Por Diego Dillenberger
A Mathias Döpfner, los editores de diarios y revistas de todo el mundo deberían hacerle un monumento. Es el CEO de la editorial Axel Springer, la mayor editora de diarios y portales de Alemania (Bild, Die Welt, Politico Europe, Business Insider), y a la vez presidente de la “Adepa alemana”, la asociación de editores de periódicos BDZV: el hombre clave que logró que Europa se diera días atrás una ley de derechos de autor ampliado por la que buscadores y redes sociales deberán pagar a las editoriales por usar sus contenidos.
La ley europea, ahora en proceso de reglamentación, servirá de ejemplo en todo el mundo para que los medios gráficos obtengan una compensación por la publicidad que se fuga masivamente a Google o Facebook a costa de los contenidos periodísticos, que hoy está afectando su modelo de sustentabilidad económica.
Pero durante la Asamblea anual del BDZV en Berlin, casualmente en la misma semana en que se realiza la Asamblea Anual de Adepa, este año en Mendoza, Döpfner pone en agenda un par de temas que muestran que no se contenta con el derecho de autor y va por más: que los anunciantes privados reconozcan su “responsabilidad social” hacia la democracia y contribuyan a mantener un sistema de medios económicamente sustentable.
Según un anticipo de su discurso inaugural difundido por el portal especializado Horizont, otro punto clave en la agenda de trabajo que presenta Döpfner esta semana a los editores alemanes es apoyar un proyecto de ley de la socialdemocracia de ese país que propone que los gigantes de Internet, a partir del momento en que se los perciba con posición dominante, deban hacer públicos parte de los datos que tienen de los usuarios.
Para Döpfner, (Axel Springer es una editorial conservadora y siempre cercana a la democracia cristiana), es casi revolucionario apoyar una ley propuesta por la socialdemocracia que hoy cogobierna con los democristianos de Angela Merkel.
En la nota con el portal Horizont, Döpfner comparó ese proyecto de ley con una decisión del Congreso de Estados Unidos que obligó a las telefónicas Bell a publicar sus patentes, porque frenaban la innovación por parte de empresas más chicas.
Pero la iniciativa más provocadora es la apelación a las grandes empresas y agencias de publicidad de todo origen a repensar cómo están distribuyendo su pauta publicitaria. “Está en el principio del empresario optimizar su ganancia, pero si las empresas no piensan en el largo plazo y en defender el sistema en el que mejor pueden crecer, que son las democracias liberales, les va a ir mal”, sostiene y remarca ejemplos negativos de cómo actúan capitalismos populistas, como en China, Rusia o Turquía, en contra de la seguridad jurídica y los intereses de las empresas.
Por eso Döpfner apeló a las empresas que están derivando sus pautas publicitarias a Google y Facebook y dejando de lado los medios periodísticos. “Al principio parece eficiente, pero a largo plazo puede dañar a las empresas y las marcas”, sostiene.
Sin embargo, en este caso, en lugar de pensar en una ley para regular la publicidad, el presidente de los editores alemanes propuso que los anunciantes se autorregulen pensando en que los medios periodísticos tienen un rol clave en la democracia.
No es la primera vez que un editor alemán lanza esta advertencia a los anunciantes. El año pasado, Julia Jäkel, CEO de Gruner + Jahr, la mayor editorial de revistas de Alemania, advirtió que los empresarios debieran incorporar el sostenimiento de los medios de comunicación en su política de responsabilidad social, porque veía cómo los presupuestos privados de los anunciantes fluyen cada vez más caudalosamente hacia los gigantes del Silicon Valley, como Google y Facebook.