En “La Raíz (de todos los males)”, el periodista de La Nación Hugo Alconada Mon, relata con el mayor detalle posible la trama de impunidad judicial y política que beneficia y posibilita el desarrollo del sistema de corrupción argentino. Con nombres, fechas y datos precisos, el multipremiado periodista muestra el modo en que se carteliza la obra pública, se compra el silencio de los medios de comunicación y cómo se lava dinero en el país.

¿Por qué habrían de querer cambiar el sistema aquellos que acumulan poder espurio y fortunas ilícitas, y quedan impunes, sean políticos, empresarios, jueces, periodistas, banqueros o sindicalistas?, se pregunta Alconada Mon.

Hugo Alconada Mon es un abogado, escritor y periodista. Actualmente se desempeña como prosecretario de Redacción en el diario La Nación. “La Raíz (de todos los males)” es el quinto y último de sus libros de investigación. Ganó varios premios locales e internacionales, entre ellos el Moors Cabot, el Premio COLPIN y el Premio Adepa en la categoría Periodismo de Investigación.

¿Cómo surgió la idea de escribir este libro tras 20 años de investigaciones?

Este libro lleva 20 años de acumular material y comenzó, en realidad, cómo una idea que tenía en la cabeza y propuse al diario para un programa de televisión y ese programa no cuajo. Pero me obligó, como suele ocurrir con nosotros los periodistas, a poner el trasero en una silla y empezar a acumular ese material en cajas, en archivos informáticos y demás.

Lo que terminó ocurriendo fue que, al cabo de dos años, yo ya tenía el material sistematizado y la estructura del libro ya la había logrado encausar, el esqueleto. Lo que ocurría era que siempre venía algo más urgente que postergaba el libro. Ese es el motivo por el cual, el libro está dedicado a un amigo mío, a GDF, un buen amigo, por empujarme al abismo. Es un amigo íntimo mío, y allá por marzo de este año, mientras hablábamos cada uno de sus temas, le dije que seguía pensando en este libro y él me respondió: «Me tenés harto con este libro, porque hace dos años que me venís dando vueltas. No nos vamos a volver a juntar hasta que no te sientes a escribir». Y en ese momento cuando volví a la oficina, escribí las primeras líneas. Y así como comencé, no paré más.

¿Cuál es la hipótesis central de La Raíz?

La idea de que el poder en sentido amplio, no solo el poder político y económico, sino el social también, montó un sistema para la corrupción en la impunidad. Es decir, un sistema para robar y salir impune. Es un sistema que lo integran múltiples jugadores: la policía no reprime el delito, sino que lo regula; los fiscales no investigan; los jueces no juzgan; los periodistas no informan sino, que cobran por su silencio; los empresarios no compiten sino que se cartelizan; los políticos cobran coimas para poder financiar campañas que les permiten acumular poder para cobrar más coimas; los sindicalistas no defienden a los trabajadores sino que arreglan por negocios; la SIDE no hace tareas de inteligencia sino de apriete. Y, en definitiva, todos estos factores llevan al sistema que hoy tenemos, con una Argentina corrupta e impune.

¿Cómo pueden los ciudadanos rebelarse contra ese sistema corrupto e impune?

Para empezar, pretender que este sistema cambie por sí mismo es una ingenuidad. ¿Por qué querrían los beneficiarios del sistema cambiar lo los enriquece y mantiene impunes, si cambiando ese sistema terminan pobres y en prisión? Lo que yo planteo es que, solamente este sistema corrupto cambiara por una presión externa de aquellos que no se benefician de él, por el ciudadano común. Para eso, no estoy planteando una solución mágica, porque no la tengo. Lo que estoy planteando es que aumentemos la presión social, mostremos que nos interesa, que nos involucramos, porque lo peor que podemos hacer es mostrar desinterés. Mientras que nosotros no mostremos interés, ¿por qué lo cambiarían? No tendrían ningún motivo. Por el contrario, por qué es que, por ejemplo, ¿lograron avanzar y romper con la impunidad en el caso de María Soledad Morales en Catamarca? Porque la sociedad catamarqueña se movilizó con la marcha del silencio. ¿Por qué es que se logró avanzar sobre Yabrán? Porque la sociedad argentina mostró un límite, marcaron una línea roja sobre la que no podemos volver a cruzar. ¿Por qué es que las retenciones al campo durante el kirchnerismo no se aprobaron? Porque hubo una movilización social que asusto y metió presión a los legisladores. ¿Por qué es que fue tan sensible el debate contra o a favor del aborto? Porque la sociedad, a favor o en contra, se movilizó, y a los legisladores les quedo clarísimo que iban a ser los responsables por la decisión que tomaron.

