“La Salada. Radiografía de la feria más polémica de Latinoamérica”, es el primer libro que ilustra el trasfondo del gran fenómeno argentino. Fue publicado en 2011 y, a seis años de su primera edición, el periodista Ignacio Girón, su autor, presenta el lanzamiento de su nueva versión, que tiene casi un 50 por ciento del texto modificado. En entrevista con Adepa cuenta las intimidades de la investigación y opina sobre el suceso, que conoce bien de cerca.
¿Cuál fue el disparador que lo llevó a investigar en un principio a La Salada?
El disparador que me llevó a hacer el libro de La Salada, ya desde hace muchos años, y a empezar a investigar este fenómeno, fue el impacto personal que me produjo visitarla por primera vez, allá en el año 2003/2004. Como periodista me tocó ir con un programa de televisión a hacer una de las tantas notas que se hizo sobre ese fenómeno y me encontré con, realmente, un mundo aparte, que hacía que la gente estuviera comprando a altas horas de la madrugada, cuando otros argentinos decidían dormir. Me encontré con puestos que se ubicaban en cualquier metro cuadrado disponible y que se instalaban incluso sobre las vías, a pesar de que pasaba el tren y en un momento había que correr los puestos y volver a acomodarlos. Me encontré con un mundo aparte que, sinceramente, me llamó muchísimo la atención.
Nunca había visto funcionar algo así tan gigante y tan llamativo bajo todo punto de vista, entonces me puse a investigar el fenómeno y traté de buscar algo que me explicara mejor de qué se trataba ese monstruo comercial que desde hacía, en su momento casi dos décadas, existía en el Conurbano Bonaerense y no encontré nada más que una repetición de notas que contaban más o menos lo mismo. Así que fue el disparador mental para decir, bueno, hago una investigación encarada por mí y cuando me empecé a adentrar en el fenómeno descubrí que había una historia muy rica, a la vez muy polémica, con luces y sombras, con ventas y ayuda a la gente más humilde, pero también con asesinatos y evasión. Entonces me di cuenta que ni siquiera una nota larga alcanzaba para relevar este fenómeno y fue allí donde me puse a investigar para un libro.
¿Tenía una hipótesis que después corroboró o se sorprendió a lo largo de la investigación?
Dada la magnitud del fenómeno y de las complejidades, que enseguida me di cuenta que realmente había detrás de La Salada, traté de encarar una investigación muy profunda con mucha presencia física que me permitiera, antes que nada, inmiscuirme en la problemática. No es que partí de una hipótesis particular, sino que lo que quería era sorprenderme un poco con las vivencias del día a día. Por ejemplo, en la introducción del libro empiezo a tratar de desentrañar los detalles de un fenómeno que es complejo por donde lo mires. Cuento a veces que, la verdad que aún ahora, que desde hace años y años que recorro La Salada, todavía hay algunas polémicas o personajes que son difíciles de desentrañar porque hay muchas complejidades y contradicciones y el mapa de poder cambia todo el tiempo.
Tal vez sí en un momento, no sé si una hipótesis, pero sí un prejuicio que tenía era que, como se mostraba el fenómeno de La Salada, todo era negativo -evasiones y crímenes varios que terminaron en detenciones muy resonantes en estas últimas semanas- también me encontré con trabajadores incansables que luchan noche a noche, madrugada a madrugada para llevar un mango a su casa y muchas veces terminan siendo las principales víctimas de un sistema que, un poco los explota.
Apunto a que sea una investigación abarcativa, en general, y que se mete con lo bueno y con lo malo que tiene La Salada, que para mí es un fenómeno que resume a la Argentina, con sus luces y con sus sombras.
¿Se enfrentó a presiones en algún momento de la investigación?
Sí, para hacer esta investigación de La Salada tan profunda como quería hacerla, de alguna manera me enfrenté todo el tiempo a presiones. Porque enseguida me encontré con la voluntad, sobre todo de los grandes líderes detrás de la feria y de muchos de los feriantes, de no querer que se sepa del todo la verdad, desde las más simples, que pueden ser cómo nació La Salada y cómo era su composición accionaria, hasta la mediana complejidad que puede ser todo el circuito de la evasión y las polémicas realmente grandes como pueden ser la llegada de los barrabravas a las calles o algunos crímenes de tinte sicario que hubo en los alrededores y en la zona.
