En “Cazadores de noticias”, el profesor de periodismo y escritor Fernando Ruiz, describe cómo ha cambiado la labor periodística durante los últimos 200 años. El libro comienza en 1818 y se divide en seis épocas históricas diferentes, usando como referencia la rutina de seis periodistas, a través de los cuales narra prácticas, valores profesionales y costumbres propias de cada período. “¿Qué ha significado, y qué significa hoy ser un periodista?”, es la pregunta inicial que estructura su investigación.

Ruiz es profesor e investigador en periodismo y democracia e historia de la comunicación en la carrera de Comunicación de la Universidad Austral. Es doctor en comunicación pública por la Universidad de Navarra, España. Es autor de “El señor de los mercados. Ámbito Financiero, la City y el poder del periodismo económico de Martínez de Hoz a Cavallo” (2005); y “Guerras mediáticas. Las grandes batallas periodísticas desde la Revolución de Mayo hasta la actualidad” (2014), entre otros, y ha brindado cursos y conferencias en Europa, Estados Unidos y América Latina. Además, es cofundador del Foro de Periodismo Argentino (Fopea).

 

¿Podría resumir la trama del libro y cómo surgió la idea de escribirlo?

El libro es el intento de entender hacia dónde va el periodismo, tratando de discernir qué es lo que cambia y qué es lo que no cambia la historia. Si se logra eso, se va a poder entender algo de lo que se viene. Por eso me pareció que la mejor forma para ver qué cambia y qué no, es analizar un día en la vida de un periodista en distintos momentos de la historia. Cuándo se toma una banda de tiempo muy ancha, es mejor para poder ver las cosas más claras. Si muestro la historia de la humanidad a través de la figura humana y muestro cómo era el hombre hace 5.000 años y cómo es hoy, las diferencias son clarísimas.

Entonces tomé 6 días de los últimos 200 años, y cada uno de esos días representa un ecosistema de medios distinto. Desde el comienzo de nuestra vida republicana hubo 6 ecosistemas de medios distintos. El ecosistema digital es el sexto, por lo tanto, ya el periodismo vivió seis revoluciones y no una sola. Por supuesto la revolución actual nos conmueve porque es la que nos toca, pero igual de conmovidos estaban cuándo surgieron los diarios, cuándo surgió la radio o la televisión, etcétera.

La misma sensación de que el mundo se transformaba sin saber hacia dónde. Como siempre ocurre, están los más ilusionados y los más pesimistas. Un cambio de ecosistema informativo es cómo un terremoto y no sólo para el periodismo. El ecosistema informativo informa también el sentido de dar forma a la vida social, no es qué es lo determinante, pero es uno de los factores que más transforma la vida social.

Mi idea era, a partir de un día en la vida de un periodista, que es algo común o frecuente preguntarse por la rutina de alguien, ahí está todo condensado.

 

¿Cuál fue el criterio para seleccionar los seis días de las seis épocas distintas que recorre el libro?

Yo tomé un año que lo elegí con cuatro criterios, y con ese año de investigación que hice compuse un día cualquiera de ese año. Es un día del año (un poquito sobre el final del año), pero no uno específico. El periodista está contando lo que pasó en el año, entonces ya pasó.

Los criterios para elegir los años fueron que hubiera un ecosistema de medios justo a punto de ser desplazado por el que viene después, en su punto más alto de hegemonía. Por ejemplo, el sistema de diarios de masas un año antes de que salga la radio. Otro elemento es que hubieran pasado cosas extraordinarias ese año; en Buenos Aires y en el mundo. Entonces, 1818 es el año de la batalla de Maipú; 1871 es el año de la fiebre amarilla en Buenos Aires, una epidemia conmocionante donde murió el 15% de población, terminó con la Buenos Aires colonial y construyó la Buenos Aires moderna; en 1919 ocurrió la Semana Trágica y el Tratado de Versalles; 1943 está en plena Segunda Guerra Mundial y además en Argentina, Perón comienza su vida política con el golpe de estado en plena democracia; en 1989 es el año de la hiperinflación, es el año de los saqueos, gana Menem y es el año donde está reinando la televisión. Los años 89 y 90, la televisión acá y en el mundo era la vida pública. De todas formas, ese capítulo termina diciendo: “y acaban de inventar en una de laboratorio de Estrasburgo algo que se llama www, y nadie sabe qué es”. Pero era exactamente el fin de ese mundo, de ese ecosistema de medios.

