La empresa lanzó su señal de televisión en Cablevisión y DirecTV. Además, a partir del 31 de octubre abandonó el formato sábana para pasar al tabloide en sus ediciones de lunes a viernes. Carlos Guyot, Secretario General de Redacción del diario, cuenta en entrevista con Adepa todas las particularidades de esta nueva etapa que recién empieza.
Si el ex presidente argentino, Bartolomé Mitre, visitara hoy la redacción del periódico que fundó, probablemente se sorprendería y desconocería aquello que construyó por 1870. Es que el diario La Nación está experimentando cambios muy profundos. No solo se encuentra lanzando su señal de televisión, sino que también abandonó el clásico y tradicional formato sábana – en sus ediciones de lunes a viernes – para reemplazarlo por un formato tabloide.
Tres sets de filmación, cámaras, luces, televisores, escenografía y camarógrafos en pleno trabajo. Todo en el medio de una clásica redacción en forma de “u” con escritorios, computadoras, papeles y sillas. Y en el centro, la sala de tapa, donde se reúnen los editores para definir cómo van a seleccionar y jerarquizar la información para el print. Si uno visitara el segundo piso de la Avenida Libertador al 101 sin saber con qué se va a encontrar, no terminaría de definir si se trata de una redacción o de un estudio de televisión. Lo cierto es que es una combinación de ambas cosas.
Carlos Guyot, Secretario general de redacción del diario, señala en relación a LN+, la nueva señal que comenzó a transmitir el primero de noviembre: “Una de las cosas interesantes y también originales es que todos los programas de piso se hacen en esta misma redacción y eso, entre otras cosas, nos asegura que esa consistencia periodística que hoy descansa en el talento de nuestros periodistas, va a estar presente”. Agrega que este lanzamiento es un movimiento más que tiende a expandir el alcance de su periodismo “para llegar a nuevas audiencias con el ADN de La Nación que tiene que ver con los contenidos de calidad”.
En ese sentido, esta nueva apuesta del diario pareciera ser una buena forma de enfrentar la crisis en el modelo de negocios que sufren varios actores de la industria periodística. Así lo expresa Guyot. Dentro de la estrategia de desarrollo de La Nación esta nueva plataforma tiende a tener una doble función: expandir los contenidos para llegar a nuevas audiencias y al mismo tiempo crear un nuevo canal de ingresos publicitarios que permitan sostener una operación editorial “grande y valiosa”.
Este proyecto se basa en que en el diario entendieron que tenían la capacidad de crear contenidos audiovisuales de calidad acompañada por una buena respuesta de la audiencia. Hace un año y medio arrancaron con “Conversaciones”, que ya lleva más de mil entrevistas y “más de 15 millones de views”, y este año comenzaron con PM, un noticiero on demand que transmite a las 19 horas en digital. “Ambos formatos han tenido mucho éxito en la audiencia y también en el acompañamiento de anunciantes de manera que nos dimos cuenta que teníamos la capacidad de construir una propuesta audiovisual”, declara Guyot.
Todo el contenido va a estar disponible en los celulares y en la pantalla de la computadora de una manera “muy amigable”, sencilla y tecnológicamente actual. Además, en La Nación creen que a mediano plazo el principal consumo va a ser digital y on demand. “Ese es uno de los motivos por los cuales no hacemos una señal de noticias. Por eso creemos que nuestra capacidad de crear contenidos tiene que ver con cuestiones más seriadas y que sean un poquito más perennes en su propuesta de valor. De hecho, en nuestro camino audiovisual no descartamos producir ficción o invertir en cine”, asegura Guyot.
En cuanto al personal, la empresa incorporó productores, camarógrafos, sonidistas, directores y algunas celebrities como Dolores Cahen D’Anvers, María Freytes, Diego Sehinkman y Juan Miceli, quien ya formaba parte del equipo de PM. “Pero además potenciamos el talento de algunas personas que ya trabajaban en La Nación”, cuenta Guyot. Si bien algunos periodistas tenían más experiencia en cámara que otros, realizaron un extenso coaching para capacitarlos.
Guyot asegura que aunque todos compiten por el tiempo y el interés de las personas, su oferta va a ser distinta: “Sí vamos a tener una pantalla caliente en términos de que es actualidad. En nuestra pantalla se va a hablar de las cosas que pasan, de las cosas que nos pasan, de las cosas que importan”. No tienen pensado competir con un canal o un programa específico. La competencia es, en general, por el tiempo disponible de la gente.
El diario trabaja conceptualmente en dos líneas simultáneas. “Por un lado hay un ADN que tiene que ver con la forma en que hacemos las cosas como la búsqueda de calidad, el chequeo de las fuentes, un modo muy colaborativo de trabajo y la oportunidad para que cada talento periodístico encuentre su mejor desarrollo”, dice Guyot. Y por otro, la forma en que ese trabajo se expresa en las distintas plataformas, que se realiza en equipos interdisciplinarios.
Estos equipos interdisciplinarios abarcan distintas aristas: algunos hacen periodismo enfocado en ciertos temas, se encargan de tener las mejores fuentes de información y de explicar las cosas de una forma más didáctica, cercana y concreta. Otros trabajan más sobre el producto. Estos son editores digitales cuya especialidad es saber cuál es el timing de publicación de determinados contenidos en las redes sociales o especialistas en visualizaciones e interactividad. Y también hay editores especializados en print, que tiene sus necesidades, su dinámica y su búsqueda de calidad en esa plataforma
El lunes 31 de octubre va a quedar marcado en el calendario histórico de La Nación. Quedará grabado como el día en que las ediciones de lunes a viernes abandonaron el formato sábana. “Este cambio tiene que ver fundamentalmente con que hemos detectado que la lectura del diario en esos días tiene una dinámica y un hábito distinto al de fin de semana. Es un diario que se lleva con uno, que es más móvil, que a veces está directamente en la oficina o en la mesa de desayuno y entonces creemos que con este cambio estamos colaborando para hacer esa experiencia de lectura más práctica”, explican desde la empresa.
Algunos lectores tradicionales sentirán nostalgia respecto del formato sábana. Pero Guyot asevera que su fortaleza está en el vínculo basado en una cantidad de cuestiones que exceden el formato, que tienen que ver con la mirada del mundo, con la agenda temática, con la manera en que está escrito el diario y con las preocupaciones del mismo. “Ahí reside el valor que encuentran nuestras audiencias y no solo va a estar presente, sino que va a estar sobreexpuesto”, predice. Pero él confía en que los lectores no tardarán más de dos o tres días en darse cuenta que todo esto responde a “una buena idea”.