Miguel José Gaíta, director de La Palabra de Berazategui desde 1976, reflexiona sobre un siglo de periodismo local. Este 7 de junio se cumplieron 100 años desde que Braulio Echeverría, un funcionario bancario con una vocación por el saber y la comunidad, fundara La Palabra de Berazategui. Fue en 1925, como respuesta a una denuncia vecinal contra una cristalería, que nació este medio con una premisa simple pero potente: ser la voz del vecino.

En aquella época, Berazategui era una zona rural con dos polos industriales que marcaban su pulso: la fábrica Rigolón, que empleaba a 6.000 personas, y más tarde Ducilo, fundada en 1934, con 3.000 empleados. El diario, entonces incipiente, se consolidó como testigo y partícipe de la historia local.
Para conmemorar este centenario, conversamos con el actual director del medio, Miguel José Gaíta, quien asumió la conducción en 1976. Con una trayectoria previa como administrador general del diario El Sol de Quilmes, Gaíta decidió hacerse cargo de La Palabra, al advertir “necesidades periodísticas insatisfechas” en la ciudad, y de esa manera pudo consolidar un medio local sólido, con identidad propia.

De la autonomía municipal a la Avenida de los Country
A lo largo de estas décadas, el periódico documentó los hechos y personajes más relevantes del distrito. Gaíta recuerda con afecto y admiración a Roberto De Vicenzo, el legendario golfista berazateguense, a quien describe como un “caballero en el deporte y en la vida”. También destaca el paso de jóvenes talentos por su redacción, como los periodistas Daniel Santoro y Alexis Quick, “a quienes vimos crecer de adolescentes para arriba”.
Uno de los momentos más trascendentes que vivió el medio fue, sin duda, la autonomía de Berazategui en 1962. “Fue cortar el cordón umbilical con Quilmes”, resume Gaíta. Y añade una imagen tan clara como cruda: “Nos entregaron el municipio con dos empleados, una jardinera con dos caballos, un escritorio y cuatro sillas”. A pesar de su peso industrial —y de la recaudación que generaba para Quilmes—, Berazategui sufría una notoria falta de inversión en servicios básicos. “De ahí deriva el resto”, dice, al recordar que ni siquiera podían llegar al cementerio de Quilmes en días de lluvia o que no contaban con calles pavimentadas ni hospital.
Otro hito urbano registrado por el diario fue la transformación del paisaje local con la creación de la llamada “Avenida de los Country”, encabezada por el pionero Country Abril, que posicionó a la zona como alternativa a los desarrollos en zona norte del conurbano.

El periodismo local, entre la pasión y la supervivencia
Mirando hacia adelante, Gaíta reconoce los desafíos actuales del periodismo: “Hay una reducción de universidades que dictan la carrera, y una crisis económica que afecta la continuidad de medios locales como La Palabra”. No obstante, mantiene una convicción inquebrantable: “Mientras haya alguien interesado en conocer la verdad y alguien encriptado para ocultarla, siempre va a existir el periodismo”.
Para él, el oficio no se improvisa. Insiste en la importancia de la formación y el compromiso. Y cita una frase entrañable de los viejos linotipistas: “La tinta entra por la sangre”. Esa misma pasión fue la que lo llevó a emprender este proyecto junto a su esposa, quien comenzó como correctora a los 16 años. Juntos, lograron llevar el diario de 400 a más de 6.000 suscriptores, transformándolo en lo que define como un “pan cultural”.
En tiempos de sobreinformación, su mensaje a la comunidad es directo: “Que no duden en acercarse a los medios tradicionales y bien entendidos. Siempre van a encontrar eco, y una defensa honesta en los periodistas de verdad”.
Con foco en Berazategui, pero también con cobertura en Quilmes y Florencio Varela, La Palabra sigue siendo, 100 años después, una voz necesaria. Firme. Cercana. Persistente.