La evolución de los buscadores hacia sistemas basados en inteligencia artificial está redefiniendo no solo el modo en que los usuarios acceden a la información, sino también la forma en que los medios deben producirla. Lo que hasta ahora se entendía como SEO, optimización para motores de búsqueda, empieza a transformarse en AEO o GEO, siglas de Answer Engine Optimization y Generative Engine Optimization.
El cambio implica un giro profundo: los resultados ya no se presentan como una lista de enlaces, sino como respuestas generadas a partir de múltiples búsquedas internas automatizadas. En este nuevo escenario, los periodistas deben repensar cómo garantizar que sus informaciones sigan siendo visibles y creíbles dentro de un ecosistema cada vez más gobernado por la intermediación algorítmica de la IA. Precisamente Search Engine Journal recogió recientemente las declaraciones de Robby Stein, vicepresidente de producto de Google, quien explicó en detalle cómo funciona la búsqueda con IA y qué papel juegan los contenidos informativos en este proceso.
Stein detalló que, cuando un usuario formula una pregunta a través de la búsqueda con IA, el sistema no genera la respuesta de manera directa, sino que realiza un proceso denominado query fan-out. Es decir, el modelo lanza decenas de búsquedas simultáneas en segundo plano, cada una orientada a obtener distintas perspectivas y datos complementarios sobre el tema.
El resultado final es una síntesis generada por la IA, pero sustentada en la información real procedente de múltiples fuentes. Según el directivo, esta dinámica demuestra que el núcleo del SEO sigue vigente: la IA continúa basándose en los mismos principios de indexación, relevancia y calidad que han definido históricamente los algoritmos de Google. En palabras de Stein, “cada búsqueda se empareja con contenido; lo que determina que una página aparezca o no en una respuesta de IA sigue siendo su capacidad para satisfacer la intención del usuario, citar correctamente sus fuentes y ofrecer información original”.
La explicación introduce un elemento crucial para los medios: el contenido periodístico que aspire a ser visible en las respuestas generadas por IA deberá demostrar un valor informativo diferenciador. La repetición de datos o la simple agregación de información ya publicada reducen las posibilidades de aparecer en los resultados de la búsqueda generativa. Google, de hecho, continúa apoyándose en los mismos criterios de sus Quality Rater Guidelines, en los que se valoran la satisfacción de la intención de búsqueda, la fiabilidad de las fuentes y la originalidad. La IA no premia el volumen de contenidos, sino la profundidad y el aporte propio.
El vicepresidente de Google también aclaró que la IA del buscador combina dos tipos de conocimiento: la llamada memoria paramétrica (el saber acumulado en el propio modelo) y los datos actualizados que obtiene mediante búsquedas reales. Este doble enfoque permite al sistema ofrecer respuestas con capacidad de razonamiento y, al mismo tiempo, con fundamento verificable en fuentes externas. En ese proceso, Google aplica sus mismos filtros de calidad y detección de spam para decidir qué información es útil y cuál no debe utilizarse en una respuesta. Según Stein, “hemos diseñado el modelo específicamente para las tareas informativas: buscamos que sea el mejor en necesidades de información, que pueda comprobar sus datos y apoyarse en las señales de autoridad que distinguen a la información fiable”.
Para los periodistas, esto implica una nueva responsabilidad. La verificación, la claridad expositiva y la citación rigurosa de las fuentes adquieren un peso aún mayor, ya que no solo garantizan la credibilidad frente a los lectores, sino también frente a los sistemas de IA que determinarán la visibilidad de sus textos. En el pasado, el SEO requería identificar palabras clave; ahora, el AEO exige anticiparse a las preguntas complejas y conversacionales que los usuarios formulan a la IA. El trabajo informativo deberá orientarse más a resolver dudas o explicar procesos que a repetir enunciados descriptivos.
En este sentido, Stein aconsejó pensar menos en los términos que se usan y más en el tipo de preguntas que los usuarios plantean a la IA. Las consultas tienden a ser más amplias, con estructuras de conversación y con demandas de contexto o de consejo. Los periodistas que elaboren reportajes explicativos, piezas de análisis o contenidos de servicio público bien estructurados, con fuentes identificables y argumentos sólidos, estarán mejor posicionados para que su trabajo sea seleccionado por los modelos generativos.
Fuente: Laboratorio de Periodismo



