Acaba de fallecer Alberto Fontevecchia, cofundador en 1976 de editorial Perfil, junto a su hijo Jorge. Tenía 93 años y hasta la pandemia dirigía personalmente la revista Weekend y concurría a diario a su oficina en el barrio de Barracas.
Educado en las artes gráficas, en 1950 había fundado Linotipia Fobera, que al principio se dedicaba a imprimir para terceros. Una década más tarde, comenzó a editar revistas deportivas, como El Ciclón, Racing y Esto es Boca. Y en 1972 nació Weekend, su revista preferida, la mayor publicación argentina dedicada a la pesca y el tiempo libre, que este año cumple su 50° aniversario.
El 1° de junio de 1976 fundó con su hijo esta editorial y creó la revista La Semana (antecesora de Noticias), clausurada reiteradamente por el gobierno militar y que le valiera a Jorge Fontevecchia ser detenido en el centro clandestino El Olimpo.
Cuando se cumplieron 25 años de aquel nacimiento, Nelva, la esposa de Alberto, recordó aquella epopeya empresaria y creativa que los había unido con su hijo: “Cuánto esfuerzo, cuánto amor y cuánto cuidado le dedicamos a esta criatura. Hemos compartido muchas alegrías, pero también muchas tristezas. Fuimos clausurados y calumniados por los gobiernos de facto. Nuestro director fue secuestrado y más tarde exiliado. Nos amenazaron con bombas. Pero también celebramos la caída de la dictadura y el advenimiento de la democracia. Debe y haber en el registro de una empresa periodística cuyo objetivo fue y será hacer periodismo independiente”.
Durante mucho tiempo, Jorge creyó que la fecha de fundación de Perfil había sido elegida por su padre para hacerla coincidir con su fecha de nacimiento, el 1° de junio de 1929. Pero Alberto le confesó un día que en realidad la había elegido para que contara con el augurio de San Fortunato, en su día.
No era la primera vez que Alberto había hecho coincidir un nacimiento empresario con el día del santo. En 1950 también había elegido el 1° de junio para que su Linotipia Fobera arrancara con buena estrella.
Quizá por esos augurios o, seguramente, por su tesón y sus inquebrantables esfuerzos, logró lo que se propuso con su primera planta impresora y llegó a ver cómo Perfil pasó de aquellos inicios “gutenbergianos” a este presente multimedio.
Fue un empresario ejemplar, protagonista de la transformación de la industria de la comunicación de la Argentina durante el último medio siglo.
Para aquella celebración del 25° aniversario de Perfil, Alberto escribió: “De todos quienes me acompañaron durante estos años, tengo maravillosos recuerdos. Proveedores que se transformaron en amigos, técnicos que hicieron posible aún lo imposible, obreros que no claudicaron incluso agobiados por el cansancio, directivos, editores, periodistas que compartieron nuestra ilusión, todos ellos y especialmente quienes la vida apartó de nuestro lado, permanecen en mi memoria con todo mi afecto.”
Del mismo modo, quienes trabajaron con él, sus compañeros, sus empleados, periodistas, diseñadores, fotógrafos, gráficos, comerciales; quienes fueron sus colegas en la Asociación Argentina de Editores de Revistas, que presidió; quienes conocieron su generosidad, su enorme empatía, su sentido del humor, lo van a recordar por siempre.
Sus restos fueron despedidos este domingo en el Jardín de Paz. Su viuda pidió que no se envíen flores y que, en todo caso, se considere traducir ese gasto en una donación al comedor de Margarita Barrientos.
Nota publicada originalmente por Gustavo González en Diario Perfil