Sentarse a conversar de periodismo y política con Marcelo Longobardi no es una tarea sencilla. Sus tiempos están marcados por una agenda compleja que varía según las noticias del día. “Mi vida es así”, se disculpa, con una sonrisa el conductor de “Cada Mañana”, el ciclo de Radio Mitre, que tiene el liderazgo absoluto en el rating de la primera mañana de AM. Ante una nueva etapa que se abre en el panorama político-económico argentino, debido a la llegada de un nuevo presidente, lo invitamos a analizar la época kirchnerista (o también “cristinista”), su influencia en el periodismo y sus expectativas frente al cambio. ¿Cómo fue 2015 para ejercer periodismo político? Fue el año más tenso de todos los años tensos que tuvimos. No tuvo ninguna particularidad respecto de los anteriores. Siempre se ha mantenido así. Tal vez en 2015 hubo una menor capacidad del gobierno para producir daños, pero el clima de tensión inapropiado continuó. No encontramos grandes reportajes de la prensa independiente a protagonistas del gobierno, la presidenta siguió sin dar conferencias de prensa, no otorgó un solo reportaje y no contestó ni una pregunta. Los funcionarios han dado algunas entrevistas pero siempre a medios extremadamente amigos y con preguntas fáciles. Tampoco vimos debates. En síntesis, y más allá de la tensión reinante, que, repito, siempre es la misma, se mantuvo el esquema de que la presidenta y sus principales funcionarios no otorguen ni reportajes ni conferencias de prensa ni participen de los formatos clásicos para comunicar cuestiones vinculadas al gobierno.

¿Cuál es su opinión acerca de la libertad de prensa?

Hubo muchos problemas. Miles. Todos ellos visibles. Persecuciones, campañas sucias, intentos de apropiarse de medios, leyes destinadas a perjudicar a determinadas compañías. Hace poco ocurrió lo de (Jorge) Fontevecchia: le terminaron por dar un canal a la UOCRA y no a Perfil. Es  algo completamente extravagante. En esta cuestión terminamos peor de lo que empezamos.

¿Costó sobrellevar el trabajo del periodismo con este marco?

Se pudo trabajar, pero en un ambiente horrible. Un ambiente que no fue agradable en términos generales. Este proceso gubernamental ha sobredimensionado el papel de los medios de una manera deliberada para atribuirles responsabilidades respecto del rumbo del país. Una cosa totalmente ridícula, pero así fue. No he visto en ningún país algo así, con un gobierno que le haya otorgado a los medios de comunicación el papel que se les dio acá. El gobierno supone que lucha contra una conspiración y en esa conspiración ubicó a los medios. Es un razonamiento infantil, pero operó de esta manera. De todos modos eso ya está. Terminó. Con el próximo gobierno vendrá un período de cierta normalidad.

¿La presión económica también fue otra manera de frenar la libertad de prensa?

Como nunca dependí de eso, y no soy experto en la materia, no lo sé. Imagino que hubo deformaciones visibles en la asignación de la pauta oficial, entre otros problemas. Porque hubo cosas peores. Pero este es un tema que utilizó el gobierno para beneficiar a unos y perjudicar a otros medios.

¿La falta de diálogo dejó alguna enseñanza?

La realidad es que sin diálogo todo se complica. Se complica cuando yo hablo con funcionarios en privado pero no se habla públicamente. Porque aunque con algunos se cortó, siempre hubo contactos. Sobre todo con los más profesionales, que no son muchos. Pero en público los funcionarios se vieron obligados a presentar batalla en vez de responder preguntas. Entonces todo queda deformado. Uno está obligado a replicarles por el hecho de que en vez de contestar reportajes te presentan batalla. Eso es una deformación innecesaria.

¿Cómo califica el rol de los medios públicos durante el kirchnerismo?

Un fracaso. No han logrado mayor repercusión. Fueron demasiado costosos y con poco éxito a

juzgar por los resultados.

 

LOS AÑOS KIRCHNERISTAS

¿Cuál es la herencia social, política y económica que nos deja esta etapa?

