. Basta revisar, ¿hay libertad de prensa en Nicaragua, en Cuba, en Venezuela? No. Tampoco hay democracia”, afirmó Dessein.

En ese sentido, destacó el eslogan de “The Washington Post”, que dice “La democracia muere en la oscuridad”. “Una de las funciones fundamentales del periodismo es iluminar esas zonas oscuras donde los poderes buscan ocultar algo. Y por esa acción tienen muchas dificultades”, dijo. Enumeró algunas de esas iluminaciones que se dieron en la Argentina desde el regreso de la democracia: “La figura de nuestra querida Magdalena Ruiz Guiñazú, integrando la Conadep; las fotos de José Luis Cabezas, que le costaron la vida; las guardias y las investigaciones que derivaron en el esclarecimiento del crimen de María Soledad Morales en Catamarca, las fotos de (MaximilianoKosteki y (DaríoSantillán, la ruta del dinero K, la trama de los cuadernos, la foto de Olivos (cumpleaños de la primera dama, Fabiola Yáñez), el vacunatorio VIP, etcétera. Elementos que ayudan a que la sociedad conozca cómo se gestionan sus intereses, cómo se mueve ese poder y, en definitiva, nutren su decisión a la hora de votar o de participar en la vida cívica”, dijo.

Dessein mencionó, luego, algunas formas a las cuales apela el poder para intentar acallar la prensa. “El uso de la pauta oficial para premiar o castigar a los medios, para construir gigantescos aparatos comunicacionales que sostengan el discurso oficial; el uso de los medios públicos como órganos proselitistas, amenazas a anunciantes privados; persecuciones, acoso judicial, querellas, el uso de servicios de inteligencia para espiar periodistas. Presiones extraordinarias”, denunció.

Pero pese a todo ello, Dessein destacó que no se pudo doblegar a la prensa. “El periodismo resistió esos intentos de cooptación, esos intentos de destrucción. Porque hubo periodistas y medios que no se vendieron y que se pararon firmemente; que posibilitaron que esa democracia que estaba en un proceso de represión extraordinario y que seguía el camino que había marcado el chavismo en Venezuela -luego (RafaelCorrea, en Ecuador, y (DanielOrtega, en Nicaragua-, genere anticuerpos para que pudiera haber cambios y se preserven las instituciones básicas de nuestra democracia”, aseveró.

Dessein aludió, luego, al Índice de Chapultepec, un indicador de la SIP. “Este monitorea qué ocurre en materia de control de medios, en materia de ataques, impunidad, violencia contra periodistas, acceso a la información, niveles de información de la ciudadanía, restricciones objetivas contra el trabajo periodístico. La Argentina hoy está en la mitad de la tabla de los 22 países del continente; arriba está Chile, desde hace muchos años, Uruguay; abajo, naturalmente, Cuba, Venezuela y Nicaragua”, dijo.

Finalmente, cuestionó un accionar del ex presidente Néstor Kirchner, y alertó sobre la posibilidad de que Milei lo repita. “Kirchner desconoció la función del periodismo en nuestras democracias. Intentó, y es algo peligroso que suele tomar el populismo -y Milei puede estar tentado de seguir ese camino- quebrar esa intermediación. Tratar de tener un diálogo directo con la ciudadanía. Diálogos cómodos, sin preguntas molestas, sin estructuras de investigación, sin estándares periodísticos que aborden adecuadamente la información y releven cómo se gestionan los intereses públicos. Esa tentación siempre está”, cerró Dessein.