La Nación, uno de los periódicos más grandes de Argentina, comenzó, hace dos años, un proyecto llamado ‘Nueva Redacción’ – con el objetivo de transformar toda la operación editorial. Carlos Guyot, secretario general de redacción de La Nación, comparte su estrategia.

Redacción de La Nación

«La sala de redacción de La Nación se divide en tres grandes equipos: edición digital, edición impresa y redacción central. El equipo digital se encarga de la estrategia digital, de las actualizaciones minuto a minuto de nuestros productos digitales y de cuestiones específicos, tales como redes sociales, métricas y noticias de última hora. El equipo de edición impresa está formado básicamente por los editores con experiencia en ese formato, sus lectores y su negocio, todos continúan siendo muy importantes para la Nación. Y en nuestra sala de redacción central, los editores y redactores se concentran en el desarrollo del mejor periodismo posible para cada plataforma, teniendo en cuenta su función y su naturaleza específica», dice Guyot.

«Velocidad y cantidad para los productos digitales; profundidad y desarrollo para nuestros productos impresos, y en todos la precisión periodística, la seriedad y la proximidad; cualidades que identifican a

La Nación y que tratamos de integrar en todos nuestros contenidos»

En un discurso a principios de este año, usted ha mencionado que para lograr una mayor gama de contenido y espíritu de emprendimiento, son necesarias la innovación y la creatividad. ¿Cómo se crea este ambiente en su sala de redacción?

El talento individual es un insumo fundamental para el periodismo de calidad, pero los desafíos que hoy enfrentamos los medios lo vuelven insuficiente. Ya no alcanza con tener una buena cantidad de periodistas, editores, diseñadores y fotógrafos talentosos. Para hacer productos editoriales indispensables hoy es necesario que ese talento se despliegue y combine en un ambiente particular, que aliente la iniciativa personal, la creatividad en el trabajo en equipo y la innovación en el desarrollo de nuevos productos. Nada de esto es posible si los equipos no cuentan con una alta motivación y un sentido de propósito compartido. Creo que años de malas noticias en la industria han creado una suerte de nube sobre gran parte de nuestras redacciones, poniendo en tela de juicio el valor intrínseco de lo que hacemos. De modo que en toda redacción uno puede encontrar gente desalentada o vencida, que simplemente acepta con resignación el fin de una era. Desde ese paradigma de la restricción, la escasez y la derrota es imposible reinventar el periodismo. Y ese es el desafío de este tiempo.

¿Qué esfuerzos se hacen para que los periodistas puedan innovar?

Una redacción tiene que ofrecer la mayor cantidad de oportunidades posibles para que los periodistas puedan crear. Nuevas series, nuevos tipos de contenido, nuevos formatos, nuevos productos. Imposible hacerlo si no se derriban los muros: entre secciones, entre disciplinas, entre jerarquías, entre la redacción y el resto de la organización, y entre la organización y el afuera. Es un proceso que inevitablemente incluye su proporción de caos, que deriva en incomodidades, y por ello demanda una conversación fluida para construir confianza. Es un camino zigzagueante, en el que a veces damos pasos en falso, pero en La Nación, en ello estamos. La clave está en que podamos traducir el cambio del contexto y las audiencias en oportunidades concretas para la redacción.

¿Tiene esta nueva cultura de la innovación influencia en la narración?

Un ejemplo. Hace unos meses un editor propuso hacer una serie: Argentina Extrema, un recorrido que recupera historias de personas que viven en situaciones excepcionales: la Antártida, la ciudad más calurosa del país (con 47 grados en verano), El Chaltén, la meca de los escaladores, entre otras. Hace algunos años hubieran sido diez o quince historias desplegadas en una serie de páginas completas en nuestra edición impresa. Hoy Argentina Extrema es un proyecto que involucra a varios equipos, algunos que no forman parte de la redacción, e incluye la serie de páginas, una versión interactiva digital, videos web de 9 minutos, una posible serie para TV, un libro y hasta una exposición de fotos. Naturalmente no todos cuentan la misma historia, sino que los formatos se complementan. El proyecto lleva tres meses y esperamos lanzarlo en septiembre. Por supuesto es más difícil y caótico, pero también mucho más estimulante.

¿Cómo planean avanzar en el desarrollo de la nueva sala de redacción?

