Salt Lake City, Utah. Representantes de medios de todo el continente debatieron entre el viernes pasado y ayer en esta ciudad próxima a las Montañas Rocosas, en el oeste norteamericano. Y los temas recurrentes de los ataques del narcotráfico y del crimen organizado, la impunidad que reina en varios países de la región y las presiones y persecuciones de los gobiernos contra la prensa conviven en las sesiones con desafíos del futuro.

Entre estos, los más mencionados son la necesidad de desarrollar estrategias activas de ciberseguridad por las reiteradas amenazas que padecen periodistas y editores; el imperioso refuerzo de la calidad periodística en tiempos de redes sociales y de políticos que buscan fomentar la desinformación, y las nuevas tendencias de suscripción en sitios digitales.

Más de 250 editores de toda América respondieron a la convocatoria de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).

La entidad concluyó ayer aquí su 73ª asamblea anual con la elección de nuevas autoridades y la aprobación de su documento semestral sobre libertad de prensa en la región.

El informe sobre Argentina, presentado el sábado por Daniel Dessein (La Gaceta, Tucumán), destaca el “alto nivel” de libertad de prensa que se vive en el país, pero advierte sobre “muestras de intolerancia, asignaturas pendientes y fenómenos nuevos para estar alertas”.

Mencionó Dessein más de 60 agresiones, amenazas o condicionamientos a periodistas o medios en lo que va del año, en su mayoría por acciones u omisiones de gobiernos provinciales o locales o en el marco de protestas sociales o sindicales.

Aludió, entre estas últimas, a las agresiones contra trabajadores de El Doce y radios Mitre y Continental, en junio pasado, durante la cobertura del paro del transporte urbano en la ciudad de Córdoba.

Pero Argentina ya no es uno de los centros de atención en las reuniones de la SIP.

Las mayores preocupaciones se centran en la situación de Venezuela, donde el gobierno autoritario de Nicolás Maduro persigue a la prensa independiente de todas las formas imaginables, y la sucesión de periodistas caídos por el ejercicio de la actividad en varios países latinoamericanos.

Desde enero, fueron asesinados 18 colegas: 10 en México (donde la acción criminal de narcoterroristas va acompañada de inacción o complicidad policial, judicial y política), 3 en Honduras, 2 en Perú, otros tantos en República Dominicana y uno en Guatemala.

Mirada al futuro

Una de las conferencias más comentadas fue la de Marty Baron, editor jefe de The Washington Post. “Para enfrentar a quienes propagan falsedades mientras hablan de ‘noticias falsas’, debemos ser honestos, precisos y muy atados a los hechos”, dijo el reconocido periodista. “Porque está claro –agregó– que tenemos un presidente –en alusión a Donald Trump– que busca desacreditarnos, deshumanizarnos”.

Baron resaltó, no obstante, que “el público ha decidido que debe apoyar al periodismo de calidad. Porque si no, la democracia no podrá subsistir”.

En este sentido, remarcó que The Washington Post ha tenido un excelente año, con un crecimiento excepcional de suscripciones impresas y digitales.

Otra de las presentaciones que atrapó la atención fue la del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, quien recibió el Gran Premio SIP Libertad de Prensa.

El excanciller uruguayo acentuó en su gestión la línea crítica hacia lo que denomina la “dictadura a la cubana” de Nicolás Maduro. Y reiteró sus líneas de trabajo para una redemocratización de Venezuela, con sanciones cada vez más duras que “pongan al régimen de rodillas”.

“Los populismos han depredado la libertad de expresión”, dijo el diplomático, al tiempo que lamentó que en buena parte de América latina el periodismo sea hoy “una profesión de alto riesgo”.

Un panel debatió luego sobre las enseñanzas de dos exitosas coberturas de prensa: los Panamá Papers, desarrollados por el Consorcio Internacional de Periodismo de Investigación (Icij, por sus siglas en inglés) y el caso Odebrecht. “El futuro del periodismo está en la cooperación, aunque ello mate la primicia”, dijo Gerardo Reyes, de Univisión.

La panameña Lourdes de Obaldía subrayó a su vez que Odebrecht compró no sólo a políticos sino conciencias ciudadanas, periodistas y hasta instituciones de la Iglesia Católica con donaciones e invitaciones.

Fuente: La Voz del Interior