El último año que tomo es el 2018, porque es como el cierre, en Argentina siempre pasan cosas extraordinarias igual. Yo quería comparar al periodista de 1918 con el de 2018, entonces tomé a este año para cerrar justo con 200 años.

 

¿Por qué decidió que la figura del periodista (que en los años anteriores era de género masculino) fuese una mujer en el año 2018?

Sí, es verdad. Venía siendo un hombre, y en 2018 es una mujer. Siempre es un periodista del principal tipo de medio del ecosistema, y hoy en las redacciones está creciendo la presencia de las mujeres (todavía no en cargos directivos, pero se va a dar). Por lo tanto, si en los cinco años previos que trabajé era evidentemente masculina la profesión, uno de los cambios más notorios entre 1918 y 2018 es que sea una mujer.

Por ejemplo, una periodista en 1919 cuando firmaba una nota, la noticia no era lo que contaba sino que la había escrito una mujer. Recuerdo el caso de una de las primeras damas de Estados unidos, Eleanor Roosevelt, que convocaba conferencias de prensa solo para periodistas mujeres y así obligó a los medios a contratar mujeres.

Los medios argentinos recién empezaron a tener mujeres que firmaban en los años 90. Página 12, que era un diario progresista no tenía baño para mujeres, entonces tenían que usar el baño de Jorge Lanata, su director.

 

¿Cuándo comenzó y cómo fue el proceso de escritura?

El proceso de investigación comenzó hace cuatro años, apenas termine mi anterior libro, “Guerras Mediáticas”. Le dediqué aproximadamente siete meses a cada capítulo, sobre todo los más históricos para los que se necesita un conocimiento más profundo de la época. Cuándo querés sentarte a escribir sobre la vida cotidiana en 1918, no sabés ni cómo era una silla, qué aspecto tenía. Hay que hacer una indagación que te lleva meses, pero hay momento en que te sentís autorizado a entrar en la época. Estás entendiendo el diálogo entre los contemporáneos de esa época, y ahí sí podés empezar a escribir.

 

¿A qué fuentes de información recurrió?

La investigación se hizo, sobre todo, con material escrito de la época, que conserva el tono y la voz propia. Lo que yo quería recrear es el tono de cada época. Usar las palabras y las expresiones del momento. Y así, lograr marcar un contraste, que la gente vea que cuándo va pasando el año, va cambiando la expresión.

Por tanto, mucho no me servía recurrir a historiadores, porque si bien saben muchísimo, nada te reemplaza el testimonio escrito. Hay un montón de testimonios, como pueden ser todos los periódicos y revistas. Ir a la hemeroteca y revisar esos periódicos es el mejor viaje que se puede hacer a ese momento. En aquel momento la mayoría de los protagonistas escribían lo que hacían, a veces faltan detalles más de la vida cotidiana, pero con eso te ayudan muchos extranjeros que venían a Argentina y dejaron testimonio de cómo vivían en Buenos Aires.

Por ejemplo, la relación entre los porteños y sus esclavos no es algo de lo que hablaban tanto los porteños, pero si a los extranjeros les llamaba la atención. La idea era entonces, traer el testimonio de la época y reflejarlo en el periodismo. La mayoría de los textos son originales de la época, y mi texto es una conexión entre los bloques de texto que me dio la historia para restaurar ese momento.

 

¿Qué ha significado y significa hoy ser un periodista?

