Un informe, encargado por la UNESCO y producido por el Centro Internacional para Periodistas (ICFJ), titulado “The Chilling: What More Can News Organisations Do to Combat Gendered Online Violence?“, escrito por Julie Posetti y Nabeelah Shabbir, destaca el papel esencial que desempeñan las organizaciones de noticias en la prevención y el abordaje de la violencia de género en el ámbito digital, enfatizando la necesidad de adoptar medidas proactivas para proteger y apoyar a las periodistas que enfrentan estos ataques.
El análisis profundiza en los retos que las mujeres periodistas encuentran en línea, señalando problemas sistémicos dentro de las redacciones, como culturas de trabajo hostiles y desigualdades estructurales, que contribuyen a la subnotificación de estos incidentes.
El estudio enfatiza la importancia de un enfoque colaborativo entre las organizaciones de noticias, las fuerzas del orden y otros actores relevantes para crear entornos de trabajo más seguros e inclusivos para las mujeres en el periodismo.
Entre las recomendaciones clave, el informe insta a las organizaciones de noticias a recoger y analizar datos sobre la violencia en línea, a desarrollar bases de datos desagregadas por género de los incidentes y sus seguimientos, y a colaborar estrechamente con las autoridades para asegurar que los perpetradores sean llevados ante la justicia de manera segura y efectiva.
Estas son las 26 recomendaciones para la acción que ofrece el informe. Las organizaciones de noticias podrían:
- Reconocer la violencia en línea de género como un problema de seguridad en el lugar de trabajo experimentado por sus periodistas (ya sean empleados o freelancers). Entender que esto se aplica independientemente de si el abuso está dirigido al periodista en su propio sitio web de noticias, o un servicio digital propiedad de un tercero.
- Asegurar que la violencia en línea se entienda como “real” y que la lesión psicológica sufrida por las mujeres periodistas bajo ataque se reconozca como grave.
- Reconocer los aumentados riesgos e impactos interseccionales que enfrentan las mujeres periodistas en el nexo de la misoginia, racismo, intolerancia religiosa, homofobia, transfobia y otras formas de discriminación que requieren reconocimiento en las directrices editoriales y protocolos de respuesta a la violencia en línea.
- Reconocer la correlación (y potencial vínculo causal) entre la violencia en línea y los ataques fuera de línea, y responder en consecuencia asegurando que las estrategias defensivas integren la seguridad física, seguridad digital, apoyo psicosocial (incluyendo acceso a asesoramiento especializado consciente del trauma), respuestas editoriales y asistencia legal.
- Evitar hacer que las mujeres periodistas sean responsables de su propia protección y defensa.
- Desarrollar o mejorar protocolos de redacción que puedan abordar la violencia en línea contra las mujeres periodistas, reconociendo su exposición adicional al riesgo.
- Dichos protocolos deberían estar diseñados para identificar, monitorear, prevenir y responder a la violencia en línea. Deberían ser sensibles a las amenazas interseccionales, y también deberían ser revisados regularmente para que respondan a la naturaleza cambiante de la violencia en línea de género.
- Asegurar que estos protocolos tengan en cuenta contextos de plataformas de redes sociales armadas, desinformación viral, extremismo de derecha y redes de conspiración.
- Establecer procedimientos y sistemas que cubran tanto a empleados como a freelancers.
- Hacer un llamamiento a los oficiales de la ley para proteger a aquellos que son objetivos y procesar a los perpetradores en aquellos países y circunstancias donde es seguro hacerlo (teniendo en cuenta las interseccionalidades y realidades globales).
- Recopilar y analizar datos relacionados con la violencia en línea y sus efectos, tal como lo experimentan empleados y freelancers, y crear una base de datos desagregada por género de ocurrencias específicas, y cualquier seguimiento. Usar esto internamente para mantener los protocolos bajo revisión, y hacerlo disponible a investigadores de confianza internacionalmente, para que la naturaleza cambiante de los ataques pueda ser monitoreada, y la eficacia de la acción remedia pueda ser evaluada.
