Palabras del presidente de Adepa en la ceremonia de entrega de las distinciones del Premio al Periodismo Judicial, el miércoles 22 de septiembre, en la sala Gorostiaga del Palacio de Tribunales.

Estimado Presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Dr. Carlos Rosenkrantz, estimados colegas, amigos:

Estamos felices de poder regresar hoy, de manera presencial, a esta sede de la cabeza de uno de los poderes del Estado, y a un evento que ya se ha configurado como una tradición de nuestras dos instituciones: el premio a los mejores trabajos periodísticos en la cobertura de temas judiciales.

Esta es una ceremonia muy valorada por la prensa argentina. Y sin dudas es una gran responsabilidad compartir estos premios nada menos que con la Corte Suprema, el máximo tribunal del país, el que representa como símbolo la independencia y la autonomía del Poder Judicial, el que está llamado a garantizar la vigencia de los principios constitucionales, a sostener el Estado de Derecho, a proteger los derechos y las libertades de los ciudadanos. 

Todos conceptos familiares para nuestra profesión, el periodismo, que esencialmente nació en las democracias modernas como un contrapeso institucional, como la expresión de la ciudadanía -en sus diferentes voces y miradas- para acceder a la información pública, para auditar los actos de gobierno, para asegurar el escrutinio del poder. 

Salvando obviamente las diferentes responsabilidades institucionales, las normas procesales aplicables y el poder coercitivo, no es de extrañar que en las democracias modernas de todo el mundo, muchas veces las investigaciones periodísticas hayan derivado en denuncias y casos judiciales. Es más bien la naturaleza de ambas instituciones, y ello, lejos de ser una anomalía, debe ser visto como una señal de salud democrática, sobre todo cuando cada uno de los actores trabaja con honestidad, de acuerdo a sus reglas de su profesión, a los requisitos y a las leyes aplicables.

Entender también esas diferencias y la manera en la que funciona -o debe funcionar- el Poder Judicial, es uno de los objetivos de este Premio. Acercarle a la sociedad herramientas y análisis que le permitan entender el por qué de determinadas decisiones, las razones detrás de procedimientos que muchas veces pueden resultar incomprensibles y eternos, las exigencias del debido proceso y del derecho de defensa, la garantía de las múltiples instancias, etcétera.    

El 9 de diciembre del año pasado realizamos la ceremonia virtual de entrega de los Premios Adepa, en la que reconocimos a los ganadores de 21 categorías. Pero nos faltaba ésta, Periodismo Judicial. Como dijo en aquella ceremonia José Claudio Escribano, presidente de nuestra Comisión de Premios, estas distinciones se dieron como un reconocimiento excepcional a los colegas que han preservado, en estos azarosos meses, la llama inspiradora del oficio. “Unos, lo han hecho desde los puestos habituales de trabajo; otros, desde el refugio de hogares alterados en su rutina, y otros más, desde la calle, desde donde fuere, afrontando riesgos para la salud y la vida en misión laboral refractaria a dilaciones”.

Sin duda todos vamos a recordar 2020 y 2021 por habernos enfrentado a situaciones extremas. Algunos, al dolor de tragedias personales que dejaron una huella indeleble. Otros, al temor y la angustia de haber convivido con la enfermedad. De haber estado alejados de sus seres queridos. De haber perdido sus ingresos. Todos, con la sensación de que es muy posible que la incertidumbre y la inestabilidad sean parte de la nueva normalidad.

Y siendo conscientes de que estos retos verdaderamente angulares, que conmueven los cimientos de nuestra organización humana y de nuestra vida democrática, sólo podrán ser procesados de manera virtuosa y pacífica si la sociedad dispone de algo que nos atañe: información de calidad. Que no es otra cosa que lo que valoramos y destacamos desde Adepa con estos premios.

Antes de darle la palabra al Dr. Rosenkrantz y agradecerle a todos los miembros de la Corte Suprema el compromiso estable y permanente de estos años con el Premio -algo no tan usual en una Argentina de discontinuidades-, quiero aprovechar la ocasión para hacer un especial homenaje a dos personas fundamentales para Adepa y para la prensa argentina que hemos perdido en los últimos meses. Tanto Gregorio Badeni como Lauro Laíño han sido parte fundamental de estas distinciones. Actuaron como jurados de esta categoría, pero además sus nombres propios fueron y seguirán siendo un símbolo de la excelencia en el campo de las libertades de expresión y de prensa. 

El querido y admirado Goyo Badeni, de cuyo fallecimiento la semana pasada se cumplió un año, fue y sigue siendo una figura imprescindible, un profesional de renombre para el ejercicio del derecho en nuestro país y una referencia académica para la libertad de expresión en todo el continente. Su desempeño a cargo del Servicio de Orientación Legal de Adepa fue fundamental para que nuestra institución tuviera siempre los más altos estándares en materia de libertad de expresión.

Lo mismo podemos decir de Lauro Laíño, ex presidente de Adepa, quien partió en mayo de este año y fue una figura destacada en el ámbito periodístico de nuestro país, alcanzando posiciones de conducción en importantes medios periodísticos. En La Razón, como director editorial; en La Nación, como gerente de planes y desarrollo; y en La Prensa, como subdirector. En Adepa tuvo además una prolífica trayectoria, ocupando la presidencia y diversos cargos en el Consejo Ejecutivo, además de dirigir en los últimos años la Academia Nacional de Periodismo.

Vaya este homenaje a ambos en este día en el que celebramos los mejores trabajos en periodismo judicial. Felicitaciones a los colegas premiados y nuevamente muchas gracias al Dr. Rosenkrantz y a todos los ministros de la Corte Suprema por su apoyo permanente a Adepa y a sus premios.

Muchas gracias.