Un periodista en 1818 era una persona intercambiable con un legislador o un funcionario, muy culto. Podía redactar un periódico de la misma forma que podía redactar una constitución. Empezaba a descubrir las competencias específicas del periodismo, cómo escribir claro, atraer la atención, sintetizar, leer materiales ajenos y presentarlos. Lo principal de su tarea era ser un político en los medios.

El periodista de hoy, en promedio profesional, es un periodista que tiene una idea política, pero tiene dos ideas más. Tiene una idea profesional y una idea económica también. Es cómo un cuerpo con tres almas: una política, una profesional y una económica. Todo lo que el periodista realiza es una tensión entre estas tres, y marcan la identidad del periodista. El periodista más inclinado a lo político, puede ser militante, el profesional está más separado de la militancia, y el que busca enriquecerse, tiende por lo económico claramente. Es una tensión natural y legítima que tienen los periodistas hoy.

El periodista de 1818 era una figura pública construyendo la república. Cuándo esos periodistas llegan no había periodismo, el único lugar dónde se hacía era en Buenos Aires, que encima llego muy tardíamente. En América Latina el centro del periodismo estaba en México, Guatemala y en Lima, Perú. Y también se ve la diferencia con Estados Unidos, donde la colonización llevaba siempre la imprenta, y en América del Sur la imprenta siempre llegaba en forma muy tardía a los pueblos que habían sido colonizados hace mucho tiempo. Por eso en Boston en 1918 había mucha más imprentas que en toda América Latina.

 

¿Y cuál cree que será el futuro del periodista?

No va cambiar la percepción del tiempo que tenemos, todos los periodistas que he analizado, tenían la percepción que la velocidad iba in crescendo y que ellos estaban en el centro de ese dinamismo. Eso no va cambiar, esa velocidad no destruye la sociedad ni genera procesos de decadencia cómo muchos dicen. Hay contrapesos y antídotos porque es un fenómeno que venimos denunciando hace 200 años y nunca se da.

En segundo lugar, el periodista va a seguir siendo siempre un animal de la información. Siempre al final del día lo que manda el periodismo es la información. El periodismo no es estético o una plataforma especial, una estructura narrativa especial sino que es la voracidad por la información, la capacidad de gestionar la mejor información de la forma más rápida para distribuirla la sociedad. La velocidad de la información es uno de los drivers del futuro del periodismo.

El futuro periodista ser también una persona con gran capacidad de generar entretenimiento, no hay periodismo sin estructura de atención. Desde 1818 los periodistas han necesitado llamar la atención para darle a la gente la información que quieren darle. El antagonismo entre entretenimiento e información es un drama porque demoniza aquello que le da fuerza a la información. Si se tiene una buena estructura de entretenimiento en la práctica periodística, el medio de comunicación tiene capacidad de entretener, de llamar la atención, la capacidad de dar información es mucho mejor.

Históricamente, las personas tenemos una mayor atracción por lo más interesante y no por lo más importante, siempre ha sido así. La información de calidad, la información relevante es de consumo semi voluntario. La estructura atractiva, el entretenimiento es necesario para promover ese consumo de información semi voluntario. Y eso está en el presente y en el futuro, tener la capacidad de cómo periodista mover el cuello de las personas para hacer mirar hacia un lado. Es un poder y muy importante y necesario en las sociedades, porque cada uno está en su burbuja, en su cámara de eco, secta y se necesita al periodismo que miré a la sociedad como comunidad y la oriente. Entonces, en el futuro los periodistas también serán orientadores.

 

¿Qué piensa de los diarios impresos y de los modelos de suscripción que están implementando los principales medios en todo el mundo?

Los diarios de papel van a quedarse cómo un medio de nicho, seguramente, van a mantenerse gracia muchas empresas.

El paywall es uno de los mecanismos que existe dentro de la pluralidad de financiamiento que tienen los medios. Si bien considero que deberían desarrollar más el e-commerce, el paywall es uno de los medios que es necesario explotar. No se puede dejar de obtener ingresos si se ve que el sistema funciona, ya irán mejorando.