- Proporcionar iniciativas educativas y de formación específicas para empleados y freelancers.
- Nombrar un Editor de Seguridad Digital con capacidades y responsabilidades que conecten las funciones editoriales, la seguridad digital y la seguridad del periodismo. Este puesto debería incluir criterios de selección que reflejen la necesidad de conciencia de género y comprensión de las amenazas y los impactos interseccionales.
- Asignar a una persona/equipo encargado de tratar el monitoreo y reporte de ataques a través de plataformas, mensajería privada, correo electrónico y en diferentes dispositivos cuando una periodista mujer está bajo ataque.
- Liderar desde la cima: crear una cultura empresarial de igualdad de género y cero tolerancia a las amenazas y el acoso (en línea o fuera de línea) contra el personal, o mujeres periodistas de otros medios.
- Establecer procedimientos claros y transparentes relacionados con la moderación de contenido y comentarios en sitios web corporativos, junto con directrices comunitarias claras, y formar al personal relevante en consecuencia. Aplicar estos principios – donde sea posible – a las comunidades de redes sociales creadas y curadas por la organización de noticias.
- Responsabilizar a las compañías de redes sociales a través de reportajes de investigación, y a través de la abogacía por la libertad de medios y la seguridad de los periodistas, independientemente de los lazos comerciales con las plataformas.
- Usar el periodismo de investigación y de datos como contramedidas tanto para aumentar la conciencia sobre la violencia en línea de género, como para investigar y exponer a los perpetradores (incluidos ataques orquestados y/o patrocinados por el Estado).
- Asegurar que la cobertura evite inflamar a las turbas en línea que se dirigen a mujeres periodistas amplificando y legitimando sus ataques.
- Evitar “culpar a la víctima” y restricciones de expresión al responder a casos de violencia en línea de género, reconociendo que el objetivo no tiene la culpa del abuso, acoso o amenazas a los que está sometida. Empoderarla para que hable, reconociendo que “no alimentar a los trolls” es una respuesta inadecuada.
- Asegurar que las políticas sobre el uso de redes sociales representen una “calle de doble sentido” – donde las obligaciones del periodista de comportarse profesionalmente en las redes sociales sean igualadas por un compromiso de apoyarla y defenderla cuando está bajo ataque.
- Trabajar colaborativamente con otras organizaciones de medios, asociaciones profesionales y organizaciones de la sociedad civil para monitorear la violencia en línea, crear modelos robustos integrados de evaluación de riesgos, evaluar modelos de recuperación y crear directrices estándar de la industria, sistemas de apoyo y formación.
- Abogar para que los gobiernos reconozcan formalmente que la violencia en línea dirigida a periodistas es un ataque a la libertad de expresión (incluyendo la libertad de prensa), y que tiene un impacto desproporcionado en mujeres y periodistas marginados.
- Abogar para que las compañías de redes sociales reconozcan las necesidades especiales y el estatus de las mujeres periodistas – con sensibilidad a los riesgos interseccionales – e introduzcan unidades de respuesta rápida enfocadas en la seguridad de los periodistas, con puntos de contacto humanos.
- Apoyar la regulación para hacer que las compañías de redes sociales sean responsables de la seguridad de las mujeres periodistas en sus servicios.
- Actuar según la recomendación de noviembre de 2021 del Grupo de Expertos del Consejo de Europa sobre la Acción contra la Violencia hacia las Mujeres y la Violencia Doméstica que alienta a las organizaciones de medios y sindicatos de periodistas a “tomar pasos concretos para erradicar la discriminación basada en género, actitudes de culpabilización de la víctima y violaciones de la privacidad de las víctimas de violencia de género contra mujeres y sus hijos en todas sus actividades periodísticas. Deberían realizarse más esfuerzos para erradicar las dinámicas de poder dominadas por hombres en los paisajes mediáticos”.