Con el periodismo local en crisis, no tenemos más remedio que reformar radicalmente nuestros sistemas de noticias e información, argumenta Victor Pickard, Profesor Asociado de la Escuela de Comunicación Annenberg de la Universidad de Pensilvania.
¿Qué sucede cuando los ingresos por publicidad se agotan y las suscripciones no son suficientes para cubrir el costo básico del periodismo?
Este es el escenario en muchas comunidades en los EE. UU., donde el apoyo del mercado resultó en despidos, bancarrotas y la ampliación de la falta de noticias.
Las reformas radicales para ayudar al periodismo a sobrevivir han sido el foco de la investigación realizada por Victor Pickard, Profesor Asociado de la Escuela de Comunicación Annenberg de la Universidad de Pensilvania y autor del nuevo libro «¿Democracia sin periodismo?: Confrontando a la sociedad de la desinformación».
Antes de su aparición en el Congreso Mundial de Medios de Comunicación de este año en Zaragoza, España, explicó por qué cree que el periodismo debe separarse de los modelos comerciales existentes para sobrevivir.
WAN-IFRA: A medida que las organizaciones locales de noticias se van reduciendo y colapsando, pareciera que existe una necesidad urgente de financiar al periodismo de manera diferente. ¿Cuáles enfoques crees que son los más prometedores?
Victor Pickard: El mercado fracasó en apoyar al periodismo y, para mejorar esta situación, se requieren enfoques no comerciales. Hay dos enfoques generales que tienen potencial. Uno tiene como objetivo minimizar las presiones comerciales al depender del capital privado. En los EE. UU., por ejemplo, las organizaciones de noticias pueden avanzar hacia este modelo convirtiéndose en instituciones sin fines de lucro (ver el Salt Lake Tribune) o lo que podrían considerarse instituciones de bajo beneficio, o, al menos, donde el beneficio económico no es el único criterio para el éxito, como las corporaciones de beneficio público (ver el Philadelphia Inquirer).
Estas estructuras pueden ayudar a los periódicos con dificultades a pasar a un modelo más sostenible, que sea menos dependiente de los ingresos comerciales y más dependiente del apoyo caritativo. También pueden incentivar a los periódicos a centrarse más en las misiones de servicio público en lugar de perseguir los márgenes de beneficios económicos, que son cada vez menores. Además, las personas y las fundaciones podrían apoyar a estas organizaciones de noticias.
Un segundo enfoque es una opción pública, que es más integral y, en muchos sentidos, más prometedora, pero también más políticamente cargada. Las inversiones públicas en el periodismo local podrían basarse en sistemas de transmisión pública para proporcionar noticias e información a través de todo tipo de medios y plataformas. Una característica importante de los sistemas públicos, es que su ADN está compuesto por una vocación de servicio a la comunidad. Sin embargo, una preocupación con estos modelos es su independencia política. Si bien el gobierno debería ayudar a establecer los mecanismos de financiación, el dinero debería garantizarse sin condiciones. El gobierno no puede tener control sobre las operaciones de noticias, que deben ser democratizadas de abajo hacia arriba.
¿Cuáles son, en su opinión, las causas subyacentes del estado de crisis en el que se encuentra actualmente la industria del periodismo?
La raíz central de la crisis periodística de hoy, es lo que llamo «falla sistémica del mercado». El periodismo comercial siempre ha sido propenso a las crisis debido a las tensiones endémicas, especialmente su excesiva dependencia de los ingresos publicitarios. Internet no fue la causa de esta vulnerabilidad preexistente, pero cuando los anunciantes y los lectores migraron a la web, donde los ingresos por publicidad digital pagan solo una pequeña fracción de la publicidad impresa (la mayoría de los cuales van a Google y Facebook), el período de 150 años del viejo modelo de negocio se derrumbó de forma irreparable. La publicidad ha servido durante mucho tiempo como un subsidio para el periodismo impreso, que es costoso y rara vez se paga solo. Las suscripciones y otros esquemas de pago no han funcionado para la mayoría de los puntos de venta y realmente no hay un reemplazo comercial para apoyar el periodismo local. Por lo tanto, debemos cambiar nuestro paradigma para centrarnos en medios de apoyo que no están basados en el mercado.
En su predicción de Nieman Lab, escribió que «Al cambiar las estructuras centrales de propiedad y control de los medios de comunicación, finalmente dejaremos que los periodistas sean periodistas». ¿Puedes profundizar sobre eso?
Sostengo que el primer paso para salvar y reinventar el periodismo es des-comercializarlo. Pero el segundo paso debe ser democratizar el periodismo, lo que incluye empoderar a los trabajadores de las noticias. La mayoría de las personas se convierten en periodistas por razones relativamente nobles (ciertamente no para hacerse ricos), esperan servir al público y cubrir historias que marcarán la diferencia. Si democratizamos la institución para que los periodistas tengan más control sobre sus condiciones de trabajo, y sobre qué historias pueden escribir, sería liberador y les permitiría centrarse en las razones por las que decidieron dedicarse a la profesión en un primer lugar. La reestructuración de nuestros medios de comunicación, para que las instituciones sean propiedad de las comunidades locales y no solo estén controladas por ellas, sino que también por los propios periodistas, es un paso esencial hacia la democratización de las noticias.
También escribió que la crisis de la industria presenta una oportunidad para reinventar el periodismo. ¿Tienes esperanzas de que esto se pueda lograr? ¿Cómo imaginas este panorama periodístico diferente?
Puede sonar contradictorio, pero creo que se puede sacar algo positivo de esta crisis: ésta es una oportunidad para reimaginar lo que el periodismo podría y debería ser. Una pregunta legítima podría ser qué tan malas serán las cosas antes de que se comiencen a hacer las reformas estructurales necesarias. De todos modos, será un trabajo largo y difícil, muchas iniciativas irán y vendrán, pero los experimentos continuarán. A fin de cuentas, la democracia necesita del periodismo y tengo fe en que encontraremos la manera de apoyarlo. El mercado no lo hará por nosotros, así que no nos queda otra opción más que reformar radicalmente nuestros sistemas de noticias e información.
¿Crees que tu modelo / visión podría funcionar fuera del primer mundo occidental?
Sí. Obviamente, la reforma de los medios debe enfocarse en particularidades de las comunidades en las que se encuentra. Por razones obvias, no creo que tales reformas funcionen en países no democráticos, pero las comunidades deben decidir democráticamente cómo diseñar sus propios medios. Deben participar en todos los niveles de gobierno y producción de medios. La creación de nuevas salas de redacción no puede imponerse desde arriba hacia abajo o desde países occidentales al resto del mundo. Dichos procesos deben ser orgánicos y de abajo hacia arriba. Si bien creo que hay algunas preocupaciones duraderas y universales que afectan a todos los países, como por ejemplo, el ideal de que todas las personas tengan el mismo acceso a las noticias y la información, las organizaciones de medios deben ser sensibles a las necesidades específicas y los contextos culturales.
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