Entrevista a Carlos Jornet, director periodístico del diario La Voz del Interior.

¿Cuáles son las claves del rediseño de la edición impresa de La Voz del Interior que se conocerá el próximo 5 de junio?

Es mucho más que un rediseño. Por un lado, es un cambio de formato, con el paso del sábana a un tabloide largo (28 cm de ancho por 41 de alto), lo que de por sí implica un cambio muy profundo. Pero ese cambio nos llevó a un cambio de procesos internos y a un reenfoque en la producción de nuestros contenidos. Hace tiempo que venimos trabajando en esta propuesta, con la premisa de que los medios escritos deben tener un avance mucho mayor sobre la información en relación a lo que venían haciendo hasta ahora. En una época en la que hay tanta multiplicidad de plataformas y tanta abundancia de información, hacer un cierre de la realidad cada 24 horas no es suficiente como oferta de contenidos a la audiencia, a los lectores. Eso nos obliga a planificar con más anticipación, y por lo tanto mover todos los horarios del proceso productivo, comenzar más temprano la tarea de planificar el diario del día siguiente y también buscar una vuelta original a todas las informaciones, al contenido.

¿Qué rol tienen las versiones impresas de los diarios en medio del tsnumani digital?

Además de avanzar en el soporte papel hacia el planteo de escenarios, a la contextualización, a la interpretación, la estrategia editorial debe tender hacia una fuerte interacción entre las versiones impresas y digitales. En ese proceso trabajamos desde hace años, con participación de toda la redacción; no solo de los editores, sino de redactores, infografistas, diseñadores, fotógrafos y, además, de las otras áreas de la empresa. Por ejemplo, en el caso del área de Operaciones, no sólo contribuye a una permanente evolución tecnológica y de nuestros sitios en Internet, sino que adecuó la rotativa para posibilitar este nuevo formato, más largo y algo más angosto que los tabloides que están en el mercado argentino. Este formato nos va a permitir un buen impacto visual y un gran despliegue de la información, que ahora estará asociado a la página como unidad y no a la nota, como es el caso del formato sábana. Esto implica desde ya una redistribución de los contenidos, con un concepto de fin de semana ampliado.

Desde hace tiempo sabemos que los lectores se concentran en la lectura reposada de los diarios del fin de semana. Nosotros pretendemos llevarlo a una edición de viernes a lunes, con la concentración de los suplementos en esos cuatro días, y un diario más compacto de martes a jueves. Para eso hemos movido varios suplementos, fusionamos el de Cultura con el dominical Temas para generar un nuevo producto que se va a llamar Número Cero. También al suplemento de Turismo lo convertimos en otro nuevo producto, Voy de viaje, con una propuesta multiplataforma, al igual que La Voz del Campo, que ahora se llamará Agrovoz. Ambos no sólo van a estar en formato impreso, sino también en televisión, en web, en móviles y en eventos, con mucho despliegue en redes sociales.

¿El cambio implica también un rediseño de los sitios digitales?

Claro. Aunque en este momento el foco es la edición impresa, vamos a rediseñar en la segunda mitad del año nuestros tres sitios de noticias asociados al diario. Ya hemos iniciado ese proceso, que incluye a La Voz, Mundo D y VOS en sus versiones de escritorio y móviles.

¿Hay una tendencia global a ediciones impresas en formatos más reducidos?

En Europa hace muchos años que prácticamente todos los diarios se pasaron al tabloide o al tabloide berlinés, que es un poco más largo. En Estados Unidos, conviven los formatos: hay tabloides y sábanas, pero estos últimos un poco más angostos, como es el caso de The New York Times y USA Today, formato que en nuestro país acaba de adoptar Los Andes, de Mendoza.

Argentina es uno de los pocos países de la región que mantiene el formato sábana, aunque cada vez menos. De los diarios de referencia, quedan La Nación, en Buenos Aires; La Gaceta, en Tucumán; Los Andes, con el cambio que acabo de mencionar; La Voz, que ahora pasa a tabloide largo, y algunos diarios provinciales como Pregón, de Jujuy. No mucho más. En nuestro país, el proceso ha sido más lento que en otros países de la región, tal vez también fruto del proceso político que hemos vivido en los últimos años, que hizo que los diarios tuviéramos el foco puesto en otras cuestiones.

¿Qué expectativa se ha generado entre lectores y anunciantes?

Hace unos días decía, en una presentación, que la prensa escrita no escapa a las generales de la ley: la tendencia a la movilidad o portabilidad que tienen hoy todos los medios de comunicación. Obviamente, la radio es el medio por antonomasia en cuanto a movilidad. Y la televisión, que hasta hace poco se veía sólo en el hogar, hoy se puede ver en cualquier soporte y a cualquier hora con el on demand. Lo mismo le sucede con el diario en papel. Ya no se lee sólo en casa, en el comedor o la cocina, sino que se lee mientras estamos trasladándonos en colectivo, subte, en un avión, o mientras hacemos la fila en un banco o una oficina pública. Esto también hace que el formato se tenga que ir amoldando. A ese cambio social, las empresas lo tenemos que ir acompañando. Por eso creemos que el formato que ahora tendrá La Voz va a ser mucho más moderno, ágil, práctico y transportable. Hemos tenido ya muy buena acogida de los anunciantes, de hecho tenemos cubierto el primer mes del lanzamiento del diario con acompañamiento de muchas empresas. Y por parte de los lectores, había ya un planteo mayoritario a favor del pase al tabloide. Los cambios nos cuestan a veces más a los editores y a los periodistas que a los lectores.

De todos modos, y más allá de la importancia del cambio de formato, la apuesta principal de La Voz y de todos nosotros sigue siendo al futuro del periodismo escrito. Todavía hay espacio para el periodismo impreso y escrito, aunque con esta concepción más ligada a la reflexión, la profundidad, a trazar escenarios y a tener una cercanía mayor con la gente también. Creemos que tenemos muchos años por delante, aunque seguramente la evolución continuará y en un futuro más o menos lejano tendremos papel digital o algún otro soporte diferente. Pero sea cual fuere, habrá siempre espacio para el periodismo bien escrito, ese que le sirve al ciudadano, que lo ayuda moverse en la realidad, que funciona como una guía o GPS ante tanta sobreabundancia de información. Entendemos que para eso sigue habiendo espacio; el tema es que vayamos acompañando los cambios naturales que se van dando en las formas de acceso a la información por parte de la gente.