Hace años ya, las compañías periodísticas que usan los muros de pago poroso juegan el juego del gato y el ratón con los usuarios de sus sitios. El 30 de julio, la última ronda de este juego prometió volverse más difícil.

Para un segmento determinado de los visitantes de los sitios con muros de pago poroso, el objetivo siempre ha sido encontrar la manera de burlar el paywall y continuar obteniendo gratis lo que otros pagan. Para las compañías que tienen muros de pago, ha sido lo opuesto: evitar permitir esa oportunidad.

Pero Google lanzó una actualización de su navegador Chrome a modo de insistencia. Como muchos conocedores de la industria ya saben, Chrome 76 promete darle fin a la habilidad de detectar el modo incógnito de Chrome.

Es algo que Piano Media y sus clientes -como todos en el campo- han estado observando de cerca. Pero mientras muchos lo ven como una crisis, para Piano es solo un signo dentro de una tendencia más grande y es algo que ya venía anticipando.

 

Desafiando la manera en que la Web funciona     

En la Web, si uno no inicia sesión, es anónimo. Y por lo tanto, los modos de navegación incógnitos o privados no son las únicas formas que los usuarios encuentran para burlar los muros de pago poroso. Aquellos que no las usan podrían fácilmente entrar en otro navegador o ir entre su teléfono y su computadora para evitar pagar. Tampoco es el primer caso en que la tecnología es subestimada porque va en contra de la manera inherente en que la Web fue creada para funcionar.

Uno solo debe recordar las fingerprinting de los navegadores como ejemplo. Al examinar las fuentes y los plug-ings que los usuarios han instalado en el nivel del navegador, el fingerprinting determina si su dispositivo en ese punto geográfico es único. Teóricamente, eso le permite a un medio rastrearlo incluso si ese usuario elimina las cookies. Cuando se lanzó el iPhone, el fingerprinting del navegador se volvió obsoleto, ya que no tiene ninguna fuente o plug-in especial. Así se dejaron de diferenciar entre sí esos dispositivos y adiós a las huellas digitales.

Si uno diseña lagunas o métodos alternativos, eventualmente serán arreglados. Esa es la manera en que la tecnología funciona. Esto es por lo cual los mejores resultados ocurren cuando la Web es usada en la manera que debe ser usada.

Entonces, en el caso de los muros de pago poroso, ¿Cuál es la alternativa?

 

Cambiar el control de acceso del lado del cliente al lado del servidor

Para entender dónde están los problemas de los muros de pago poroso – y cuáles son las otras opciones – es importante entender cómo funcionan. El modelo más común permite al navegador cargar una página – todo el contenido de un artículo, por ejemplo – y después superpone el mensaje del paywall, bloqueando la lectura del usuario. Este depende de JavaScript en el navegador para manejar la superposición y las cookies que rastrean cuántas visitas a la página el lector consumió.

Pero ese modelo simple – que simplemente pone una máscara sobre el contenido – es fácilmente evadido con una pequeña sofisticación técnica.

En vez de simplemente poner una máscara sobre el contenido y esperar que los usuarios no encuentren una manera para sacarla, un control de acceso adecuado no requiere mandar el contenido al navegador desde un principio al menos que el usuario ya haya sido autenticado como un consumidor pago. Y funciona. Piano tiene clientes con ambos muro de pago medido y modelos fremium, y aunque solo el 14% usa freemium, estos sitios tienden a golpear por encima de su categoría de peso. Incluso cuando uno remueve la información que ha funcionado de forma atípica, sus clientes freemium representan en 36% de los usuarios activos, o más que 2.5 veces su parte.

¿Para qué buscar una manera de evadir la manera en que fue diseñada la Web para funcionar cuando podés crear un producto cuando los usuarios se adherir a formas de usar la tecnología para las que se deben usar?

 

La ventaja del freemium           

Esas ventajas técnicas son solo el principio. La empresas que implementan el modelo freemium también gastan más tiempo y esfuerzos en las primeras instancias, determinando exactamente lo que venden. Llegaran a conocer a sus usuarios para entender el valor que esperan encontrar en sus contenidos. Esto significa que trabajan con ellos en vez de luchar contra ellos.

Cuando uno hace todo ese trabajo al principio, termina con un mejor entendimiento de qué define su producto exactamente y lo diferencia de la competencia. Debe también entender mejor por qué su audiencia específicamente querría pagar. Un modelo freemium ofrece una mejor visión sobre cuándo y dónde un producto no está funcionando, permitiendo a las empresas periodísticas modificar su posicionamiento, producto, o el precio correspondientemente.

Para facilitar eso, las empresas pueden probar y optimizar su estrategia de suscripción, introducir promociones y ofertas, y desarrollar y mejorar el flujo de la navegación de sus clientes. Esas acciones van a llevar esas estrategias de suscripción adelante a la larga.

Las empresas periodísticas en la Web abierta están pasando a un modelo menos anónimo para igualar el estatus de siempre registrados que Facebook y Google gozan ahora. Eso es bueno para los medios y bueno para los usuarios porque pone a ambas partes en mejor control de su relación y del valor de intercambio por contenido, información y dinero.

La desaparición de la habilidad de rodear el modo incógnito es justo el último desarrollo de esa evolución.

Por Trevor Kaufman
CEO – Piano

Artículo original publicado en inglés, traducido por Adepa.