En alianza con nuestra organización matriz, el Centro Internacional de Periodistas (ICFJ), IJNet conecta a periodistas con expertos en salud y redacciones internacionales a través de una serie de seminarios web sobre COVID-19 como parte del Foro de Cobertura de la Crisis Mundial de Salud.
Tener siempre en cuenta el lado humano y el sentir de la gente a la hora de contar historias, en equilibrio con los datos debidamente verificados, es una de las claves para realizar coberturas que tengan impacto en la audiencia en tiempos de pandemia. Esta fue una de las recomendaciones que compartieron las ganadoras del Concurso de Reportajes sobre COVID-19 del Centro Internacional de Periodistas (ICFJ), en la categoría Desigualdad, Economía y Negocios, en un reciente seminario web organizado por el Foro de Cobertura de la Crisis Mundial de la Salud.
El valor del periodismo colaborativo
El primer puesto en esta categoría lo obtuvo el reportaje Educación pública en crisis, realizado por Delsy Loyola (Perú), con apoyo de Anthony Niño de Guzmán, César Campos, Melissa Valdivia y José Penadillo. Fue publicado en el diario El Comercio, de Lima, el 9 de septiembre de 2020.
“Al inicio de la pandemia, el gobierno anunció que las clases en las escuelas y colegios serían virtuales y que para ello distribuirían tablets a los estudiantes de todo el país. Se anunciaba como la gran solución a la crisis educativa. Empezamos a investigar sobre la situación y verificamos que las tablets iban a llegar recién en octubre, casi al final del año lectivo, en muy poca cantidad y que muchos alumnos no podían usarlas, por falta de conectividad a internet y otras limitaciones. Un 45% de los estudiantes no pudo participar de las clases remotas”, relató Loyola.
Ante la imposibilidad de los periodistas de viajar a zonas distantes, se debió recurrir a la colaboración de comunicadores locales para obtener los relatos. El reportaje ganador inicia con la historia de los estudiantes de Mayrasco, una remota comunidad del Cusco, quienes debían caminar durante varias horas y trepar a lo alto de los cerros en horas nocturnas, para obtener una débil señal de conexión que les permitiera utilizar las tablets y hacer sus tareas escolares, a la luz de linternas.
“En este proceso descubrimos el gran valor del periodismo colaborativo, porque no podíamos llegar hasta las regiones más aisladas del Perú, pero pudimos obtener las historias con la colaboración de colegas locales. También ratificamos que narrar las historias desde el lado humano, desde el sentir de la gente, sin olvidar el gran valor de los datos debidamente verificados, es la clave para que estas historias tengan impacto en las audiencias, especialmente en este contexto de pandemia. El otro aprendizaje con esta experiencia fue usar más los recursos multimedia y las redes sociales”, destacó Loyola.
Reportear desde la solidaridad
El segundo puesto lo ganó el reportaje Abuelos que ya no están solos, realizado por Liza López (Venezuela). Fue publicado en Historias que Laten (Venezuela) el 5 de junio de 2020.
“Empezamos a ver de qué manera podíamos seguir contando las historias que nos interesaban. Empezamos a mapear iniciativas de solidaridad que buscaban proteger a grupos vulnerables. Hallamos a un grupo de voluntarios, en principio no más de cinco personas, que estaban ayudando a los abuelos que viven solos, porque sus familiares migraron fuera del país. Los voluntarios se contactaban con restaurantes y locales de comida, conseguían donaciones y les llevaban unas 20 comidas a la semana, a 20 abuelos, en barrios de Caracas”, relató López.
Tras enterarse de que la Fundación Gabo había realizado una convocatoria a proyectos de periodismo de soluciones, los integrantes de Historias que Laten decidieron postular el tema que venían siguiendo, para trabajarlo con mayor profundidad y ver el impacto que podría tener en el contexto de la pandemia.
“Ganamos la beca, investigamos en profundidad y desarrollamos una pieza multimedia. Ya eran casi 20 voluntarios que estaban atendiendo a 100 ancianos y ancianas a la semana, llevando cerca de 400 comidas mensuales. Investigamos datos de contexto y detectamos que en el país hay más de 800.000 ancianos y ancianas que viven solos porque sus familiares han migrado a otros países. No solo estaban expuestos al riesgo de contagiarse de COVID-19, sino también enfrentaban otros problemas de salud, como la desnutrición”, explicó López.
De la experiencia, la periodista venezolana rescata el valor de reportear desde la solidaridad y de apoyar las iniciativas que buscan responder con soluciones a los problemas.
“La crisis hizo que sean más evidentes las iniciativas de personas en favor de los sectores más vulnerables de la sociedad. También aceleró los procesos creativos y las ganas de experimentar de quienes hacemos periodismo. El encierro hizo que afloren ideas y ganas de innovar. Nos enseñó que éramos frágiles ante una crisis mundial de salud, pero a la vez más creativos y resistentes”, destacó López.
Abordar la desigualdad en el mundo migrante
El tercer puesto fue para el reportaje Carta desde Texas: repatriar un cuerpo en tiempos de Covid-19, por Wendy Selene Pérez (México), con fotografías de Omar Vega. Fue publicado en la revista Gatopardo el 28 de junio de 2020.
El trabajo periodístico retrata la situación de trabajadores migrantes en una procesadora de carne y alimentos en West Dallas, Texas, que no frenó su producción durante la pandemia, poniendo en grave riesgo la salud de sus empleados. Allí, se contagiaron de COVID-19 52 empleados y murieron al menos tres. “Tener sueldo o no enfermarse es el dilema de cientos de latinos” destacaba la investigación.
“La empresa no proveyó equipos de protección, ni siquiera gel anti-bacterial, no impuso el uso de mascarillas hasta último momento, cuando la gente ya había muertos. Nuestra historia va mostrando un caso particular, el de Hugo Domínguez Aguilar, uno de los trabajadores que falleció por COVID-19 y que tuvo que ser repatriado a 1.787 kilómetros al sur, hasta La Reforma, Veracruz, un poblado con apenas 2.000 habitantes, en donde lo esperaban sus padres. A través de su historia contamos la de muchos otros, encontrando que hubo unos 88.000 casos positivos en trabajadores de la industria del procesamiento en Estados Unidos, y al menos 330 fallecidos por el coronavirus”, dijo Pérez.
La periodista mexicana, residente en Texas, explicó que la elaboración del reportaje premiado le dejó valiosas experiencias, como la de aprender a reportear a distancia, a buscar nuevas fuentes y a ir confirmando los datos obtenidos en cada historia con nuevos métodos.
“Ha sido un valioso aprendizaje de cómo trabajar con el dolor humano, con delicadeza y respeto, pero revelando la cruda realidad. También una aprende a ser paciente con los procesos de producción periodística en tiempos de pandemia, a cumplir los pasos en forma rigurosa y, más que nada, a auto-cuidarnos con las medidas sanitarias. Casi todo el trabajo lo hemos hecho desde casa y solo hemos salido lo necesario para hacer entrevistas, siempre manteniendo la distancia y la protección recomendada”, concluyó.
Puedes ver el seminario online completo aquí:
Fuente: IJNet.