¿En cuánto tiempo podría darse ese proceso en la sociedad argentina?

Creo que paulatinamente es posible. Además, insisto, acá no hay soluciones mágicas. Hay múltiples reformas que se pueden impulsar y que te van llevando hacia un lugar mejor, de manera paulatina. Acá no hay ni un mesías, ni soluciones mágicas, no hay un paquete listo para usar en cualquier parte del planeta, por supuesto que no. Pero todos sabemos acá que, por ejemplo, hay que terminar con el sistema de las boletas electrónicas que te las afanan en el día de la elección. No hay que ser un genio para saber eso, para saber que siempre lo primero que te van a preguntar es si tenés los fiscales suficientes. Todos sabemos que lo que hay que hacer acá es o el voto electrónico o la boleta única, ¿o no?

Entonces, ¿por qué no lo hacemos? De algún modo, todos sabemos que las campañas electorales se financian con el dinero negro que te tiran los empresarios, como mínimo, si no es que la policía es corrupta o si no es el narco. Tenemos que modificar eso e imponer otro tipo de financiamiento electoral, para que a su vez los políticos no tengan que pasar la gorra.

Son esas las reformas que no son tan difíciles, tan grandilocuentes, pero que te abren una oportunidad. Y otro ejemplo más, lo mismo tenemos con el tema de transparentar en serio las licitaciones públicas. Pero transparentar en serio, lo que significa, todo subido a internet. Todo es todo, absolutamente todo.

Entonces, esto te lleva (como sucede en Paraguay, en Colombia, en Costa Rica) a un programa que se está desarrollando ahora. El Banco Interamericano de Desarrollo solo con subir a Internet absolutamente todos los datos de cada una de las licitaciones e incluso que los ciudadanos puedan ir subiendo las fotos de cómo van progresando las obras, por ejemplo, de construcción de un puente, los costos de esas obras en cada uno de los tres países, bajo el 11%. Es francamente una estupidez. Por solamente, difundir por internet todas las obras públicas, bajes el 11% de los costos, ya el programa en sí de transparentar se financió a sí mismo. Ya saliste ganando.

¿Cómo fue el proceso de trabajo diario para escribir La Raíz?

Un martirio. Trabajo para el diario La Nación, al mismo tiempo, durante el primer semestre, yo tenía un programa de televisión en el canal de LN+, y al mismo tiempo, también tengo una familia. Lo que terminaba haciendo era trabajar sábados, domingos, feriados y francos. Y siempre que podía, a la mañana muy temprano. De hecho, yo escribo rápido, uno de los apodos que tengo en el diario es «Veloz». Pero dicho eso, aunque escribas rápido, después hay todo un proceso de edición, corrección y demás. Ese proceso incluyó, en definitiva, el convocar a seis personas: un político profesional, un economista, un ex funcionario del BID, un ex funcionario de la oficina anticorrupción, un fiscal. Personas que en el pasado me han criticado mi trabajo para bien, para mejorarlo. A los seis les di el borrador para que lo criticaran, y lo mejoraran, y lo corrigieron. A partir de la devolución de los seis, seguí escribiendo el borrador, que lo aumenté un 50%. Tras eso, contrate a dos verificadores de datos para que revisaron párrafo por párrafo del material y después de eso, tres abogados que verificaron todo para que no hubiera errores ni tampoco problemas judiciales, y después de eso complete el texto borrador.

¿Cómo afectaron al libro los recientes acontecimientos de la «causa de los cuadernos»?

