Maia Jastreblansky e Iván Ruiz, periodistas del diario La Nación, disertaron en la Universidad Católica Argentina acerca de su participación en la investigación sobre los Panamá Papers. Ambos formaron parte del acotado grupo de periodistas que fueron seleccionados por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) – junto con Hugo Alconada Mon, Mariel Fitz Patrick, por Canal 13, e integrantes del equipo de LN Data – para investigar los 2,6 terabytes de documentos de la agencia Mossack Fonseca que un anónimo les entregó a dos periodistas del diario alemán Sueddeutsche Zeitung. Hernán Cappiello, periodista y Director de la Carrera de Periodismo de la UCA, fue moderador de la conferencia.
Jastreblansky y Ruiz explicaron que, a nivel mundial, tan solo 376 periodistas de 86 países analizaron los documentos durante un año. Entre los 11 millones de archivos se encontraron: correos electrónicos, PDFs, documentos de Word, Excel y fotos, todos pertenecientes al estudio panameño. Éstos conforman una filtración 45 veces más grande que Wikileaks y abarcan un período de 38 años, desde 1977 hasta 2015. Los hallazgos de esta investigación fueron, principalmente: 12 líderes mundiales – entre otros Mauricio Macri, Putin y el padre de David Cameron -, 128 ex funcionarios y 29 magnates.
En el caso de la Argentina, la operatoria más común consistía en que los funcionarios o empresarios utilizaban la vía Uruguay como una escala para salir al exterior a través de los servicios del estudio jurídico de Juan Pedro Damiani, el cual se contactaba directamente con Mossack Fonseca. “Tener una sociedad offshore no es ilegal en sí mismo, salvo que se pruebe que haya sido un vehículo para lavado de dinero o evasión tributaria. Sí hay que tener en cuenta por qué estas personas eligen los paraísos fiscales y por qué offshore”, explicó Jastreblansky. En general, se trata de sociedades sólo en los papeles y sirven para abrir cuentas bancarias, por ejemplo en Suiza. Ruiz explicó que Mossack Fonseca ya tiene sociedades creadas, para tener stock, y que las activa en el momento en que un cliente las pide.
Sin la presencia de la tecnología esta investigación no hubiese sido posible. La información llegó al Sueddeutsche Zeitung totalmente cifrada y fue manejada durante largos meses en discos externos que no se conectaban a Internet. Según contaron los periodistas participantes, lo primero que hicieron sus colegas alemanes fue subirla a 40 servidores de Amazon y el gran objetivo fue crear una especie de Google -el actual sistema Blacklight- en el cual se pudieran buscar los documentos por palabras clave. Para eso, decidieron utilizar el Optical Character Recognition (OCR), ya que la mayoría de las imágenes estaban en un formato fotográfico, que no permitía la vista en caracteres.
Los primeros contactos los mantuvo Hugo Alconada Mon con Marina Walker, una argentina que es vicedirectora del ICIJ, y el primer trabajo fue el ingreso de los periodistas para que pudieran empezar a loguearse e interiorizarse con el sistema. Luego, se llevaron a cabo tres viajes puntuales: primero Ricardo Brom, ingeniero en sistemas de LN, viajó a Washington para revisar algunas cuestiones metodológicas de la descarga y trabajo de archivos; luego Hugo Alconada Mon viajó a Munich en una reunión estratégica; y por último Iván Ruiz viajó a Noruega para hablar con la gente de ICIJ.
Jastreblansky y Ruiz explicaron que trabajaron en conjunto con LN Data para armar una gran base de datos que tuviera personajes públicos, sociedades y todo lo que atañe a la vida política y económica argentina. Esta base la siguen fortaleciendo día a día y la cruzan con los documentos de Mossack Fonseca. “Ese cruce entre nuestra base y Mossack Fonseca dio los primeros resultados. Ahí pudimos ver que la información no llegaba toda junta, sino en oleadas. Entonces cada vez que llegaba información teníamos que cruzar y seguir cruzando información”, comentó Ruiz.