Para poder avanzar en este entorno estamos centrando nuestros esfuerzos en la construcción de un equipo de conducción con una visión clara sobre nuestro futuro, con los fundamentales skills periodísticos clásicos, pero además con un estilo de liderazgo abierto que transforme la redacción en una usina de aprendizaje. De allí puede nacer el periodismo original e indispensable que las audiencias eligen.

Pusieron en marcha una iniciativa llamada Conversaciones, grabando tres entrevistas de 18 minutos de duración al día, de lunes a viernes. ¿Cómo encaja esto en la nueva sala de redacción?

A principios del año pasado decidimos que en el entorno digital el formato de vídeo necesitaba su propia relevancia. Así que en lugar de montar un pequeño estudio de televisión en una de las salas de nuestra redacción, lo hemos construido en el centro justo donde se sientan quienes conducen la operación editorial, y con toda la redacción como escenografía. Y nos propusimos pensar en grande: seleccionamos a nuestros mejores periodistas y columnistas, y grabamos de lunes a viernes tres entrevistas de 18 minutos. Recuperamos el arte de la conversación, sentando a los periodistas más importantes de la Argentina junto a los candidatos presidenciales, científicos, artistas y deportistas. Y además exhibimos esas entrevistas, cuyas principales preguntas pueden seleccionarse desde un player, en el primer scroll de la home de La Nación. El impacto fue enorme. Durante el primer año, que recientemente hemos celebrado, tuvimos más de 700 entrevistas, y más de medio millón de horas de vídeo vistos.

La Nación está adoptando nuevas plataformas, por ejemplo, el servicio de noticias on-demand. ¿Es el cambio a un entorno digital de telefonía móvil su principal desafío en términos de innovación?

Dentro de la escena digital móvil el principal reto es, probablemente, la puesta a punto del ciclo de creación de nuevos formatos, que no incluyen solo las diferentes etapas de planificación, creación y desarrollo, sino también la evaluación, la comprensión, el ajuste y la mejora o muerte de los formatos.
Ahora estamos lanzando un nuevo producto para el público que va de 17 a 25 años de edad y que tienen poco o ningún contacto con nuestra marca. Lo desarrollamos a través de una modalidad de startup, con hackathons durante los cuales el público creó la matriz del producto, cuya expresión principal está en Facebook, Instagram y Slack. Se llama MuyLiebre, y la etapa Beta es muy auspiciosa. Además, acabamos de lanzar una suerte de noticiero de televisión digital on demand, que se llama La Nación PM: 30 minutos de cobertura de las noticias más relevantes del día. Estamos muy contentos con él y la audiencia está respondiendo con entusiasmo, pero es demasiado pronto para sacar conclusiones.

Poner video en el centro de la sala de redacción.

El equipo de periodismo de datos de LA NACION, creado en 2011, jugó un papel clave en la investigación de los documentos de Panamá. Dirigido por Hugo Alconada, un grupo de periodistas del diario, contó con el apoyo de LA NACION DATA, que se sumó a la investigación de ICIJ desde el principio.

¿Qué papel jugó el equipo de periodismo de datos de LA NACION en la exposición de los documentos de Panamá?

El equipo de periodismo de datos fue una de las claves para el éxito de nuestra cobertura. Algunos de sus miembros participaron desde el primer día. Nuestro ingeniero en electrónica viajó a Washington DC para la primera reunión del proyecto y trabajó en colaboración con otros periodistas para el desarrollo de nuestra propia base de datos y para ayudar al equipo central de ICIJ a desarrollar la suya. Gracias al know-how que han recopilado y estructurado desde 2011 en casos de corrupción y otros casos judiciales, hemos sido capaces de cruzar y filtrar miles de nombres de más de 11,5 millones de documentos. Las consultas fueron automatizadas para que los periodistas recibieran una base de datos ya filtrada. Había muchos “falsos positivos”, pero el trabajo se hizo mucho más fácil, en este caso por la tecnología y, por supuesto, gracias al trabajo en equipo.

La lista final de resultados se dividió entre el equipo de cuatro periodistas que conducen la investigación.

El equipo de periodismo de datos comenzó con sólo diez periodistas y programadores. ¿Cómo se ha desarrollado desde 2011?