Maravillosamente bien. Me soltó y me libero. Por ejemplo, para mí, el hecho de que Ernesto Clarens se presentará en Tribunales y pidiera acogerse como arrepentido, me permitió hundir mucho más el cuchillo y ser más asertivo en algunos tramos del libro, cuando yo en realidad a este señor (te digo un ejemplo entre muchos otros), ya lo había expuesto con su participación en este entramado ilícito en un artículo que publiqué en 2011. Es decir, hace 7 años. Tenía que moverme con mucho más cuidado y delicadeza. Cuando este señor va a Tribunales y tira la toalla, a mí me lo simplifico de una manera extraordinaria. Cuando el señor Carlos Wagner, ex presidente de la Cámara Argentina de Construcción, admite que se cartelizaron y que pagaron sobornos, me liberó los dedos. Había varios tramos del libro que habían sido revisados por estos señores que mencionaba antes, y de repente, me sentí mucho más suelto para poder escribir.

¿Cómo fue el tratamiento de las fuentes del libro?

Este libro está basado en 20 años de material, lo cual son 20 años de fuentes, de documentos, de cajas y cajas, de papel, pendrives (debo tener una quincena de pendrives de alto volumen completamente llenos) y que en definitiva son muchísimas. Por ejemplo, solo un capítulo de mi libro anterior «La Piñata», tenía 188 fuentes. A su vez, toda «La Piñata» es apenas un porcentaje mínimo de este libro, que ocupa mucho más tiempo. Entonces, se trata de miles de fuentes que, por supuesto, han sido todo un proceso acumulativo. Entonces, por ejemplo, Claudio Uberti, sobre quien escribí por primera vez en el año 2007, después de eso fueron muchas las personas que me han hablado sobre él, en la Argentina, en Uruguay, en Venezuela. A tal punto, que llegué a escribir un libro anterior a este, que era el del caso Antonini Wilson y que en definitiva, al cabo de pasados 12 años de escribir sobre este señor, te imaginarás la cantidad de fuentes que tengo sólo sobre él. Y como esto, te puedo estar mencionando, Panamá Papers, sobre la administración Macri, sobre la administración Menem, la administración de la Alianza. Son un par de ejemplos coyunturales.

¿Qué clase de impacto espera que tenga el libro?

Sería muy feliz si por lo menos a algunos de sus lectores los llevó a movilizarse un poco más, o por lo menos ayudarlos en lo que haya podido a comprender un poco más como son los sótanos, las cloacas de la Argentina. Porque, como mi trabajo es sobretodo sobre corrupción, sobre el mundo corporativo, el lavado de dinero, muchas veces mis amigos me dicen: «Hugo, ¿cómo es esto?», y me preguntan sobre el caso del momento, sobre el escándalo del momento. «Contame sobre Centeno», me dicen, o sobre Mario Pontaquarto, o antes, «¿Cómo es el caso IBM/Banco Nación?». Entonces, como periodista, terminas contando un poco más de la cocina de cómo son realmente todas estas historias. Si he logrado, que al menos algunos lectores comprendan un poco más cómo funciona realmente este sistema de corrupciones e impunidad, soy feliz. En verdad, feliz no sería el mejor adjetivo calificativo para un sistema de corrupción, pero se entiende lo que quiero decir. Satisfecho sería una mejor palabra.

 

 

Perfil de Hugo Alconada Mon: Es miembro del equipo que difundió Wikileaks; del equipo del International Consortium of Investigative Journalists (ICIJ), que ganó los premios Pulitzer (2017), Periodismo en Profundidad de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP, 2017) y George Polk Award (2018) por las investigaciones Panama Papers y Paradise Papers, Alconada Mon además obtuvo los premios Adepa (2000, 2012 y 2016), Pedro Joaquín Chamorro (Sociedad Interamericana de Prensa, SIP, 2009) y Transparencia Internacional-IPYS (2011 y 2014; menciones de honor 2009, 2010, 2013 y 2016). Además, ganó la distinción Grupo de Diarios de América (GDA, 2012) y Cruz del Sur (2013), y fue finalista del Daniel Pearl Award por una de las mejores cinco investigaciones del mundo del bienio 2008-2009. En 2015, Fopea lo galardonó por el mejor libro de investigación periodística y por periodismo de investigación nacional (2016), Santa Clara de Asís (2017), YMCA (2017) y Kónex de Platino (2017). Fue galardonado por Adepa en 2016 como ganador de la categoría Periodismo de Investigación.