En cuestión de días regiría en la Unión Europea el derecho de autor ampliado para diarios y productores de contenido online: beneficia financieramente a las editoriales, pero es resistida por buscadores y agregadores de noticias con la advertencia de que restringe la circulación de información en Internet. Los argumentos a favor y en contra.

Por Diego Dillenberger

La semana próxima el Parlamento Europeo podría convertir en ley el proyecto que obliga a las plataformas de internet, como Google y Facebook, a revisar todo contenido que se sube a ellas en función del derecho de autor original. La ley también obligaría a que buscadores como Google acuerden con las editoriales “convenios de licencia justos y adecuados”.

Esta ley -aprobada la semana pasada por la Comisión de Justicia del Parlamento Europeo- no sólo terminará en Europa con el esquema de negocios en torno al contenido que circula en internet tal como lo conocemos desde hace más de dos décadas: tiene el potencial de extenderse rápidamente al resto del mundo.

En síntesis: las editoriales productoras de contenido y noticias se verán beneficiadas con un ingreso que hoy, indirectamente, se lo queda fundamentalmente Google a través de los ingresos publicitarios que producen sus búsquedas.

Esta ley, como es previsible, tiene defensores y detractores.

La semana pasada 28 directores de diarios alemanes firmaron una carta a los diputados europeos de Alemania para reclamarles un derecho de autor más amplio para toda la Unión Europea: “Vemos con preocupación que el financiamiento del trabajo de nuestras redacciones está cada día más en riesgo, porque empresas comerciales toman titulares y partes del texto o artículos completos de nuestra oferta digital sin pagar nada”, decía la carta.

Los editores de diarios reclaman en esa misiva “la misma protección sólida que gozan la Industria del cine la televisión y la música desde hace mucho tiempo”.

Cómo es previsible, no todos en el mundo de los medios comparten la visión de las 28 editoriales alemanas. Para la editorial de Der Spiegel es un regalo que les hace la política a los periodistas y lo considera una suerte de máquina de generar billetes para quedar bien con el periodismo.

Muchas organizaciones no gubernamentales protestaron contra esta ley, que terminaría con la internet tal como la conocemos, ya que toda plataforma por la que pase contenido deberá filtrar cada posteo de sus usuarios para comprobar que no usen informaciones de terceros.

Entre los objetores de esta ley hay varios de los pioneros digitales, entre ellos el inventor de la World wide web, Tim Berners Lee, y el fundador de Wikipedia, Jimmy Wales.

La editorial que más presión ejerció sobre los legisladores europeos de Alemania es Axel Springer, editora de éxitos como el diario Bild y Die Welt.

La ley contempla un derecho amplio por 5 años a favor de las editoriales de medios, que recibirán dinero incluso por los llamados “snippets”, que son fragmentos de artículos elegidos automáticamente para mostrar parcialmente a los usuarios en las búsquedas.

La ley aclara que el derecho de autor no se puede extender a los links que conducen hacia las noticias. Esta aclaración es relevante, porque los opositores a este derecho de autor calificaron el proyecto de ley como “impuesto al link”.

La sanción en comisión generó protestas de todo tipo de entidades y cámaras que ven en el derecho de autoría una suerte de censura contra la libertad de expresión en Internet. La BBC, contraria a la ley, afirmó que estarán prohibidos los miles de memes que circulan diariamente.

Otro prejuicio contra esta ley es que va a beneficiar solamente a las grandes editoriales. Por el contrario, sus autores sostienen que promoverá la diversidad de medios chicos en internet en Europa.

Otra afirmación dice que el derecho de los editores destruirá a internet. Los defensores del derecho de autor de la Unión Europea señalan que las industrias del cine y la televisión o la música tienen una protección similar y no dañaron internet.

Otra afirmación apunta a que los derechos de los editores limitarán compartir contenidos, con lo cual se perjudicará a los usuarios.

Por el contrario, los editores destacan que nada limitará compartir links de sus contenidos en las redes sociales con amigos y familiares, ya que está en el propio interés de los diarios y revistas que los usuarios compartan sus contenidos.

Se afirma incluso que el derecho de autor en internet limitará la libertad en la red, a lo que los editores oponen que el objetivo de los derechos de autor es asegurar a las editoriales y sus colaboradores el derecho a recibir una compensación por el valor de los contenidos que crean.

También se afirma que las pequeñas editoriales fracasarían por culpa de esta ley, a lo que los editores aclaran que algunas de las mayores empresas multinacionales de medios están en mejores condiciones de defenderse solos y negociar sus derechos con las grandes plataformas, como Google, mientras que la ley protege a los chicos sin capacidad de negociación.

También ante la afirmación de que esta ley puede afectar startups de medios y la innovación periodística, los editores defensores de este derecho de autor sostienen que estos ingresos adicionales abrirán nuevos canales de Innovación para diarios y revistas online.

Otra de las afirmaciones de los enemigos del derecho de autor en internet es que se trata de un “impuesto al link de Google”, a lo que las editoriales responden que se mantiene la libertad de clickear gratuitamente.

La ley les habilita un derecho a las editoriales a cobrar por el contenido si lo desean, pero pueden entregar sus notas gratuitamente.

Otra argumentación de los contrarios al derecho de autor pago es que se beneficia a las editoriales en contra de los periodistas, a lo que los defensores de la ley oponen que al mejorar la posición económica de las editoriales se mejoran las posibilidades laborales de los periodistas.

Los contrarios a la ley también argumentaron que desde hace tres años rige en Alemania una ley similar qué fracasó, porque generó enormes costos legales y muy poco royalty para las editoriales. A lo que los defensores del derecho de autor explican que toda nueva que defiende un derecho tiene en una primera etapa más costos legales para aclararla en tribunales los beneficios que trae pero que esta ley está pensada para un largo plazo.

También se argumenta que el upload filter de contenidos incluido en esta ley es una suerte de censura previa.

Las editoriales contestan que una prensa libre e independiente no sólo precisa del derecho de autor para hacer independiente sino también la libertad de prensa como contenido, y estos filtros evitan que se ataque a la democracia.

Otro de los argumentos de los contrarios de esta ley es el caso español en dónde directamente Google canceló el servicio de Google News en 2014 durante su pelea con las editoriales, y en consecuencia las cifras de usuarios bajaron 15% junto con la publicidad.

La realidad es que al poco tiempo de esta caída inicial, la cantidad de usuarios volvieron al número original.