Entonces, de alguna manera, me daba cuenta de que nadie quería que se sepa la verdad detrás de la historia de La Salada, por eso me costó hablar con casi alrededor de 150 fuentes de todo tipo, porque fue la única manera que encontré de poder contar, a través de múltiples voces, una realidad que unos me contaban de una manera y otros me contaban de otra y muchas veces muy contradictoria y compleja.
Después, alguna vez caminando por las calles una persona se me acercó, no de mala manera, pero cuando se dio cuenta que yo quería contar mucho más que la simple historia cronológica de La Salada, me dijo: “Mirá, por estas callecitas no te metas porque te puede pasar algo”. Sé que hay mucha gente que no le gusta que se cuente la verdad del fenómeno y también, sobre todo en los últimos años, cuando empecé a contar cosas más complejas, más peligrosas y más polémicas, yo mismo me fui cuidando a la hora de moverme por el lugar o al menos saber bien a dónde voy o no en cualquier horario. Tengo mis precauciones personales porque sé que ahí hay gente muy buena y también gente muy mala.
¿Hay muchos avances en su investigación desde su primera publicación hasta la reedición?
Sí. El libro está completamente actualizado y ampliado. En su primera versión, que se había editado en el año 2011, habíamos llegado hasta lo que era la historia en sí de La Salada con algunas de las polémicas que habían sucedido todos esos años. Por ejemplo, conté por primera vez cómo es que murió el fundador de La Salada, ahorcado en una cárcel, de un lugar más bajo que su propia estatura; o conté la composición accionaria de La Salada; o conté los detalles detrás de lo que puede ser la evasión marcaria.
Pero en estos años, un poco la realidad me forzó a ampliarlo y por eso te diría que prácticamente el 50 por ciento del libro es nuevo, porque lo que cuento entre edición y edición es como, de a poco, con el correr de los años y la política mirando para un costado, adrede o no, las calles se fueron llenando de grupos barrabravas y de mafias, que la misma justicia argentina está llamando “de crimen organizado”, que coparon La Salada, coparon las calles de ese terreno y, no solo empezaron a explotar a la gente, sino que, lo cuento con mucho detalle, se empezaron a pelear entre ellos. Y hay por lo menos cinco crímenes o una sucesión de cinco muertes que la justicia está investigando con sospechas de, incluso sicarios en el medio, que terminan de alguna manera en los allanamientos y en las causas judiciales numerosas que se fueron iniciando, que desembocan en las grandes detenciones rimbombantes que vivimos en estos últimos meses, donde han caído desde Jorge Castillo y Quique Antequera, tal vez las caras más visibles de La Salada, pero también un montón de personajes no conocidos, que eran barrabravas o muchachos que han crecido en la calle y se han apoderado un poco del territorio. Así que, en ese sentido, había mucho para contar.
Si se sabe que hay tanta ilegalidad, ¿por qué La Salada se sostiene hace más de 20 años?
Es una muy buena pregunta. Lo que pasa es que La Salada es un fenómeno tan complejo, que se complica de erradicar o de cambiar cuando los políticos descubren que hay, por un lado, mucha generación de trabajo -que eso es verdad, hay mucha gente que depende estrictamente del sistema comercial detrás de La Salada- y por otro lado también, ha descubierto la política poco a poco que ahí hay un pilón de dinero para financiar, desde campañas políticas hasta actos partidarios.
Entonces, en ese sentido, cuando cruzás esas dos complejidades, poco a poco yo creo que muchos empiezan a descubrir que es un fenómeno difícil de atacar. De hecho, muchos han hablado de tratar de conocer profundamente qué significa La Salada, tratar, si se quiere, de regularizar. Yo soy de los que piensa que es imposible, a esta altura del partido, que La Salada desaparezca. De hecho, cayeron los grandes líderes detrás de la feria y no es que la feria murió con ellos, a pesar de haber construido un poder híper personalista, sino que lo que se necesita es una reconversión absoluta de La Salada. Lo que pasa es que sus pecados originales, como pueden ser las coimas o la evasión marcaria o la ocupación ilegal de calles, hacen que se empañe. Entonces, es todo un sistema de trabajo que, realmente quiero destacarlo, es llamativo, es bueno y es brindador de trabajo para gente que tal vez no tiene otras posibilidades.