Daniel Rabinovich, mejor conocido en su entorno como “Neneco”, dejó un legado que los conocedores del grupo humorístico que integró difícilmente olvidarán. Ese grupo es Les Luthiers y, a 50 años de su primera actuación, acaba de ganar el Premio Princesa de Asturias.
Pablo Mendelevich, periodista del diario La Nación y del programa de radio El Exprimidor, y autor de “El Final”, “El país de las anatomías”, entre otros, se metió en el mundo de Rabinovich y reconstruyó su historia en las páginas de su nuevo libro “Neneco”.
En entrevista con Adepa cuenta cómo fue el proceso de escritura de la biografía del cómico que “lo movilizó” y las repercusiones que tuvo. Hasta ahora, parecen ser todas positivas. Tanto, que en su presentación en la Feria Internacional del Libro, Marcos Mundstock, uno de los compañeros de Les Luthiers del biografiado, expresó: “Leer el libro fue una visita de Daniel a mi casa, a mi familia”.
¿Qué te llevó a escribir un libro sobre Daniel Rabinovich?
La idea no fue mía sino de Susana Rabinovich, la mujer de Daniel, que con toda lógica quería rendirle un homenaje mediante un libro. Ella se la comentó a Carlos López Puccio. Y pese a mi perfil de periodista político, a López Puccio se le ocurrió que yo podía llegar a apasionarme con una biografía de Daniel. Así fue. Carlos me conoce bien, porque somos amigos desde hace más de cuarenta años, y como él dijo en la presentación de «Neneco» en la Feria del Libro, leyó todos mis libros. Más aún, el anterior, «El relato kirchnerista en 200 expresiones», lo prologó (por supuesto que en clave de humor). Cuando Susana me convocó, la idea me entusiasmó, creo que por motivos bastante obvios: Daniel, o Neneco, era alguien muy querido por todo el mundo, yo incluido. Y era difícil no estar al tanto de que se trataba de alguien con una vida muy rica.
¿Cómo se encara la biografía de un personaje tan multifacético?
Esta es una biografía autorizada, lo que significa que Susana me abrió todas las puertas. Eso me permitió entrevistar a gran cantidad de amigos, tíos, primas, sobrinas, allegados. Los testimonios fueron más de sesenta, desde Joan Manuel Serrat, directores de cine como Jusid y Taratuto, escritores como Sacheri, amigos de la infancia, los hijos, las nietas, hasta los psicoanalistas que tuvo Daniel, sus compañeros de billar y, en España -entre otros-, su instructor de vuelo en helicóptero y futbolistas como Gustavo López. Por supuesto, los testimonios más extensos son los de Marcos Mundstock, Jorge Maronna, Carlos Nuñez y López Puccio, quienes lo tuvieron como compañero durante medio siglo y cuentan todo, no sólo los secretos de Daniel como genial improvisador, también malhumores, celos, desencuentros.
¿Alguna anécdota o dato que te haya llamado la atención sobre Neneco al entrevistarte con las fuentes?
El libro está lleno de anécdotas tiernas y divertidas que involucran a personas tan variadas como Julio Cortázar, Astor Piazzolla, Tato Bores, Armando Bó, Magdalena Ruíz Guiñazú, Felipe González o Serrat, a quien ya te nombré, que fue uno de los grandes amigos de «Neneco» y dice de él cosas maravillosas llenas de poesía. En la extensa ronda de consultas a las fuentes lo que más me impresionó fue la puntualización uniforme de su calidad de amigo. Era un tipo muy empático, sensible, enormemente solidario, con una capacidad infrecuente para sentir, compartir y disfrutar cada momento. A su vez los testimonios de Inés y de Fernando, los hijos, son impresionantes, en especial por la profundidad que tienen.
En la presentación en la FIL tanto sus compañeros de Les Luthiers como su mujer opinaron que leer el libro fue como volver a encontrarse con Daniel, ¿cómo crees que lograste transmitir eso?
El método de reconstrucción de la vida de Neneco aquí es coral. Todos cuentan a Neneco muy bien y lo hacen con ganas y con admiración (lo que no significa que el material sea siempre glamoroso). Yo sólo fui el administrador, el que armó el rompecabezas. Acepto que para hacer el trabajo me consustancié con cada detalle de la vida de Daniel, pero hay otras dos cosas que explican lo sustancioso del libro: el patrocinio de Susana, a quien el entorno quiere tanto como a Daniel, lo que de algún modo no sólo me abrió puertas sino corazones, y la personalidad impar del biografiado, que enamora.
¿Qué otras repercusiones sobre el libro tuviste?
Confieso que después de que Susana y todo Les Luthiers dijeron, en privado y en público, que el libro les había gustado mucho y que “era tal cual” me quedé con la sensación de que pasé la prueba. Pero, sí, tuve muchas otras repercusiones en la misma dirección, tanto de fuentes como de muchos lectores que elogian al libro en las redes sociales, por suerte después de haberlo leído, lo cual es muy gratificante. Y por último está, si querés, la repercusión adentro mío. Hacer este libro me movilizó en lo personal.
Yo no escribí otras biografías como para poder comparar, pero hice infinidad de perfiles más o menos extensos para el diario La Nación y nunca experimenté nada parecido. Realmente Daniel fue un tipo tan intenso y polifacético como irrepetible.