Organizada conjuntamente por Adepa y el Centro de Especialización y Capacitación de la Corte Suprema de Justicia de Tucumán, se realizó el lunes 18 en la capital tucumana una jornada sobre «Libertad de prensa: doctrina, jurisprudencia y nuevos desafíos en su protección».
Junto al presidente de Adepa, Daniel Dessein, disertaron la vocal de la corte tucumana Claudia Sbdar, el juez de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil Ricardo Li Rosi, y el constitucionalista Gregorio Badeni. La jornada, que fue moderada por el relator y académico Oscar Flores, y la abogada y periodista Irene Benito, se desarrolló ayer en un Centro de Especialización y Capacitación Judicial especialmente preparado para la ocasión.
Ante más de un centenar de juristas, funcionarios judiciales, periodistas y ciudadanos, los panelistas resaltaron a la libertad de prensa por su valor estratégico en el sistema democrático y republicano.
En su exposición, el titular de Adepa recordó a José María Sáenz Valiente, precursor de la doctrina de la real malicia, y destacó los aportes de Gregorio Badeni en su difusión e incorporación en la jurisprudencia argentina. «El juez Brennan, en su fallo en el caso Sullivan vs. The New York Times, defendía el valor de un debate vigoroso, sin trabas ni inhibiciones, aunque incluyera ataques cáusticos y agudos», señaló Dessein, al referirse al antecedente norteamericano de la real malicia. “A pesar de que en algunos casos se pudiera llegar a generar algunos perjuicios, con la tutela de la libertad de prensa se defiende la dinámica democrática del diálogo, de la discusión y de la fiscalización del poder”, agregó.
Seguidamente, Sbdar se refirió a la importancia que tenían tanto la función jurisdiccional, que garantiza el derecho al acceso a la justicia, como la libertad de prensa. Y planteó que a menudo había colisiones entre los derechos a informar y al honor, que acentuaban la caducidad del paradigma del juez autómata.
“En este juego, hay que analizar en qué medida se satisface cada principio. Frente a la situación conflictiva que se puede plantear entre la libertad de prensa y los derechos personalísimos, el juez debe hacer una ponderación caso por caso”, observó. Y añadió que, sin embargo, no era posible perder de vista que para resolver estas pugnas existían los estándares interpretativos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. “Quiero parafrasear a Albert Camus: una prensa libre puede ser buena o mala, pero, sin libertad, la prensa nunca será otra cosa que mala”, citó Sbdar, la primera mujer en integrar la corte tucumana.
A su turno el camarista Li Rosi también abordó los “casos dilemáticos”, donde chocan derechos fundamentales, y los estándares de la protección especial de la libertad de prensa, y dijo que los desafíos se renovaban en forma permanente. Al pasar, comentó que, como funcionario judicial, había conocido a Julio César Campillay, el policía federal que demandó a La Razón, Crónica y Diario Popular, juicio que dio lugar a que la Corte fijara la célebre doctrina en 1986.
Y agregó que su experiencia acumulada desde entonces le había enseñado que los Tribunales logran prestigio a partir de su coherencia: “esta previsibilidad es lo que se llama seguridad jurídica”.
Por su parte Badeni, quien se desempeña como asesor legal de Adepa, abordó los continuos vaivenes y peligros que afectan al periodismo contemporáneo como consecuencia, entre otros factores, de los desarrollos tecnológicos. Y afirmó que, por esos riesgos que venían de lejos, la Justicia había elaborado criterios especiales de protección a la prensa que eran tan universales como las partituras de Mozart, Beethoven y Chopin.
“Por de pronto sólo podemos hablar de libertades de expresión y de prensa en un sistema democrático constitucional: en un esquema autoritario habrá expresión y prensa, pero no libertad”, dijo. “Por eso –agregó- la mejor garantía para un Poder Judicial independiente es la prensa libre y la mejor garantía para la prensa libre es un Poder Judicial independiente”.
Entre los asistentes participaron los jueces supremos tucumanos Antonio Gandur y Antonio Estofán), el gerente general de La Gaceta José Pochat y el secretario a cargo de la Redacción, Federico van Mameren, el director ejecutivo de Adepa, Andrés D´Alessandro.
Decálogo de prensa y justicia
En el cierre y luego de las preguntas, los moderadores dieron lectura a una síntesis de lo expuesta en formato de decálogo.
1. La libertad de prensa no supone un privilegio de un sector, sino que se trata de una herramienta para proteger al resto de las libertades y derechos, y a la democracia. La lucha y la defensa de la libertad de prensa nunca tienen fin porque siempre está en riesgo.
2. Los niveles de calidad democrática tienen una relación directamente proporcional con el nivel de la libertad de prensa imperante en una nación.
3. La libertad de prensa es un valor estratégico porque está vinculado con la soberanía del pueblo, donde se enlazan otros derechos y libertades.
4. El lugar eminente de la libertad de prensa no significa una impunidad absoluta en aquellos casos en los que se la utiliza para cometer un delito o un acto ilícito de naturaleza civil.
5. La función jurisdiccional del Estado constitucional de Derecho enfrenta el conflicto entre la libertad de prensa y los derechos personalísimos. En esta disputa de difícil solución justamente hay que apelar a los valores de la Constitución, que son la conciencia jurídica popular.
6. Lo típico de esta materia es el choque de los derechos a la información y a la intimidad. Todos tenemos intimidad, pero no en el mismo grado. La evaluación desafía a los jueces en un terreno de sutilezas jurídicas donde el pensamiento jurídico que analiza el conflicto debe ser igualmente sutil.
7. La libertad de prensa y la independencia de la Justicia son dos caras de la misma moneda. La supervivencia de la república requiere, más que un préstamo monetario internacional, la independencia de sus jueces.
8. Difícilmente pueda ser garantizada la expresión del pensamiento sin cortapisas si no hay independencia judicial.
9. Enfrentamos el desafío de la información falsa, que induce al error y al engaño. Ello entraña periodistas que dolosamente engañan a la gente. Hacen daño el periodismo, pero más daño se produce cuando la sociedad advierte que ha sido engañada.
10. La única manera de tener una prensa seria, racional y sensata es por medio del control social. Es la sociedad la que debe controlar a los medios más que los jueces. Especialmente, de los excesos en los que incurren los medios electrónicos de comunicación masiva. ¿Cómo? A partir de la educación.