Con respecto a la división del trabajo contaron que se trataba de una labor en equipo. Cuando uno descubría un caso, se lo pasaba al otro para que lo fortaleciera y así sucesivamente. Destacaron la importancia de ser claros al traducir esta información. Por esa razón utilizaron infografías interactivas e infografías fijas para el diario papel, de modo que el público pudiera entenderlas más fácilmente.
La seguridad fue y sigue siendo algo esencial que los periodistas seleccionados por el Consorcio tuvieran en cuenta. “Les doy un ejemplo, el otro día una persona sacó una foto a la pantalla de su computadora y se filtró la URL del Blacklight. Carísimo error porque tuvimos que dar de baja todo y ellos tuvieron que volver a armarlo”, comentó Jastreblansky. Quienes tienen acceso a la plataforma no pueden usar su Gmail ni su mail de trabajo, sino que un hash mail que permite encriptar los mensajes de manera que resultan casi imposibles de hackear.
Asimismo, los periodistas confesaron que se encontraron con una serie de obstáculos al momento de realizar la investigación. En primer lugar, el diario está sufriendo una serie de cambios y, al tratarse de un trabajo a largo plazo, no sabían qué podía llegar a pasar. En segundo lugar, no podían dedicarle el 100% de su trabajo a esto, ya que, según palabras de Jastreblansky, “casi ningún medio entiende del todo que uno se puede dedicar a una investigación que va a durar un año”. Por último, el secretismo. “Era muy difícil aguantar porque no podías hablar ni con tu colega. La gente, los que estaban al lado mío me preguntaban: ‘¿En qué andas?’ y yo ‘No, en nada’. Te obligan a mentir”, contó Ruiz, entre risas.
Los disertantes ilustraron que, a través de estos documentos, se reveló que el actual presidente argentino Mauricio Macri era propietario de la sociedad Fleg Trending en Bahamas. Iván Ruiz fue quien logró descubrir este dato dos días antes de que Macri asumiera como mandatario, y contó que se entusiasmó con su hallazgo pero que en ese momento no cobró demasiado sentido de la dimensión que iba a tomar.
“Me fui a dormir porque era 7 de diciembre a la noche, pero después no me pude dormir y volví a la computadora a seguir revisando”, confesó. Además, se descubrió -no a través de los Panamá Papers- que el presidente tenía otra sociedad en Panamá. Por estas razones se encuentra, ahora, imputado por el fiscal Federico Delgado.
Los periodistas no pasaron por alto el documento que hallaron y que involucra directamente a la empresa propietaria del diario La Nación, y que fue mencionado el pasado domingo 10 de abril en un artículo en las ediciones papel y digital (“La Nación a sus lectores”). “La semana pasada detectamos que La Nación también figuraba en Panamá Papers, y el diario decidió publicarlo», declaró Jastreblansky. El diario hizo una operación comercial en 2014 por la cual vendió una sociedad y a cambio de eso recibió un porcentaje de acciones de otra sociedad registrada en las Islas Caimán. Por lo tanto, aparece en los papeles de Panamá por esta sociedad llamada Navec.
Por último, a raíz de la pregunta de una alumna, se abrió el debate sobre si la información contenida en los Panamá Papers tenía que ser de acceso público a todos los medios o no. Pero ambos periodistas apoyaron la decisión de ICIJ de elegir a un grupo acotado de profesionales. “Yo coincido, en una primera etapa, por un tema de seguridad y para que la investigación se realice segura y con éxito, sí elegir, en cada país, a un periodista en el que ellos confían, que tiene una buena reputación en todo este tipo de investigaciones para hacer este primer trabajo inicial”, opinó Jastreblansky. Ruiz, además, aportó: “Si se abre la base al triple de periodistas, es probable que se filtre y que entonces no se pueda llegar al objetivo, que es publicar toda la información”.