Complicada. En lo económico, dejan una bomba de tiempo que le complicará la vida al próximo presidente. Eso, a su vez, puede producir algún nivel de crisis política, porque para enfrentar esos problemas heredados hará falta contar con una envergadura política de la que carece el nuevo mandatario. Que si bien no será como el caso de Dilma (Roussež, de Brasil), enfrentar una crisis económica con dificultades políticas es doblemente difícil. Tendremos, entonces, una herencia compleja cuyos datos o números, cuando se terminen de conocer, serán peores seguramente de lo que se piensa.

En materia política es difícil hacer un presagio, pero estamos en un proceso que consagra a un presidente débil, que tendrá que luchar mucho por el poder. Porque la verdadera batalla política no termina con una elección sino que empieza con una elección. Esto es una suerte de formación de la política argentina que tiene por regla central de comportamiento que las grandes batallas no ocurren entre los partidos, sino dentro de los partidos.

A estas elecciones se llegó con una crisis en el oficialismo entre sciolistas, gobernadores y el mismo gobierno de Cristina Kirchner; y otra crisis en la oposición, que estaba fragmentada. El presidente tendrá muchas dificultades y deberá luchar por el poder para hacerse de una arquitectura política. Esta situación obliga a perder tiempo para enfrentar las distorsiones económicas que se heredan. Y en materia social, queda una enorme pobreza que no se ha resuelto.

¿Estamos ante un escenario frágil?

Un escenario muy difícil, complicado, que requerirá mucha habilidad del presidente para monitorear al mismo tiempo las dos palancas: la de la economía y la de la política.

¿Podría analizar la política exterior durante esta gestión?

Fue lo peor del gobierno. A la Argentina vienen ex presidentes. En vez del presidente de Francia, viene el ex presidente de Francia. En vez del presidente de Brasil, viene el ex presidente de Brasil. Entonces llegan para dar conferencias, cobran 300 mil dólares y el gobierno los recibe como si viniera el presidente. Aparecen (José María) Aznar, Felipe (González), Lula, (Nicolás) Sarkozy. Pero no los presidentes. Es visible que Argentina perdió relaciones normales con los demás países. Me parece que uno de los giros más extraordinarios que Cristina Kirchner emprendió con respecto a Néstor Kirchner, además del económico, que ha sido significativo, fue el de la política exterior. Argentina había mantenido una postura dura a nivel internacional, y era poco menos que una política de Estado, respecto del problema de Irán. La presidente modificó eso de manera inexplicable, con consecuencias complicadas y sin ningún resultado. Pegó un giro radical. Si consiguió algo, te lo puedo llegar a tomar. ¡Pero ni siquiera!. Entonces me parece que de las políticas que Cristina modificó con relación a las que emprendía el propio Néstor Kirchner, la exterior ha sido donde se dio el giro más grande y donde el cambio presentó resultados más efímeros y completamente incomprensibles.

¿Es o será el narcotráfico un enemigo del periodismo en la Argentina?

Presumo que no aún. Pero si es cierto lo que muchas personas opinan respecto de la penetración del narcotráfico en nuestro país, esa instancia en algún momento llegará. No llegó aún al nivel de lo que vimos hace unos años en Colombia o lo que vemos hoy en México. Pero si es cierta la teoría de que el narcotráfico se instaló en Argentina y que hemos dejado de ser un país de tránsito para ser uno de producción y exportación, esta instancia llegará. Aún no pasa. Los periodistas no trabajamos pensando en que podemos recibir un disparo como consecuencia de denunciar el proceso.

Nació el 21 de marzo de 1961 en el barrio porteño de Once. Poco después de cumplir 20 años se convirtió en uno de los fundadores de la revista Apertura. Luego incursionó en televisión, con ciclos periodísticos en Canal 9, América TV y C5N. Fue el conductor estrella de Radio 10. En 2012, las diferencias con el empresario Cristóbal López, nuevo dueño de esa emisora y del canal C5N, provocaron su salida de ambos medios. Hoy es líder de audiencia con su programa “Cada mañana”, que se emite por Radio Mitre de lunes a viernes de 6 a 10, lo acompañan Willy Kohan, Rolo Villar, María Isabel Sánchez, Alberto Cormillot y Leandró Buonsante.

 

Entrevista realizada por Alejandro Duchini para Adepa