A veces el problema del paywall es que atan mucho a los lectores fieles, que son los menos predispuestos a la innovación. Entonces muchos medios han debido producir cambios a costas de los lectores más fieles. Por tanto, si la estructura de financiamiento se vuelve muy dependiente de sus lectores más fieles eso tal vez te puede generar una rigidez para la para innovar y atraer una audiencia más joven.

 

¿Cómo se logra atraer a una audiencia joven y mantenerla informada?

Las audiencias ya han envejecido mucho, en el último capítulo doy el promedio de los suscriptores de cable y del paywall, y es todo arriba de 50, está bien que somos gente joven pero hay también más jóvenes.

Esa esa navegación que tienen que hacer los medios es hacia las distintas plataformas que van saliendo. Por ejemplo, los medios están todavía en la prehistoria con respecto a Instagram, es extraordinario la poca presencia e impacto que tienen allí, cuándo los sub 25 son, sobre todo, consumidores de Instagram. Es un gran pozo de petróleo muy poco explorado. Le tienen mucho respeto a las reglas culturales de Instagram y no quieren entrar a saco con la información. Pero el periodismo tiene que estar dónde está la gente.

Hoy los jóvenes claramente están en Instagram y está creciendo mucho Telegram también. Pero va mucho más allá de las plataformas. Instagram dentro de dos años puede desaparecer y que estemos hablando de otra plataforma. O cuándo el periodismo se asocie al internet de las cosas. Hacia dónde va a ir eso no lo podemos saber.

Pero, como decía Bazac, a fines del siglo XIX: “Si no ganamos un lector cada día, nos estamos muriendo”. Ese es el gran indicador. Yo no sé en qué red tenés que estar, pero si no estás ganando un lector, usuario o televidente por día, estás retrocediendo.

 

¿Cuál cree que tiene que ser el rol de los medios tradicionales frente a las noticias falsas?

Fake news son good news para los periodistas, ¿no? Por qué te dicen: “¿Vieron que se necesita a alguien que se dedique a verificar? Se necesitan de alguna forma referentes de instituciones y personas que se dediquen a chequear la información. No es un mundo en el cuál podamos auto informarnos, se necesitan instituciones especializadas. Pero también se necesitan unos niveles de credibilidad que hemos ido perdiendo, y además porque hay muchas instituciones que disputan tu información. Por tanto, no solo hay que recuperar la credibilidad perdida sino que incluso hay que ganar más que antes.

 

¿La revolución digital ha causado que la audiencia de medios disminuya, se disperse o que aumente?

Hay más consumo de medios que nunca en la historia. Pero desde el punto de vista de la credibilidad, la clave sería entender que el periodismo no es para todas las personas pero si para todos los públicos. En cualquier categoría social va a haber personas que tienen una necesidad de tener buena información, pero nosotros no tenemos que creer que todas las personas quieren tener buena información. Y entonces nuestro objetivo estratégico es conectarnos con todas los públicos entendiendo que no todas las personas de esos públicos van a tener una voluntad de asociarse con instituciones de referencia o de calidad. Pero no tenemos que dejar de pensar que en todos los públicos hay personas que si lo quieren hacer.

Si el periodismo no puede conectarse con todos los sectores de la sociedad eso afecta su servicio público. Y hoy por hoy, en la Argentina la histórica polarización social, la enorme fractura social, hace que el periodismo sea sobre todo una profesión de clase media que trabaja para la clase media y entonces, no termina siendo un conector de comunidad y esto afecta mucho la vida pública.

El periodismo contribuye a construir una base informativa común y si los sectores sociales tienen diferentes mundos informativos es más difícil hacer una comunidad juntos. Las herramientas digitales nos permiten cruzar muchas barreras para lograr eso también. Pero principalmente, se necesitan editores y en el sentido de pioneros. Siempre se necesitan en el ecosistema grandes pioneros y tienen que surgir en Argentina.