La expresión de un humorista que propuso la creación de una «Conadep del periodismo» quizás no justificaría un análisis serio y profundo si esta no hubiera sido considerada por otros protagonistas de la vida nacional. Hubo intelectuales que apoyaron la idea y políticos que sólo la calificaron de inconveniente. O que no la rechazaron de forma categórica, lo que evidencia un riesgo de legitimación. Y hasta hubo quien avanzó y sugirió el nombre “Conadepe” (para una supuesta Comisión Nacional sobre la Desaparición del Periodismo Ético), una suerte de Tribunal de la Inquisición para disciplinar a la prensa.

La ausencia de una reprobación contundente por parte de los principales protagonistas de un sector de la vida política argentina no puede sino generar alarma. En especial si se tienen en cuenta los antecedentes que oscurecen el accionar de ese espacio en materia de libertad de expresión, durante los años en que ejercieron el poder. Entre la infinidad de medidas persecutorias y estigmatizantes desplegadas en ese entonces, hubo simulacros de juicios públicos en las calles contra periodistas y editores. Hechos oprobiosos cuya repetición debería quedar descartada de las propuestas del debate público.

La crítica y la investigación al poder son la esencia del periodismo, no algo por lo que se deba pedir permiso o disculpas. Esto implicaría desconocer el papel que tienen los medios y el periodismo en democracia. Los hallazgos periodísticos de la última década, que incluso le valieron a la prensa nacional los más prestigiosos premios internacionales, son fruto del trabajo de decenas de profesionales y medios que cumplen su labor. Y todos ellos generaron causas judiciales que están en pleno avance y hasta permitieron la recuperación de bienes del Estado.

Ojalá no se intente replicar en el futuro concepciones como las comentadas. Deberían quedar claros, desde todas las fuerzas políticas, el reconocimiento y el respeto total a la función periodística, aunque esta no sea del agrado del poder o de la facción política de turno.