Nuestro equipo de datos se inició combinando perfiles y habilidades. Tenemos un solo desarrollador back-end, otro front-end y un analista de datos. El tamaño del equipo de datos ha variado a lo largo de los años. Sólo hay seis miembros a tiempo completo, dedicados a LA NACION DATA. Ellos trabajan por proyecto con el equipo de visualización y cerca de 15 periodistas en la sala de redacción y esto se está expandiendo cada día. Además, LA NACION DATA también trabaja en colaboración con las ONG, las universidades y el público en general para abrir datos útiles para el periodismo y los ciudadanos. Esto es así porque muchas veces la información que trabajan está disponible en formato PDF o incluso en formato de imágenes escaneadas.

¿Es muy difícil acceder a los datos en la Argentina? ¿Cuánto y qué tipo de formación brindan a sus periodistas?

La información más interesante para nuestros proyectos de datos no se publicó en formato de datos abiertos. Hemos tenido que raspar o abrirl los datos con una plataforma de crowdsourcing que construimos. En otras oporunidades hemos tenido que introducirlos manualmente desde archivos PDF escritos a mano. También hemos escaneado las copias de impresión recibidas como respuesta del Gobierno al solicitar información pública a través de un decreto nacional en la materia.

La legislación de Acceso a la Información Pública en Argentina aún está pendiente. ¿Qué esperás en términos de su desarrollo, y cómo afectará esto a sus operaciones?

Si la ley nacional de acceso a la información pública es aprobada, es importante que incluya la publicación y entrega en formato de datos abiertos dentro de su regulación, lo que ayudará a abrir información crucial sin tener que esperar a una decisión de un funcionario o de una estrategia de portal de datos. Será una forma de priorizar el manejo de información clave necesaria por ciudadanos y periodistas.

Para nosotros, esto significará cambiar nuestros esfuerzos de construir bases de datos desde cero. Esto nos permitirá centrarnos en el análisis de datos, la extracción de historias y el desarrollo de aplicaciones para que nuestros lectores.

¿Tiene un ejemplo de un proyecto de periodismo de datos (reciente) que tenga un valor significativo para la sociedad?

Uno de nuestros proyectos durante las elecciones del año pasado estuvo dirigido a geolocalización de cada centro de votación con una combinación de machine learning y trabajo manual para obtener un mapa nacional con los resultados de cada escuela y de votación en general en toda la Argentina. Por lo tanto, las autoridades y los ciudadanos pudieron comprobar los resultados con información detallada.

Para ello, trabajamos en equipo con tres ONG que se especializan en proyectos de transparencia y cuatro universidades de periodismo, con el fin de digitalizar y clasificar más de 70.000 archivos PDF de 14 de las principales provincias de la Argentina a nuestra plataforma de colaboración «Vozdata». Además de trabajar online, organizamos cuatro maratones cívicas en LA NACION con estos voluntarios, por lo que hemos sido capaces de concluir el trabajo a tiempo para las elecciones generales.

Tras analizar la base de datos obtenida tipeando archivos escritos a mano, hemos descubierto que el 48% de ellos tenía inconsistencias (que iban desde pequeñas diferencias a correcciones inaceptables o situaciones que podrían acercarse al fraude). Además, informamos al respecto y durante una conferencia de prensa el Director Nacional Electoral (un miembro del gobierno), reconoció nuestros hallazgos. Esto condujo a una modificación de las formas de votación para las elecciones generales con el fin de evitar la repetición de estas inconsistencias.

Gestión editorial de LA NACION

¿Qué lugar tiene el periodismo de datos en su redacción actual?

Nuestro proyecto de periodismo de datos es una constante fuente de satisfacción y sorpresas. A lo largo de los años ha crecido en profundidad y desarrollado DE nuevas habilidades y ahora se está expandiendo horizontalmente, por lo que su impacto es cada vez más visible y relevante. Periodistas con talento -en el sentido amplio de la palabra- se encuentran todavía en el núcleo de nuestra operación. Sin embargo, sabemos que podemos ampliar el alcance de nuestro periodismo reforzándolo con una mayor comprensión de nuestra audiencia a través de métricas y tecnologías que nos ayudan a conseguir nuevas historias y contarlas en nuevas formas atractivas.

Fuente: WAN-IFRA